Hoy mi verso no tiene nada triste, es alegre y azul y reposado. (La vida pasa a tiros por mi lado y el dolor junto a mí su cuerna embiste.) ¿No ves la lluvia? El corazón resiste la ausencia (sube el precio) y sobre el prado (he perdido el tranvía) va el alado recuerdo de tu amor. Ya todo existe. (La vida a tiros...) Pero yo te tengo. Aun me llena el perfume de tu boca y tu caricia rompe mi agonía. (El sueldo, el sastre, la escasez...) Sostengo tu cabeza en mi hombro y, niña y loca, la tarde se columpia en mi alegría.
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En el campo de escudo de mi vida, a veces pongo amor, a veces pieza, a veces mi montaña de tristeza, a veces el amargo de mi herida. Pongo figura , pongo desmedida a ese buscar la voz de la belleza, de cruces que me asedian, y despieza los minutos de sangre que me pida. Pondré los lambrequines de mi miedo para arropar la duda de mi dedo de conseguir la historia de mi suerte. Y escribiré mi archivo cada día. Y aunque busque encontrarme la alegría me encontraré por siempre con mi muerte.
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