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Concepción Estevarena

La libertad

Combate

Luchas

Enigma

LA LIBERTAD

En cuanta extensión inunda

el sol con su luz dorada,

la libertad es amada

con una pasión profunda,

un canto en su honor entona,

y bien la fama pregona

que, aunque destronarla intenten,

tienen en las almas que sienten

un trono y una corona.

 La libertad presta aliento

al pensamiento que crea,

porque es la primera idea

que brota en el pensamiento;

ella es luz y es sentimiento,

y es fuerza que la respeten,

pues, aunque su marcha inquieten

almas a su luz ajenas,

no habrá quien labre cadenas

que a la libertad sujeten.

 ¡Libertad, lazo de amor,

talismán que honra y escuda,

la humanidad te saluda

como a su gloria mejor!

No pierdes en esplendor,

aunque al verte victoriosa

te promuevan guerra odiosa;

que aun siendo tus penas muchas

sales de las nuevas luchas

más radiante y más hermosa.

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COMBATE

De mis ideas la insufrible carga

abruma, sin cesar mi pensamiento,

y a cada instante crece mi tormento;

cada hora que se aleja es más amarga.

Presa de la ansiedad que así me embarga,

día por día mi existencia cuento;

sigo el curso del sol; ¡pero es tan lento!

Llega la noche al fin; ¡pero es tan larga!

Largo es vivir con mi martirio fuerte,

mas fuera corto el tiempo, aún sin medida,

si cual quisiera yo fuese mi suerte.

Y es ¡ay! mi voluntad tan combatida,

que sobrándome vida amo la muerte,

y a punto de morir querré la vida.

 

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LUCHAS        

En derredor del sol gira la tierra,

haciéndose, al girar, sombra a sí misma,

y en redor de mis propios sentimientos,

hallando sombra y luz, mi mente gira.

Yo no sé qué pensar; me alejo mucho

y otra vez vuelvo al punto de partida;

la luz de mi esperanza nunca muere,

y a impulsos del dolor siempre vacila.

Para soñar en mundos que no veo

me basta mi incansable fantasía,

y para comprender el que habitamos

no me bastan ni el alma ni la vista.

Sombras que ante la luz se desvanecen,

pasan mis ilusiones más queridas:

rocas fijas en medio de los mares,

duran mis penas grandes e infinitas.

Yo no sé qué pensar; mi pensamiento

tiene en mi corazón extraño guía;

batallo sin cesar, y amo la lucha,

y muero sin cesar, y aún tengo vida.

 

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ENIGMA

               Con todos los rumores que, mezclados,

                suben a lo infinito,

ha querido formar el hombre, ansioso,

de libertad el sacrosanto himno.

 Notas, murmullos, huracanes, risas,

                palabras y suspiros,

nada es bastante; el himno deseado

siempre incompleto resonó en mi oído.

 Mientras me lleve por el mar del mundo

                la nave del martirio,

no espero ya escucharlo; falta un eco

universal, espléndido y divino.

 Tal vez la eternidad es solamente

                quien guarda ese sonido,

y el velo de la muerte cubre el arpa

donde resuena el suspirado himno.

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