Coplas del Provincial

El Provincial es llegado

a aquesta corte real,

de nuevos motes cargado,

ganoso de decir mal,

y en estos dichos se atreve,

si no que culpen a él,

si de diez veces las nueve

no diere en mitad del fiel.

¡Ah, fray capellán mayor,

don Enrique de Castilla!

¿a cómo vale el ardor

que traéis en vuestra silla?:

-"A fray Enrique Cañete

y Gonzalo de Luzón;

a fray duque de Alburquerque,

que es el mayor garañón".

¡Ah, fray conde sin condado,

condestable sin provecho!,

¿a cómo vale el derecho

de ser villano probado?:

-"A oder y a ser odido

y poder bien fornicar,

y aunque me sea sabido,

no me puedan castigar".

A ti, fraile mal cristiano

que dexaste el monasterio,

¿por qué haces adulterio

con la mujer de tu hermano?:

-"Por haber generación,

que no se pierda el linaje

ni se acabe ni se abaje

por falta de algún varón".

A ti, conde Cascorvillo,

renegador en cuaresma,

que te dieron Ledesma

por labrar en Val Hondillo,

y es pública voz y fama

que odiste personas tres:

a tu amo y a tu ama

y a la hija del marqués;

odes al rey y a la reina,

odes las tres Badajoces,

y todo el mundo se espanta

como no odes a la infanta.

 

Ah, vos, fray conde real,

gran señor de Benavente,

nos hiciste mucho mal

en venir secretamente:

Disfamáis a la abadesa,

deshonráis a Benavides,

y doña Aldonza se mesa

porque sin verla os ides.

De Ribadeo fray conde

que de Villandrando quedas,

paga, paga las monedas;

la verdad nunca se esconde,

y aún me dixo una tu tía

que lo diga y no lo calle,

que estando en Fuenterrabía

hiciste bodas con Valle.

El de Roxas, cuya es Cabra,

¿conocéisle? Decí, hermanos:

hombre de muy buena labia,

mas no tiene pies ni manos,

padre de hijos lozanos,

el rabí, de boticario,

denuesto de castellanos,

gallo puesto en campanario.

De Treviño fraile y conde,

Manrique de Sandoval,

la verdad nunca se esconde,

bien la sabe el Provincial,

que de hoy más, por el escote,

podéis poner por reseña;

no os podrán poner por mote

"hijo de la casta dueña".

¿A cómo vale, Molina,

el cuerno que te destroza?:

-"A fray Duque de Medina

y a fray don Juan de Mendoza".

Mal habláis, fraile cucarro,

muy alto y con mucho brío;

hablemos de lo de barro,

dexemos lo señorío.

A ti, fraile bujarrón,

Álvaro Pérez Orozco,

por ser de los de Faraón

en la nariz te conozco,

y es tan grande que me asombra,

y a los diablos del infierno,

que hace en el verano sombra

y rabos hace en invierno.

Don Alonso ha de valer

por malicioso y por malo,

mas don Jorge en el saber

hijo es del conde Gonzalo.

-"Provincial, así hayas gozo,

¿qué parece este doncel?":

Que es dispuesto para pozo

para enfriar vino en él.

Ah, fray Fernando, ¿qué es del

de Silva, lleno de viento?:

-"Que dexó nuestro convento

por ser fraile del burdel;

no se puede defender,

desnudo y deshacendado,

y cornudo amojonado

de parte de su mujer."

Tente, fraile carbonero,

que contigo este ministro

viene a ver por el registro

quién te sacó de pechero;

y manda el buen Provincial

que no traigas más león

ni águila ni cabrón,

que es tu sangre natural.

Juan de Zúñiga es venido,

aqueste fraile perverso,

jugador y del partido,

que no quiere ser converso.

Pues merece ser de grados,

frailes, dadle la corona,

que es gran músico de dados,

gran ladrón por su persona.

A ti, fraile adelantado,

que desciendes de una negra,

¿por qué haces tal pecado

con la hermana de tu suegra?:

-"No se haga de eso estima,

pues el prior de León

sin tener dispensación

hace bodas con su prima".

A ti digo, mi compadre,

don Alonso de Aguilar,

¿cómo te puedes echar

con la hermana de tu padre?:

-"Muy bien, padre, aunque es mi tía,

porque nuestro parentesco

es muy nuevo y está fresco,

por vía es de bastardía".

Pues así la cosa va,

llamar quiero al dormitorio,

y será a todos notorio:

¡ah, fraile!, ¿quién está allá?

-"Sodoma con Abirón

y toda la sodomía,

fray don Pedro Girón,

don Beltrán con su valía".

