LUIS DE GÓNGORA Y ARGOTE

Canción ( escrita en 1600)

 

¡Qué de envidiosos montes levantados,

de nieves impedidos

me contienden tus dulces ojos bellos!

¡Qué de ríos de hielo tan atados,

del agua tan crecidos,

me defienden el ya volver a vellos!

¡Y que, burlando de ellos,

el noble pensamiento

por verte viste plumas, peina el viento!

Ni a las tinieblas de la noche oscura

ni a los hielos perdona,

y a la mayor dificultad engaña;

no hay guardas hoy de llave tan segura

que nieguen tu persona,

que no desmienta con discreta maña;

ni emprenderá hazaña

tu esposo, cuando lidie,

que no la registre él, y yo no envidie.

Allá vueles, lisonja de mis penas,

que con igual licencia

penetras el abismo, el cielo escalas;

y mientras yo te aguardo en las cadenas

desta rabiosa ausencia,

al viento agravien tus ligeras alas.

Ya veo que te calas

donde bordada tela

un lecho abriga y mil dulzuras cela.

Tarde batiste la envidiosa pluma,

que en sabrosa fatiga

vieras (muerta la voz, suelto el cabello)

la blanca hija de la blanca espuma,

no sé si en brazos diga

de un fiero Marte o de un Adonis bello;

ya anudada a su cuello,

podrás verla dormida

y casi trasladada a nueva vida.

Desnuda el brazo, el pecho descubierta,

entre templada nieve

evaporar contempla un fuego helado,

y al esposo, en figura casi muerta,

que el silencio le bebe

del sueño con sudor solicitado.

Dormid, que el dios alado,

de vuestras almas dueño,

con el dedo en la boca os guarda el sueño.

Dormid, copia gentil de amantes nobles,

en los dichosos nudos

que a los lazos de amor os dio Himeneo;

mientras yo, desterrado, destos robles

y peñascos desnudos

la piedad con mis lágrimas granjeo.

Coronad el deseo

de gloria, en recordando;

sea el lecho de batalla campo blando.

Canción, di al pensamiento

que corra la cortina,

y vuelva al desdichado que camina.

 

NOTAS PARA EL COMENTARIO

 1) Estrofa, tema y tipología textual

      La canción  está formada por seis estancias que _sin tener en cuenta los tres  versos  que cierran la composición_ tienen la misma estructura: nueve versos endecasílabos y heptasílabos rimando en consonante y con una distribución que es la de la octava real sólo que con un verso más, el séptimo: A b C A b C c d D.

      El tema desarrolla uno de los motivos más gratos a la poesía  barroca y a la de de todos los tiempos: el amor imposible. En esta canción, tal vez una de las  composiciones más bellas y atrevidamente eróticas de la lírica castellana, el enamorado sabe que su amada va a casarse y a él sólo le queda el recurso de lamentarse y de imaginar la felicidad de la noche de bodas. Para ello hace que su pensamiento traspase las barreras físicas y llegue hasta el mismo tálamo de los desposados.

       Se trata pues de un texto narrativo, escrito en primera persona, por lo tanto con técnica de narrador-personaje. En el texto se incluyen breves descipciones: la topográfíca con que comienza la canción, en la que el poeta se refiere a las barreras físicas que también lo separan de su amada, aumentadas con las inclemencias del invierno (hielo y nieve), y más adelante apuntes al físico de la amada desnuda contemplada por el pensamiento. Las acciones corresponden, fudamentalmente, al pensamiento, protagonista de esta historia: viste, pisa, perdona, engaña, desmienta, vueles, penetras, escalas... Además de las llevadas a cabo por la naturaleza personificada (contienden, impiden), otras acciones serán realizadas por los coprotagonistas, los recien casados, bien conjuntamente (dormid), bien por el  esposo (emprenderá, lidie), bien por el objeto de los deseos del narrador: anudada, dormida. El yo narrativo aparece como sujeto (voy), pero más frecuente como complemento pronominal (me..me) o determinante posesivo (mis).

