CALLE CON ÁRBOLES
Caminamos a tientas,
el aire de la noche
empuja las palabras que nos cuesta decir,
las conduce de tu boca a la mía.
Tal vez el mismo aire que eleva las plegarias,
los temores legítimos,
esa llama atrapada todavía
en el estrecho círculo de la conciencia.
Cae a un lado y a otro la oscuridad en copos de los árboles.
Por encima del hilo donde un pájaro calla,
sobre un cielo tan bajo que refleja
todo lo desvalido de este mundo,
va pasando el silencio de una nube,
su poco de agua dulce.
A esta hora,
cuando los hombres duermen,
el silencio de las casas habitadas
cae sobre el silencio de las casas deshabitadas.
La calle brilla entonces
como los días de lluvia,
quizá como los ojos de los muertos recientes. |