Veamos en este conclave

a fray Cristóbal Platero

con tenazas, sello y llave

de todo falso minero,

y diciendo el Provincial,

si queréis saber sus mañas,

a Dios en cruz de metal

él le rayó las entrañas.

Vengamos a poner cobro,

don Álvar Pérez de Castro,

que el ministro halla por rastro

que da de continuo a logro,

que tras un su paramento

le fue hablada cierta cuenta

que llevaba y, mal contento,

por ciento, ciento y cincuenta.

A ti, fray Diego Arias, puto

que eres y fuiste judío,

contigo no me disputo,

que tienes gran señorío;

águila, castillo y cruz

dime de dónde te viene,

pues que tu pija capuz

nunca la tuvo ni tiene:

-"El águila es de San Juan

y el castillo el de Emaús

y en la cruz puse a Jesús

siendo yo allí capitán".

Garcías, ¿está acá tu padre?

¿A quién preguntáis por él?

¿A ti qué dice tu madre?:

Que eres hijo de Rusel,

y aún jura don Juan de Lerma

que, estando de ti preñada,

te bautizó con su esperma

el prior de Mejorada.

¿Qué hacéis don fray Mantilla?

¡Qué de adverso es vuestro nombre,

que os tienen en esta villa

por mandil y no por hombre!

Trovador era don Duelo

de la parte de su abuela,

y don Abraham, su abuelo,

hizo coplas en cazuela.

Ah, fray Alonso de Torres,

comendador de los aires,

¿a cómo valen donaires

que decís a los señores?:

-"A fray comer y beber

que me dan por los decir,

y tal señor puede ser

que a fray algo de vestir".

Un monje me ha dado cuenta

de que es mal fraile Contreras,

con doña Ana, su parienta,

ha dormido muy de veras,

y aun otra cosa he sabido,

que no sé cómo la escriba,

que hace bodas escondido

con su hermana putativa.

A ti, fray rico de lanas,

del convento buen hermano,

quéxate de las rufianas

que tomaste de Arellano;

una nueva me ha venido,

y no más lexos que ayer

que te ode de continuo

el que ode a tu mujer.

A ti, fraile perro moro

de la casa de Guzmán,

¿por qué cantas en el coro

las leyes del Alcorán?

Dícenme que siendo viva

tu mujer, doña Francisca,

te casaste a la morisca

con doña Isabel de Oliva.

"Provincial, quexas nos dan

de un hecho tan desabrido,

que dexaste por olvido

al buen prior de San Juan".

Villano, no he de olvidar

tu nefanda artillería,

maestro muy singular

en la santa sodomía.

A ti, fray Cuco Mosquete,

de cuernos comendador,

¿qué es tu ganancia mayor,

ser cornudo o alcagüete?:

-"Así me perdone Dios,

y no lo digo por salva,

que de entrambas cosas dos

he servido al Conde de Alba".

A ti, fray Diego de Ayala,

marido de doña Aldonza,

del cuerno, así Dios te vala,

¿a cómo vale la onza?:

-"A fray don Juan de Mendoza

y al señor comendador,

que me dan, con grande honor,

miel, borra, pluma y coroza".

Gil González Bobadilla,

aquí quedaréis confuso,

que andaréis en esta villa

con una rueca y un huso,

porque ha jurado Contreras

a la muy Santa Cruzada

que nunca en burlas ni en veras

pusiste mano a la espada.

Fray Alonso, de un gran mal

os librad por cortesía,

porque dice el Provincial

que dos coplas os hacía:

la una de vuestro padre,

que quemaron en Toledo,

la otra de vuestra madre,

que es puta de las de Olmedo.

Ah, fraile doctor fiscal,

ahora que viene el rey

ha mandado el Provincial

que vos salgáis con la Ley,

y aun así me ayude Dios,

que debéis salir ahora,

pues ella misma sois vos,

que no habéis menester Tora.

Juan de Ulloa, y Valdivielso,

hombres cobardes y tristes,

de la batalla que huisteis

resulta muy mal proceso;

por el mundo va y se suena

ser aquesta, y no se calla,

por quien dixo Juan de Mena

"la más que civil batalla".

En un hospital vi estar,

al rincón de una cocina,

a Hernando, el de Tovar,

con su capa y gabardina;

es muy pobre, mas por eso

muy ufano de hidalguía,

que su padre era confeso

y el Provincial lo decía

Fray Pedro Méndez, hermano,

privado de Jeremías,

dime tú cuánto darías

por un cuarto de cristiano.

Respondió de llano en llano:

"Así goce de mis días,

que es cornudo y muy villano

quien hizo las coplas mías".