      El poeta se sirve del presente para actualizar la acción y los sentimientos, y del imperativo para ordenar a su trasunto (el doble de su personalidad)  lo que debe hacer. De esta manera, el pensamiento se convierte, además de en  protagonista como el otro yo del narrador,  en narratario, en receptor de los mensajes del emisor. Si bien este tú narrativo en la  primera y segunda estancias se refiere a la amada, y el pensamiento rige verbos en tercera persona. Con lo cual, el narratario en estas primeras estrofas sería la enamorada. De ello me ocuparé al analizar cada una de las estancias.

     El subjuntivo aparece con su valor dubitativo (lidie) o desiderativo con valor también de imperativo (vueles, agravien), mientras que el pretérito perfecto simple nos indica la acción acabada (batiste) del pensamiento, con complicadas  connotaciones semánticas que analizaré más adelante.

   

2) Comentario de cada estancia

  • PRIMERA ESTANCIA: Es el planteamiento de la situación o conflicto dramático del narrador: la naturaleza le impide ver físicamente a su amada, destinataria del mensaje o narrataria en esta primera estrofa. Para sortear estas barreras,  será el pensamiento el que deba visitarla en  lugar del poeta. Recursos poéticos (Pulsa AQUÍ  para acceder a la explicación sobre el significado y uso de los recursos poéticos) :

    • anáfora: qué...qué...qué

    • personificación: envidosos montes, me contienden...me impiden.

    • metáfora: de yelo tan atados: el agua congelada impide que el río fluya, está atado.

    • bimemebración y metáfora: viste plumas, pisa el viento. Estas métáforas, que expresan la rapidez del pensamiento capaz de volar y de dejar atrás al viento, me traen a la memoria un relato popular, el de Blancaflor, la hija del diablo. Cuando Blancaflor y su amante están en peligro de ser aniquilados por el padre de la joven _el demonio_ ésta  dice a su enamorado que baje a la cuadra, donde hay dos caballos, el Viento y el Pensamiento, y que ensille al segundo, porque nada hay más veloz que el pensamiento y el viento nunca podrá alcanzarlo. El atolondrado mancebo se equivoca y, a partirr de aquí se iniciará una persecución en la cual se demuestra la sùperioridad del Pensamiento para vencer en carrera al Viento.

  • SEGUNDA ESTANCIA: En ella se nos van a contar las excelencias del pensamiento y cómo puede burlar cualquier dificultad. En esta estrofa el poeta también se refiere a la enamorada en segunda persona (, tu esposo), mientras que el pensamiento aparece, al igual que en la primera, en tercera persona. Se diría que la obsesión amorosa todavía impide al emisor dirigirse a nadie que no sea su amada. Recursos poéticos:

    • anáfora: ni...ni

    • metáfora: lidie. Auque el verbo podría estar usado en su sentido literal (luche), creo que aquí tiene connotaciones sexuales. Primero por el tema de la composición (el pensamiento va hasta la habitación de los amantes, y, por ende, ve, registra lo que están haciendo); segundo, por las consecuencias de esta lidia  (y yo no envidie, dice el amante despechado), y tercero porque, desde la Edad Media, el acto sexual se identificaba con la lucha: "vente conmigo, serrana, que quiero luchar dos pares".

  • TERCERA ESTANCIA: El pensamiento vuela hasta el tálamo nupcial y se introduce en él. El emisor ya le hace su receptor, confidente o narratario, sustituyendo a la enamorada. Recursos poéticos:

    • metáfora y paradoja: lisonja de mis penas. Con este vocativo el poeta nos dice que el pensamiento es, a la par, algo agradable y útil porque va a ver a su amada  y a contárselo, pero también desagrable por lo que dirá  que hace ésta con otro.

    • quiasmo: penetras el abismo, el cielo escalas.

