RAZÓN DE LAS RAÍCES
¡Cuánta razón contienen las raíces
que desdiciendo van toda apariencia!
Y aunque conocen bien la luz,
prefieren lo que es más desconocido:
el hondo crecimiento de la sombra.
Allí la lentitud se hace constancia,
haciéndose evidente
la vegetal presencia del silencio.
Y es que no está su fin a ras de tierra,
ni en la altura del cielo su principio.
Su principal arraigo es la razón
de la libre verdad que comparece
entre el limpio combate de la luz
y la fuerza brutal del crecimiento.
Por eso hay que creer que la resurrección
de una raíz, no representa sólo
el ritmo de la vida,
sino también la fiel contradicción
de lo invisible: aquélla que nos dice
que la simiente, para ser auténtica,
ha de atentar contra la muerte.
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