NOTAS PARA EL COMENTARIO
1) Estrofa, tema y tipología textual
La canción está formada
por seis estancias que _sin tener en cuenta los tres versos que cierran la
composición_ tienen la misma estructura: nueve versos endecasílabos
y heptasílabos rimando en consonante y con una distribución que es
la de la octava real sólo que con un verso más, el séptimo: A b C A
b C c d D.
El tema desarrolla uno
de los motivos más gratos a la poesía barroca y a la de de
todos los tiempos: el amor imposible. En esta canción, tal vez una
de las composiciones más bellas y atrevidamente eróticas de la lírica castellana, el
enamorado sabe que su amada va a casarse y a él sólo le queda el
recurso de lamentarse y de imaginar la felicidad de la noche de
bodas. Para ello hace que su pensamiento traspase las barreras
físicas y llegue hasta el mismo tálamo de los desposados.
Se trata
pues de un texto narrativo, escrito en primera persona, por lo tanto
con técnica de narrador-personaje. En el texto se incluyen breves
descipciones: la topográfíca con que comienza la canción, en la que
el poeta se refiere a las barreras físicas que también lo separan de
su amada, aumentadas con las inclemencias del invierno (hielo y
nieve), y más adelante apuntes al físico de la amada desnuda contemplada por el
pensamiento. Las acciones corresponden, fudamentalmente, al
pensamiento, protagonista de esta historia: viste, pisa, perdona,
engaña, desmienta, vueles, penetras, escalas... Además de las
llevadas a cabo por la naturaleza personificada (contienden,
impiden), otras acciones serán realizadas por los
coprotagonistas, los recien casados, bien conjuntamente (dormid),
bien por el esposo (emprenderá, lidie), bien por
el objeto de los deseos del narrador: anudada, dormida.
El yo narrativo aparece como sujeto (voy), pero más frecuente
como complemento pronominal (me..me) o determinante
posesivo (mis).
El poeta se sirve del
presente para actualizar la acción y los sentimientos, y del
imperativo para ordenar a su trasunto (el doble de su personalidad)
lo que debe hacer. De esta manera, el pensamiento se convierte,
además de en protagonista como el otro yo del narrador,
en narratario, en receptor de los mensajes del emisor. Si bien este
tú narrativo en la primera y segunda estancias se refiere a la
amada, y el pensamiento rige verbos en tercera persona. Con lo cual,
el narratario en estas primeras estrofas sería la enamorada. De ello
me ocuparé al analizar cada una de las estancias.
El subjuntivo aparece con su
valor dubitativo (lidie) o desiderativo con valor también de
imperativo (vueles, agravien), mientras que el
pretérito perfecto simple nos indica la acción acabada (batiste)
del pensamiento, con complicadas connotaciones semánticas que
analizaré más adelante.
2) Comentario de cada estancia
-
PRIMERA ESTANCIA: Es el
planteamiento de la situación o conflicto dramático del
narrador: la naturaleza le impide ver físicamente a su
amada, destinataria del mensaje o narrataria en esta
primera estrofa. Para sortear estas barreras, será
el pensamiento el que deba visitarla en lugar del
poeta. Recursos poéticos
(Pulsa
AQUÍ para
acceder a la explicación sobre el significado y uso de los recursos
poéticos) :
-
anáfora: qué...qué...qué
-
personificación: envidosos montes,
me contienden...me impiden.
-
metáfora: de yelo tan atados:
el agua congelada impide que el río fluya,
está atado.
-
bimemebración y metáfora: viste
plumas, pisa el viento. Estas métáforas,
que expresan la rapidez del pensamiento capaz de
volar y de dejar atrás al viento, me traen a la
memoria un relato popular, el de Blancaflor, la hija
del diablo. Cuando Blancaflor y su amante están en
peligro de ser aniquilados por el padre de la joven
_el demonio_ ésta dice a su enamorado que baje
a la cuadra, donde hay dos caballos, el Viento y el
Pensamiento, y que ensille al segundo, porque nada
hay más veloz que el pensamiento y el viento nunca
podrá alcanzarlo. El atolondrado mancebo se equivoca
y, a partirr de aquí se iniciará una persecución en
la cual se demuestra la sùperioridad del Pensamiento
para vencer en carrera al Viento.
-
SEGUNDA ESTANCIA: En ella se nos
van a contar las excelencias del pensamiento y cómo
puede burlar cualquier dificultad. En esta estrofa el
poeta también se refiere a la enamorada en segunda
persona (tú, tu esposo), mientras que el
pensamiento aparece, al igual que en la primera, en
tercera persona. Se diría que la obsesión amorosa todavía impide
al emisor dirigirse a nadie que no sea su amada.