    • metonimia: en las cadenas. Según la tradición petrarquista, el enamorado estaba encadenado a su amor, era sus esclavo.

    • metáfora (y personificación) : al viento agravien tus ligeras alas. El pensamiento va a ganar la carrera al viento (otra vez el recuerdo de Blancaflor) y éste, por ello, se va a sentir ofendido.

    • metáfora: que te calas. Desciendes en vuelo picado como las aves para introducirte en el lecho nupcial. Hay que tener en cuenta que las camas de esta época tenían un  dosel o armazón sobre ellas con cortinas con el fin de resguardarlas del frío y preservar la intimidad de la pareja, como expresa este verso bimembre: un lecho abriga y mil dulzuras cela.

  • CUARTA ESTANCIA: Esta estancia, una de las más logradas descripciones poéticas del acto amoroso, presenta una dificultad en sus primer verso: tarde batiste la envidiosa pluma. No me refiero a la acción (batir la pluma,  metonimia por mullir el colchón de plumas), sino al sujeto omitido, es decir, ¿quién se esconde tras la segunda persona? Una primera interpretación podría indicar que es ella, con lo cual el verso tendría la connotación sexual de la mujer moviéndose en el coito. Sin embargo, el adverbio temporal sería difícilmente explicable. Además, está claro que el tú gramatical del segundo verbo (vieras) corresponde al pensamiento. Así, es el pensamiento quien agita o mueve el colchón para mullirlo. Con todo, el complemento circunstancial de tiempo (tarde) me sigue desconcertando. ¿Porque cuando quiere ablandar el lecho ya están en él los amantes? Con esta incognita pasamos al análisis de los recursos poéticos de la estrofa:

    • oxímoron: sabrosa fatiga. Comienza la descripción de la lidia amorosa presenciada por el pensamiento.

    • acusativos griegos y paralelismo: muda la voz, suelto el cabello.  Tal vez una de las descripciones más ajustadas y plásticas sobre el orgasmo femenino  de la lírica hispana.

    • perífrasis mitológica con epítetos paralelísticos: la blanca hija de la blanca espuma. Es clara la referencia a Afrodita, nacida de la espuma provocada al caer al mar los  testículos  de Saturno segados por su hijo. Los versos siguientes insisten en la identificación de su amada con la diosa del amor, al convertir al marido en uno  de los muchos amantes de la diosa, si bien los más representados en literatura y artes plásticas son Adonis y Marte. Es significativo que no se imagina a Venus en brazos de su marido (Hefaistos-Vulcano), sino en los del dios de la guerra o en los del símbolo de la belleza masculina, es decir la ve en amores adulterinos no después del matrimonio, como según la leyenda ocurriría, sino desde la misma noche de bodas, algo que ningún mitógrafo se había atrevido a afirmar. ¿Le traiciona el subconsciente al amante mirón?

    • Metáfora: ya anudada a su cuello. Tras el acto sexual el poeta pinta la felicidad de los amantes con diferentes figuras: ella tierna y férreamente abrazada al marido, y él, en hipérbole definitiva, casi muerto de placer (trasladado a nueva vida).

  • QUINTA ESTANCIA: Continúa la descripción de la pareja dichosamente rendida por la fatiga amorosa. El poeta acaba la estrofa con una exhortación a los amantes que recogerá en la estrofa siguiente: dormid. Recursos poéticos:

    • Acusativos griegos y quiasmo: desnuda el brazo, el pecho descubierta. De nuevo se sirve de estos recursos para pintar en primer plano la imagen de la amada amorosamente satisfecha.

    • Metáfora, dilogía y oxímoron: templada nieve. Se refiere a la blancura de las sábanas pero, como ello le ha llevado a igualarlas con la nieve, juega con otro significado de esta voz, el frío propio de la nieve,  para aplicarle un adjetivo contradictorio,  templada, y contarnos cómo el  calor de los amantes se ha trasladado al lecho.

