Cegad la luz, cercadla a cada instante de lobreguez. Negad el aire vivo
al sofocado corazón cautivo. Cerrad toda salida al caminante . Aniquilad y arruinad las bocas que eran canción y que el amor decían. Y al náufrago que ve como se enfrían sus miembros, sumergid todas las rocas. Negad, cerrad, cerrad el horizonte para que todo en negación sucumba y el mismo aliento quede prisionero. No servirá. Rebrotará en el monte el alba, que no cabe en una tumba. Y lo negado afirmará su acero. |
Tiempo de luz, tierra de luz , paisaje
la vida cada noche y cada día, rendida ante la luz en homenaje. La luz entre las hojas era encaje que estremecido palpitaba, ardía. De noche, desde el cielo, descendía mansamente la luz en oleaje. Pero la luz cayó bajo la sombra, la luz cesó, miró, luz destronada por la tiniebla que el rencor anida. Venció la oscuridad que no se nombra, la negra oscuridad, la negra nada. Bajo la nada enmudeció la vida.
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Cuando pienso en España vivo España más que si sobre el suelo la viviera. Cabe en mi pensamiento España entera, y entera late dentro de mi entraña. Cuando vivo en España busco a España y no la encuentro como yo quisiera. ¿Será que no es la España verdadera, ni la que interiormente me acompaña? Cuando pienso en España desde lejos _por medio el mar, los años, la tristeza de tanto amarla y esperarla tanto_ la veo ideal, pintada en los espejos del alma, que retratan su belleza, limpia de luto, de dolor y llanto.
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