A ti, fray Diego de Llanos,

puto mal quisto de gente,

de linaje de villanos,

de sangre lluvia doliente,

di a tu hermano, por mi amor

que castigue su trasero

de tanto puto palmero

como trae alrededor.

Ah fraile, qué bien contrasta

Pero Álvarez de Palencia,

¿del Conde Santa Marta

a cómo das la sentencia?:

-"A precio que siempre queda

la condesa, por abrigo,

de enviarme paño y seda

y muchas cargas de trigo".

A ti, fray Juan Baharí,

gran pontífice mundario,

reza dar del Genesí

mejor que del calendario,

así yo de ti vea gozo,

obispo talle de cuero,

que te vi siendo más mozo

oficial de un cuchillero.

Ah, fraile doctor de Castro,

el ministro ha dicho aquí

que os eligen por rabí,

y lo ha sacado por rastro:

según hedéis a judío,

habéis menester mandil,

y rogalle al alguacil

por vuestro hijo y el mío;

descendiente de Abacú,

hebreo de masa de uva,

que hallaste rota la cuba

y por tapón una cu.

Fray Pedro de Bobadilla,

no os hagáis sordo ni mudo,

que os tienen en esta villa

por muy famoso cornudo;

bien lo sabe el Provincial,

porque desde aqueste invierno

yo y el nuestro mayoral

andamos a toma el cuerno.

Fray Pedro Méndez, cristiano,

mintió quien tal te decía,

que el un cuarto es de marrano

y los tres de sodomía;

un fraile me dixo anoche

(el nombre del cual te niego),

que en el mesón de Pedroche

fuiste novio de don Diego.

En el convento mayor

y en la mesa maestral

el Franco comendador

ha causado mucho mal,

que de cuernos no podéis

levantaros con gran mengua,

y al dar la mano decís:

"valedme, señora Menga".

A ti, fraile arañador,

canciller, ¿quién fue tu madre?

pues sabemos que tu padre

fue un honrado labrador;

puedes de su condición

loarte bien con derecho,

pues las monedas y pecho

las pagaba sin pasión.

¿Quién les dio a los de Toledo,

padres, a Valdecorneja?:

-"Ce, Deo Gratias, hable quedo,

y diréselo a la oreja:

A Hernán Álvarez primero

dicen que se lo dio el rey,

que fue rabino en su ley

y creyó en Dios verdadero.

Ah, señor pesquisidor,

el Provincial os avisa

que os dexéis desta pesquisa,

porque será vuestro honor,

que por vida de la novia,

hermosa en el presumir,

que son idos a Segovia

por cosas para os decir.

Los de Segovia han llegado

con las cosas que allá hallaron,

y al Provincial admiraron

luego que las han contado;

proveyó en una sola

hasta mexor ordenar:

que os castiguen en la cola

por vuestro mal rabear.

[Mujeres]

A ti, diosa del deliete,

gran señora de vasallos

dícenme que tienes callos

en el rostro del afeite,

y que vuestra señoría

tiene tres dientes postizos

que sabe mucho de hechizos

y estudia nigromancía.

Decíd, señora marquesa:

¿cómo os va con el marqués?

"Más ha ya, padre, de un mes,

que no como yo a su mesa".

No tengáis pena ninguna,

que si el apetito inflama,

ahí está don Juan de Luna,

que nunca os falla en la cama.

Doña Elvira de Pizaño,

la del rabo y ojo puto,

¿por qué os quitásteis el luto

antes de cumplir el año?:

-"Por casar con mi criado,

el mi paje tan querido,

que en vida de mi marido

le tuve yo por velado".

Decid, la dama sin nombre

por no ofender al marqués,

¿a cómo vale el valdrés

por falta de cuerpo de hombre?:

-"A tres veces en el año,

Provincial, digo de honor,

habidas con gran sudor,

o por fuerza o por engaño".

Señora doña María,

no estéis más en mi posada,

que hedéis mucho a judía,

aunque vengáis perfumada,

mas dicen que tenéis

unos humillos de puta

que os hacen muy disoluta

cuando a vistas os ponéis.

Vos, doña Isabel de Estrada,

declaradme sin contienda,

pues tenéis abierta tienda,

¿a cómo pagan de entrada?:

-"Vaya vuestra reverencia

a doña Inés Coronel,

que se ha visto en el burdel

de la ciudad de Valencia".

Ah, patrona de gran fama,

pues pasó vuestro deporte,

idos ya de aquesta corte,

que sois vieja para dama:

-"Por cierto, padre, sí hiciera,

pues no cortan mis tijeras,

pero sirvo de tercera

a hijas y compañeras".