Recursos poéticos:
-
anáfora: ni...ni
-
metáfora: lidie. Auque el
verbo podría estar usado en su sentido literal
(luche), creo que aquí tiene
connotaciones sexuales. Primero por el tema de la
composición (el pensamiento va hasta la habitación
de los amantes, y, por ende, ve, registra lo que
están haciendo); segundo, por las consecuencias de
esta lidia (y yo no envidie,
dice el amante
despechado), y tercero porque, desde la Edad Media,
el acto sexual se identificaba con la lucha: "vente
conmigo, serrana, que quiero luchar dos pares".
-
TERCERA ESTANCIA: El pensamiento
vuela hasta el tálamo nupcial y se introduce en él. El
emisor ya le hace su receptor, confidente o narratario,
sustituyendo a la enamorada. Recursos poéticos:
-
metáfora y paradoja: lisonja de
mis penas. Con este vocativo el poeta nos dice
que el pensamiento es, a la par, algo agradable y
útil porque va a ver a su amada y a
contárselo, pero también desagrable por lo que dirá que hace ésta
con otro.
-
quiasmo: penetras el abismo,
el cielo escalas.
-
metonimia: en las cadenas.
Según la tradición petrarquista, el enamorado estaba
encadenado a su amor, era sus esclavo.
-
metáfora (y personificación) : al
viento agravien tus ligeras alas. El pensamiento
va a ganar la carrera al viento (otra vez el
recuerdo de Blancaflor) y éste, por ello, se
va a sentir ofendido.
-
metáfora: que te calas.
Desciendes en vuelo picado como las aves para
introducirte en el lecho nupcial. Hay que tener en
cuenta que las camas de esta época tenían un
dosel o armazón sobre ellas con cortinas con el fin
de resguardarlas del frío y preservar la intimidad
de la pareja, como expresa este verso bimembre: un
lecho abriga y mil dulzuras cela.
-
CUARTA ESTANCIA: Esta
estancia, una de las más logradas descripciones poéticas
del acto amoroso, presenta una dificultad en sus primer
verso: tarde batiste la envidiosa pluma. No me
refiero a la acción (batir la pluma,
metonimia por mullir el colchón de plumas), sino al
sujeto omitido, es decir, ¿quién se esconde tras la
segunda persona? Una primera interpretación podría
indicar que es ella, con lo cual el verso tendría la
connotación sexual de la mujer moviéndose en el coito.
Sin embargo, el adverbio temporal sería difícilmente
explicable. Además, está claro que el tú gramatical del
segundo verbo (vieras) corresponde al
pensamiento. Así, es el pensamiento quien agita o mueve
el colchón para mullirlo. Con todo, el complemento
circunstancial de tiempo (tarde) me sigue
desconcertando. ¿Porque cuando quiere ablandar el lecho
ya están en él los amantes? Con esta incognita pasamos
al análisis de los recursos poéticos de la estrofa:
-
oxímoron: sabrosa fatiga. Comienza
la descripción de la lidia amorosa presenciada por el
pensamiento.
-
acusativos griegos y paralelismo: muda
la voz, suelto el cabello. Tal vez una
de las descripciones más ajustadas y plásticas sobre el
orgasmo femenino de la lírica hispana.
-
perífrasis mitológica con epítetos
paralelísticos: la blanca hija de la blanca espuma.
Es clara la referencia a Afrodita, nacida de
la espuma provocada al caer al mar los testículos
de Saturno segados por su hijo. Los versos siguientes
insisten en la identificación de su amada con la diosa
del amor, al convertir al marido en uno de los
muchos amantes de la diosa, si bien los más
representados en literatura y artes plásticas son Adonis
y Marte. Es significativo que no se imagina a Venus en
brazos de su marido (Hefaistos-Vulcano), sino en los del
dios de la guerra o en los del símbolo de la belleza
masculina, es decir la ve en amores adulterinos no
después del matrimonio, como según la leyenda ocurriría,
sino desde la misma noche de bodas, algo que ningún
mitógrafo se había atrevido a afirmar. ¿Le traiciona el
subconsciente al amante mirón?
-
Metáfora: ya anudada a su cuello.
Tras el acto sexual el poeta pinta la felicidad de los
amantes con diferentes figuras: ella tierna y
férreamente abrazada al marido, y él, en hipérbole
definitiva, casi muerto de placer (trasladado a nueva
vida).
