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Claudia
Casal
Toledo

 

Después de todo, ni palabra

Búscame allí...

Del viento del Sur y el amor

Ojos

Después de todo, ni palabra

                                                                                                         …Y si después de tantas palabras
                                                                                           no sobrevive la palabra….
                                                                                                          
Cesa
r Vallejo

Hoy no tengo nada que decir.
Soy un cuerpo y una boca que comulga,
un ente que ha hundido su nombre en el barro.
Hoy he paseado por los signos de la historia.
Me veo y no soy piel,
soy un espectro en las miradas,
antípoda y susurro de un estruendo,
soy un dúo, un trío, un Full de Ases,
escalera sin peldaños ni pisadas,
el cántaro roto de una fuente octogenaria.
Ya sé,
ya sé que aun no he dicho nada,
mas no importa,
no será la vez primera
que un poeta
se quede sin palabras.

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Búscame allí
donde baten los misterios,
donde anida el corazón de los poetas.
Búscame
en los poros de tu cuerpo,
en los pliegues más profundos de tu piel,
allí donde he muerto y renacido tantas veces.
Búscame además
donde menos se te ocurra,
en portales,
cementerios,
espacios inherentes de las sombras,
en cada niño que pierde su cometa.
Búscame
(repito)
búscame en tu sexo,
donde retozo los caudales exhumados,
donde vivo a la locura de los gritos.
Búscame
¡Sí!
Búscame
si no en misterios,
portales,
cementerios,
si ni siquiera me descubres en tu sexo,
búscame en ti
y entonces sí
sabrás donde encontrarme.
 

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Del viento del Sur y el amor

Fue testigo el viento
y cinco noches cabalgadas
del único rincón de tus entrañas.
Tal vez del sudor de las simientes
vertidas de tu sexo.
Fue testigo de las cifras
definidas por la historia.
Sabe bien el viento
de amores en la orilla,
sabe que... además
hay almas que se pierden,
que hay almas que tumban las promesas,
que recorren los caminos
sin sustancias ni alegatos,
luchas ni promesas.
Pero al viento no le agradan esas almas,
es por eso que reía al vernos pasar,
cuando advirtió que las nuestras no eran de aquel modo
que se pierden en lloviznas.
Y así se hizo testigo de los días,
de palabras pronunciadas.
¿Se hizo testigo, quizás ? de nuestras sombras,
de la forma de amar en pleno llanto,
de tumbar el mundo en nuestra espalda.
Y fue así que nos amamos,
como si se deshojaran las nostalgias,
vestidas y sin ropas... de cabeza...
con todas las manos y las piernas,
con las tres mil bocas implacables,
y la certeza
y la voz
y todo el cuerpo.
Pregunte alguien si es que tiene dudas,
que pregunten pues,
fue testigo el viento.

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                                          Ojos
El mundo lleno de ojos. Relámpagos cintilan en la noche o parpadean en la luz. Algunos ven, otros nada más matan. Algunos miran hacia adentro, otros hacia ninguna parte. Vivo en una celda de ojos, como la letra de un bolero que resiste el olvido. Estar adentro es ir afuera. El habitante de unos ojos navega pequeñísimas barcas, cultiva jardines bonsai, construye ciudades invisibles. Cuando me vaya extrañaré la casa, a pesar de ser cárcel fluía algo de calor. No sé si los hojos tienen ojas o ijos; tal vez haga un collar con ellos; quiza prepare una sopa de ojos. Del amor hablaremos mañana.
                                          
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