Dícenme, doña María,

que por hacer buena masa

se ha pasado a vuestra casa

toda la chancillería;

Castilla no lo consiente,

aunque disimula el rey,

pues hacéis quebrar la ley

a su nuncio presidente.

Ah vos, doña Inés Mexía,

más fría que los inviernos,

¿a cómo valen los cuernos

que ponéis a don García?:

-"Al precio de los de Hurtado,

que le pone su mujer,

doña Sancha de Alcozer,

con un fraile consagrado".

Dícenme, doña Leonor,

que doña Ana, vuestra hija,

ha corrido la sortija

con el nuestro superior;

 que don Sancho de Quiñones

ha picado en su racimo,

y don Álvaro, su primo,

le rebusca los granzones.

Ah frayla doña Mencía,

¡cómo parecéis al padre!

¡Bendita sea la madre

que tales hijas paría!

Pues desde una hasta ciento

nunca el cuerpo denegó,

por igualar con el cuento

que de su madre heredó.

 

¿Qué buscáis, decid, doña Ana,

en aquesta real audiencia?:

-"Vengo a oír la sentencia

del pleito de doña Juana,

y entretanto que se da,

ándome por esta corte

por mi placer y deporte

y ver si alguien me querrá".

Doña María Saravia,

mujer de Franco García,

¿a cómo vale la rabia

que tenéis por hidalguía?:

-"A tres libras de albayalde

asentadas en la tez,

que pone la del alcalde

Pero Alvarez, el juez".

A ti, fray doña María.

mujer que fuiste de aquel

que por la tinta y papel

le llamaron señoría,

pues fueron tales estrechos

que nunca volviste espaldas,

alzando siempre las faldas

y adargando con los pechos.

Doña María Manrique

respondedme a lo que os digo:

si tenéis a don Fadrique

por esposo o por marido:

-"Hablando, padre, verdad,

yo le tengo por sayón,

y dígolo en confesión

a vuestra paternidad".

Decid, dama cortesana,

que estáis triste y querellosa:

¿qué vida es ser religiosa

para la que fue profana?:

-"Preguntadlo, Provincial,

a doña Isabel Girón,

que dexa la religión

por seguir la corte real".

Doña Mayor de la Cueva

dio mano de casamiento

a don Álvaro Sarmiento,

lo cual ahora ella niega.

y aunque está depositada

por mandado de la reina,

don Enrique la despierna

en su celda consagrada.

Decidme, doña Violante,

perseguida de parientes,

¿cómo os va con los presentes

que os envía el almirante?:

-"Muy bien, padre guardián,

pues con ellos hago salva

a toda la casa de Alba

y al buen prior don Beltrán".

Por la corte va y se suena

que es muy gran intercesora

del obispo de Zamora

doña Constanza de Mena;

muy mal oficio tomáis

par ser dama tan moza

desurdid lo que tramáis

y guardaos de una coroza.

Decidme, doña Lucrecia,

en el nombre y no en la fama:

¿a cómo vale el ser necia

y fingir mucho de dama?

Ah, mi ama doña Leonor,

¿qué hacéis tanto en palacio

cuando estáis sola y despacio

con el paje y el señor?

De vos, doña Catalina,

quiero dar una querella:

¿por qué andáis como doncella

siendo ya vieja mohína?:

-"No tenéis, padre, razón,

pues anda doña Teresa,

que está más para la huesa,

muy puesta de perfección".

¿Quién es la dama afeitada?

A vos digo, fray montero:

-"La de nuestro tesorero,

que anda en vida embalsamada".

¡Válame la Trinidad,

que yo no caía en ella;

esa es la que desuella

a vuestra paternidad!

Una nueva me ha venido:

que doña Isabel Hurtado

encornuda a su marido

con don Pedro, su cuñado,

y a tener las bodas fue

en casa de la sargenta;

no diré lo que más sé,

porque es mucho si se cuenta.

Es ya común opinión

que doña Ana de Guevara

hace doblegar la vara

al alcalde Mondragón,

y que tiene su deporte

con don Álvaro Pacheco,

y en decirlo yo no peco,

pues es público en la corte.

Dícese entre cortesanos,

por muy público y notorio,

que doña Francisca Osario

se acuesta con dos hermanos,

y no la debéis culpar,

que lo hace por entero

por que no falte heredero

a la casa de Aguilar.

Doña Aldonza de Valdés,

¿cuántas veces sois casada?:

-"Con ésta son, padre, tres,

y nunca me hice preñada".

De eso no me maravillo,

porque entrando bien en cuenta,

pasáis ya de los cincuenta

y mudáis mucho el caldillo.

 

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