-
QUINTA ESTANCIA: Continúa la
descripción de la pareja dichosamente rendida por la
fatiga amorosa. El poeta acaba la estrofa con una
exhortación a los amantes que recogerá en la estrofa
siguiente: dormid. Recursos poéticos:
-
Acusativos griegos y quiasmo: desnuda
el brazo, el pecho descubierta. De nuevo se sirve de
estos recursos para pintar en primer plano la imagen de
la amada amorosamente satisfecha.
-
Metáfora, dilogía y oxímoron: templada
nieve. Se refiere a la blancura de las sábanas pero,
como ello le ha llevado a igualarlas con la nieve, juega
con otro significado de esta voz, el frío propio de la
nieve, para aplicarle un adjetivo contradictorio,
templada, y contarnos cómo el calor de los
amantes se ha trasladado al lecho.
-
Metáfora y oxímoron: fuego helado.
Magistral resumen del tránsito de la pasión
amorosa al sosiego placentero que sigue a la culminación
del placer.
-
Hiperbaton: evaporar contempla un
fuego helado. Si bien podría interpretarse que es
ella el sujeto y, por tanto, contempla cómo su ardor se
va poco a poco enfriando, evaporando, el significado del
verbo contemplar y el sentido narrativo de la escena en
la que es el pensamiento quien presencia cuanto ocurre
tras las cortinas del tálamo, me lleva a considerar que
hay un hipérbaton significativo, por lo que, a
diferencia de otros ejemplos en los que el desorden
sintáctico no altera esencialmente el sentido del
mensaje, aquí lo comento. Deshecho este hipérbaton, la
frase sería : contempla (tú, imperativo dirigido por el
amante despechado al pensamiento) cómo se evapora un
fuego helado.
-
Metáfora y personificación: que el
silencio le bebe del sueño con sudor solicitado. El
sudor propio del esfuerzo amoroso va siendo bebido o
absorbido por el silencio que acompaña al sueño.
-
Perífrasis mitológica: Dios alado:
Cupido.
-
SEXTA ESTANCIA: La estrofa final
insiste en los propósitos de felicidad del poeta hacia
los amantes, incluso incitándoles a reanudar sus
efusiones placenteras nada más despertar. Frente a esta
dicha, la tristeza y soledad del triste enamorado en un
paisaje abrupto, que contrasta con el locus amoenus
del tálamo. A modo de coda o conclusión, el poeta pide
al pensamiento que abandone el lecho y vuelva a
integrarse en su mente, que pase del mundo de los deseos
al de la realidad. Recursos poéticos:
-
metáforas: nudos, lazos de
amor. El narrador procura que se siga visualizando
la escena de la pareja dormida, desnuda y
férreamente abrazada tras gozar de su noche de bodas
(Himeneo era el dios de los matrimonios. Obsérvese que
su nombre contiene el sustantivo referido a la
virginidad de la mujer: himen)
-
metonimias y prosopopeya: robles y
peñascos desnudos. El paisaje erizado de rocas
y cubierto de robles (uno y otros símbolos de la dureza)
contribuye a aumentar la desolación del amante
fracasado. El poeta atribuye la cualidad de desnudos
a los peñascos para aumentar su propio desamparo.
-
Metáfora: en recordando. Es decir,
al despertar volver a "coronar el deseo",
perífrasis con la que exhorta a los recién casados a
algo para lo que seguramente no necesitaban las voces de
ánimo del poeta.
-
Paráfrasis: sea el lecho de batalla
campo blando. La expresión de los buenos deseos del
frustrado enamorado respecto a los amantes culmina con
un homenaje a un verso de Garcilaso: "y duro campo
de batalla el lecho", en el que el poeta toledano
transmitía cómo su infelicidad amorosa le llevaba al
insomnio, a dar vueltas y revueltas en el lecho
hasta convertirlo en "duro campo de batalla". Obsérvese
que el campo semántico de batalla, luchar, etc. vuelve a
referirse a las relaciones sexuales.
-
Apóstrofe y personificación: canción:
di al pensamiento... El poeta elige ahora un
intermediario, su propia obra, que se dirija al
pensamiento. Parece como si considerase que ésta, la
obra, ha ocupado el lugar del autor, se ha movido a
partir de unas leyes que escapan a su creador. Sería
una visión significativamente moderna de la literatura.
Pero nada debe extrañarnos de Góngora. En todo caso, el
contenido de la orden que el poema debe trasnsmitir al
pensamiento (que corra la cortina y vuelva al
desdichado que camina) tiene, junto a su
interpretación literal (que corra la cortina del lecho y
abandone la contemplación de los amantes), ricas
sugerencias poéticas y psicológicas: que abandone este
tema, que lo cierre como cuando se echa el telón en una
obra dramática, que impida que yo me vuelva a hacer
ilusiones, que pierda toda esperanza...
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