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Aída Acosta |
Más que
pájaros... Mientras aterriza el Atlantis... |
Más que pájaros, mujer, más que pájaros profundiza en el viento siémbralo, fertilízalo, que a este mundo, mujer, le crezcan alas que atravesemos las nubes que perdamos el miedo que provoquemos lluvia de pétalos para confundir a los charcos. Sueña besos, mujer, suéñalos alas de tus labios, aprendices del amor. Tu vientre, mujer, lleno de plumas blancas. Más que pájaros, el vuelo del pensamiento el canto de cada ser, más que pájaros, mujer, tus hijos alas de la tierra que soñaste. Y cuando tu cuerpo esté seco desnudo de aquellas semillas, suéñate árbol, nido donde descanse el vuelo del mundo, eterna escultura, mujer, de la libertad. |
Mientras
aterriza el Atlantis |
Es la tristeza que se
advierte |
guardan celosamente sus palabras, tienen encogido el rumor y se golpean. Sólo la mano abierta entiende la lluvia de arena, alcanza el dolor. Y esta presencia es una sombra, la mariposa negra que duerme entre los cabellos de la mujer triste. Y esto no es una interrupción, es la mujer que llega la que ama la que juega con sus dedos el miedo. Es la mujer ausente de otoños incomprendidos la que nace como un temblor la mujer que sueña otra mujer la mujer sin hijo la mujer sin madre la mujer que siempre fue mujer y después también. Es la mujer que conoce el camino de su suicidio de su querer sin nombre la mujer que guarda en su regazo el tacto milenario, la mujer madre. Es la mujer a la que se le rompe el padre y le crecen en las manos espejos. la mujer que abre sus ventanas la mujer que ama y ama la mujer que se llora a sí misma la que se agota en silencio la mujer que amo la mujer que encendió la habitación donde soy la mujer que quiero la mujer que lloro, la que nunca morirá. Y es la mano, la mano abierta la mujer que sueña luz y me refleja. |