Tengo todo el instante resumido en un libro y me abro de piernas para mentir: la vida es un puzzle, preparo el potingue de delicioso residuo y me congratulo con dios muchas veces. Todas. A lo mejor me voy poco espantada. La veterana de largo sentido es un poco triste, le acongoja el desdén la repulsa, el desprecio, la desdicha. Nacida para ser pronunciada mientras se arde con la figura tiritante, a lo largo de otros brazos, a lo largo de ellos sólo.
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U olvidar. Hacia atrás sueño. La rareza de un bosque en un póster sobre la aguja del reloj. Te tuve cuando no te tenía, corre brisa tanto corre que ventea. Un libro y dos páginas leídas, qué cuerpo tienes. Ya no te quiero, qué hermoso: ya no te quiero. Me da perplejidad tomarte de la mano, y tus rayas qué largas, no te vas a morir nunca. Paseo de invierno. Es verano fue trescientos sesenta y cinco días antes más o menos, me miraba en el espejo para peinarme y no amanecía. Proyectaba aunamientos con nadie más sola que tú. Conoces el estertor y el declive. Yo de fatiga, cuánto te quise. (1993) |
Me da sorpresa bajar por la ventura de mis emociones porque para qué haber estado alta si la fiebre la produce el recorrido. Tengo un beso junto a la boca y un tiempo para que dure la sensación del beso que recibo y la inscripción de la sinceridad. Otro tiempo no lloraré sin saberlo que es como ahora que por encima de la conciencia está la voluntad de sentir un beso junto a la boca. Si ese beso se parte y va al labio una senda del beso que se fue se irá sin mí también y no será simétrico. Por eso es gran cosa. (1994) PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS SOBRE BESOS |