A LAS RUINAS DE SAGUNTO
Salve, oh
alcạr de Edetania firme,
ejemplo al mundo de constancia ibera,
en tus ruinas grandiosa siempre,
noble Sagunto.
No bast
hado que triunfante el peno
sobre tus altos muros tremolase
la invicta enseᬠque tendi८ el T�r
sombra de muerte,
cuando el
Pirene altivo y las riberas,
R䡮o, tuyas, y el abierto Alpe
rugir le vieron, de la marcia gente
rayo temido.
El raudo
Trebia, turbio el Trasimeno
digan y Capua su furor: Aufido
aඵelca tintos de latina sangre
petos y grebas.
Digno
castigo del negado auxilio
al fuerte ibero: que en tu orilla, oh Turia,
pudo el romano sepultar de An�l
nombre y memoria.
Pasan los
siglos, y la edad malvada
y el fiero tiempo con hambriento hierro
gasta, y la llama de la guerra imp�
muros y tronos;
mas no la
gloria muere de Sagunto:
que sus ruinas del fatal olvido
yacen seguras, m᳠que tus soberbias,
R�o, torres.
Genio
ignorado su ceniza eterna
pr橤o asiste: que infeliz, vencida
m᳠gloria alcanza, que el sangriento triunfo
da a su enemigo.
Resiste
entera tu furor, oh peno:
para arruinada tu furor, oh galo:
lucha y sucumbe, de valor constante
digno modelo.
A la
fortuna coronar no plugo
su santo esfuerzo; mas la antigua injuria
sangrienta Zama, Berezina helado
venga la nueva.