Aitana Alberti

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Oscilación del Sur

Narciso

Un cuento cubano

Poema de la canción del agua

Mater dulcissima

Oscilación del Sur

Una oración bajo la catarata
Una fina soledad oblicua
Un estoque de hielo o un sudario
 
Ayúdame a saltar
_migraciones arrastran vértices posibles_
o déjame
en el rincón predilecto del fuego
 
El tiempo aconteció el mortal albedrío
aconteció la bruma sin los puertos
Voy decreciendo con los trenes
que Turner detuvo entre dos aguas
 
Ayúdame a saltar
hacia donde no mira el infinito

 

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Narciso

      1
Puedes fingir que escapas
pero las cosas
terminan siempre devorándote
      2
Solo
llagado por el fuego
antes de volcarme en la nada
¿Quién me salva?
Nadie salva a nadie
En mí está toda la muerte
      3
Me ves
cayendo sobre ti
Te veo
alzándote
hacia el ojo dominador
obligado por él a levantar los brazos
para troncharme en peso
Oh belleza mortal que me desangra
 
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Un cuento cubano

Érase hoy
la arista del verano ardiéndole los sueños
el alba sin ropajes tramada en hilos de oro
 
La hora congrega alas y la ventana enmarca
un desorden armónico en las frondas
 
El aire no abanica ni pasa ni elige otro cuadrante
ni susurra ni gime
 
Tampoco hay mar
sólo sal esparcida al borde de los labios
 
Encallada la alcoba es una nave
un plinto sin estatua que inventa este silencio
 
El domingo se estira
y ofrece un flanco a la caricia
sosiega los cuerpos fatigados
 
Trópico en plenilunio
a pesar de los fuegos
placidez del domingo conquistada de súbito
 
Piel contra piel la nave parte

 

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Poema de la canción del agua

a mi padre
a Dulce María Loynaz
Sabe a abriles y a diciembre sabe
a abrazo adolescente
a tornadiza ráfaga
sabe a fiesta en el alba
sabe a salto que salta por el aire
 
Sabe a súbita nube sabe a sueño
sabe a cristal de nieve sabe a gota
desmadejada en pétalos callados
 
Sabe a quiebra de espejo sin remedio
a humo manso en el centro del otoño
a secretas acequias
a reflejo lunar
a temblorosa sábana
a la mojada curva de los cuerpos dormidos
 
A veces se desboca y en el monte
sabe a alta cumbre derrumbada al llano
A veces sabe a subterráneo anhelo
aprisionado por ardiente lava
 
A veces sabe a grito y sabe a barro
a veces sabe a tierra cuarteada
a veces sabe a súplica y ceniza
a vórtice infernal
a cataclismo
 
A veces sabe a trenza despeinada
a aromática rosa de los vientos
a loco baile de hojas y de flores
a vino nuevo en cantarinas copas
 
A veces sabe a viaje sin retorno
a pañuelo en los ojos del doliente
a barco ebrio a estelas fracasadas
a faro que confunde las orillas
 
A veces sabe a algas y a delfines
a sirena lacustre a juncos como labios
al clamor de la sangre
a azules gozos a mejilla amada
 
A veces sabe a infancia
y tanto sabe
que este sólo sabor
se roba el cielo
 
Es el agua viviente
el agua
el agua

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Mater dulcissima

De nuevo nacer
Virgilio Piñera
Anoche me llegaste madre no sé de qué lugar
tal vez de dentro de mí misma o de algún paraíso
donde las madres al fin hallan reposo
 
Eras una envolvente cercanía
un agua clara derramada sobre mi inquietud
 
Madre exacta dedicada a mi solo tamaño
me descubriste mundos a tu justa medida
El halo de tus pasos ciñéndome abarcándome
irradia todos los posibles caminos
 
Anoche nuevamente fui la recién venida
que los astros te dieron
Qué descanso saberme pura inocencia deseada
Así madre en tu vientre quiero partir un día
He de llamarte entonces
Regresarás a mí para nacer mi muerte

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