Durante un anochecer en esta
playa te amé tanto
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Aún eres mío, porque no
te tuve.
Cuando el amor comienza, hay un
momento
Fue a la vera del mar, a medianoche.
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Para Mirta Bebió en tu boca el tiempo enamorado y la cuajó con besos de paloma. Casto tu cuello, sobre el oro asoma tan sólo por el oro acariciado. Lunado el pelo, el corazón lunado, rubor apenas por el aire aroma. Amapola ritual tu torso toma y te aparta del mar verdeazulado. Tu mirada de miel, marisma ardiente, la luz antigua con las luces nuevas _recién despierta y ya cansada_alía. Te duele la victoria, y dócilmente a cuestas tu destino de amor llevas, delicada y sangrienta vida mía.
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No tuve yo más ley que tu figura y el lazo de tu pelo por abrigo; tu camisa de holanda, mi enemigo; tu tijera, mi cetro y desventura. En chinelas pasé mi noche oscura, enhebrándote agujas de castigo. Con un bastidor falso por testigo, el juez prevaricó de tu costura. No quiero ya saber qué lleva dentro este fruto de abril, cansado y triste, cuya flor disecaste en tu diario. Me busco el corazón y no lo encuentro: olvidé, que por juego, tú lo hiciste bebedero anteayer de tu canario. |