    • Metáfora y oxímoron: fuego helado. Magistral resumen del tránsito de la pasión amorosa al sosiego placentero que sigue a la culminación del placer.

    • Hiperbaton: evaporar contempla un fuego helado. Si bien podría interpretarse que es ella el sujeto y, por tanto, contempla cómo su ardor se va poco a poco enfriando, evaporando, el significado del verbo contemplar y el sentido narrativo de la escena en la que es el pensamiento quien presencia cuanto ocurre tras las cortinas del tálamo, me lleva a considerar que hay un hipérbaton significativo, por lo que, a diferencia de otros ejemplos en los que el desorden sintáctico no altera esencialmente el sentido del mensaje, aquí lo comento. Deshecho este hipérbaton, la frase sería : contempla (tú, imperativo dirigido por el amante despechado al pensamiento) cómo se evapora un fuego helado.

    • Metáfora y personificación: que el silencio le bebe del sueño con sudor solicitado. El sudor propio del esfuerzo amoroso va siendo bebido o absorbido por el silencio que acompaña al sueño.

    • Perífrasis mitológica: Dios alado: Cupido.

  • SEXTA ESTANCIA: La estrofa final insiste en los propósitos de felicidad del poeta hacia los amantes, incluso incitándoles a reanudar sus efusiones placenteras nada más despertar. Frente a esta dicha, la tristeza y soledad del triste enamorado en un paisaje abrupto, que contrasta con el locus amoenus del tálamo. A modo de coda o conclusión, el poeta pide al pensamiento que abandone el lecho y vuelva a integrarse en su mente, que pase del mundo de los deseos al de la realidad. Recursos poéticos:

    • metáforas: nudos, lazos de amor. El narrador procura que se siga visualizando la escena de la pareja dormida,  desnuda y férreamente abrazada tras gozar de su noche de bodas (Himeneo era el dios de los matrimonios. Obsérvese que su nombre contiene el sustantivo referido a la virginidad de la mujer: himen)

    • metonimias y prosopopeya: robles y peñascos desnudos. El  paisaje erizado de rocas y cubierto de robles (uno y otros símbolos de la dureza) contribuye a aumentar la desolación del amante fracasado. El poeta atribuye la cualidad de desnudos a los peñascos para aumentar su propio desamparo.

    • Metáfora: en recordando. Es decir, al despertar volver a "coronar el deseo", perífrasis con la que exhorta a los recién casados a algo para lo que seguramente no necesitaban las voces de ánimo del poeta.

    • Paráfrasis: sea el lecho de batalla campo blando. La expresión de los buenos deseos del frustrado enamorado respecto a los amantes culmina con un homenaje a un  verso de Garcilaso: "y duro campo de batalla el lecho", en el que el poeta toledano transmitía cómo su infelicidad amorosa le llevaba al insomnio, a  dar vueltas y revueltas en el lecho hasta convertirlo en "duro campo de batalla". Obsérvese que el campo semántico de batalla, luchar, etc. vuelve a referirse a las relaciones sexuales.

    • Apóstrofe y personificación: canción: di al pensamiento... El poeta elige ahora un  intermediario, su propia obra, que se dirija al pensamiento. Parece como si considerase que ésta, la obra, ha ocupado el lugar del autor, se ha movido a partir de unas leyes que escapan a su creador. Sería  una visión significativamente moderna de la literatura. Pero nada debe extrañarnos de Góngora. En todo caso, el contenido de la orden que el poema debe trasnsmitir al pensamiento (que corra la cortina y vuelva al desdichado que camina) tiene, junto a su interpretación literal (que corra la cortina del lecho y abandone la contemplación de los amantes), ricas sugerencias poéticas y psicológicas: que abandone este tema, que lo cierre como cuando se echa el telón en una obra dramática, que impida que yo me vuelva a hacer ilusiones, que pierda toda esperanza...

     

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