Ahora está anocheciendo en Buenos Aires.,. Ese rostro, la vida, ¿a quién parece? ¿qué mira esa pupila?, ¿qué se crece? Ahora está anocheciendo en Buenos Aires... La quiero conocer. No sé de dónde recuerdo yo esa cara, esa pupila. Tal vez es el pasado que se esconde o acaso es el destino que se afila. O tal vez es fantasma que responde a nuestro propio sueño, que vigila. Ahora está anocheciendo en Buenos Aires... La vida, ese pasado que me escuece tiene labios de alcohol, mueca de trece. Ahora está amaneciendo en Buenos Aires. |
Por los puentes del Sena, en esta primavera desterrada, me siento viejo y solo con mi pena, me siento la cadena de tanta libertad dilapidada. Y siendo tronco añoso y carcomido en muelles descuajados e invernales, llegan a mis ramales, a mi tronco de olvido, ligeros los gorriones matinales que preparan su nido. Y siendo puente viejo raudales de memoria derretida, como nieve fundida por este sol bermejo, me pasan por los ojos, en crecida, y en mí queda el reflejo como una luz brillante en un espejo. PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS RELACIONADOS CON EXILIADOS |
Los ojos cierro para ver más claro. Buscando soledad salgo a la plaza, la paz con su sosiego me amenaza y vivo derrochando como avaro. Me estoy quedando quieto en este raro movimiento sin fin que me atenaza. Y aquello que persigo me da caza y a vueltas voy rodando como un aro. De tanto no hacer nada estoy cansado. Me estoy quedando ronco de silencio. La pura libertad me pone un veto y habiendo de ser libre, me sentencio. Y tengo tal salud que en tal estado, me duele el corazón y el esqueleto.
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El suelo era de arena olvidadiza donde no imprime rastro la pisada. Y el cielo era penoso a la mirada que ya sin esperanza era ceniza. De aquella España oscura y de su liza tan pura, y tan reciente y tan llorada, apenas si una turba abigarrada quedaba de su estirpe primeriza. Aquello que fue gloria, era miseria. Cuanto hubo de orgulloso, fue humillada. Los héroes, carcomidos por los piojos, más que alzada bandera, eran despojos, memoria corrompida de soldado, tristísimo espectáculo de feria.
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Con alas y perdida ibas perdida reuniendo tu dolor con mansedumbre. Incierta con tu pena y pesadumbre, sola con tu moneda y tu medida. Tímidamente dije: Preferida, iníciame a tu cierta incertidumbre. Nacida eres paloma, lirio y lumbre: acógeme a tu sombra amanecida. Aquí voy a esperarte, desgastado, rememorando el uso de mi llanto, tu lástima, el milagro y mi pradera. Una vez te lo dije. Y ya me has dado, reciente, con tu beso, tu quebranto, oscuro, cardinal y de bandera.
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