Oigo tu cuerpo con la avidez abrevada y tranquila de quien se impregna (de quien emerge, de quien se extiende saturado, recorrido de esperma) en la humedad cifrada (suave oráculo espeso; templo) en los limos, embalses tibios, deltas, de su origen; bebo (tus raíces abiertas y penetrables; en tus costas lascivas -cieno bullente- landas) los designios musgosos, tus savias densas (parva de lianas ebrias) Huelo en tus bordes profundos, expectantes, las brasas, en tus selvas untuosas, las vertientes. Oigo (tu semen táctil) los veneros, las larvas; (ábside fértil) Toco en tus ciénagas vivas, en tus lamas: los rastros en tu fragua envolvente: los indicios (Abro a tus muslos ungidos, rezumantes; escanciados de luz) Oigo en tus légamos agrios, a tu orilla: los palpos, los augurios -siglas inmersas; blastos-. En tus atrios: las huellas vítreas, las libaciones (glebas fecundas), los hervideros. |
TUS LINDES: GRIETAS QUE ME DESVELAN We must have died alone, a long long time ago. D.B.
Has pulsado has templado mi carne en tu diafanidad, mis sentidos (hombre de contornos levísimos, de ojos suaves y limpios); en la vasta desnudez que derrama, que desgaja y ofrece;
(Como una esbelta ventana al mar; como el roce delicado, insistente, de tu voz.) Las aguas: sendas que te reflejan (celaje inmerso), tu afluencia, tus lindes: grietas que me develan.
—Porque un barniz, una palabra espesa, vivos y muertos, una acritud fungosa, de cordajes, de limo, de carroña frutal, una baba lechosa nos recorre, nos pliega; ¿alguien; alguien hablaba aquí?
Renazco, como un albino, a ese sol: distancia doloroso a lo neutro que me mira, que miro.
Ven, acércate; ven a mirar sus manos, gotas recientes en este fango; ven a rodearme. (Sabor nocturno, fulgor de tierras erguidas, de pasajes sedosos, arborescentes, semiocultos el mar: sobre esta playa, entre rumores dispersos y vítreos.) Has deslumbrado, reblandecido
¿En quién revienta esta luz?
—Has forjado, delineado mi cuerpo a tus emanaciones, a sus trazos escuetos. Has colmado de raíces, de espacios; has ahondado, desollado, vuelto vulnerables (porque tus yemas tensan y desprenden, porque tu luz arranca —gubia suavísima— con su lengua, su roce, mis membranas —en tus aguas; ceiba luminosa de espesuras abiertas, de parajes fluctuantes, excedidos; tu relente) mis miembros. +Oye; siente en ese fallo luctuoso, en ese intento segado, delicuescente ¿A quién unge, a quién refracta, a quién desdobla? en su miasma
Miro con ojos sin pigmento ese ruido ceroso que me es ajeno.
(En mi cuerpo tu piel yergue una selva dúctil que fecunda sus bordes; una pregunta, viña que se interna, que envuelve los pasillos rastreados. —De sus ramas, de sus cimas: la afluencia incontenible. Un cristal que penetra, resinoso, candente, en las vastas pupilas ocres del deseo, las transparenta; un lenguaje minucioso.) Me has preñado, has urdido entre mi piel; ¿y quién se desplaza aquí? ¿quién desliza por sus dedos? Bajo esa noche: ¿quién musita entre las tumbas, las zanjas? Su flama, siempre multiplicada, siempre henchida y secreta, tus lindes; Has ahondado, has vertido, me has abierto hasta exhumar; ¿Y quién, quién lo amortaja aquí? ¿Quién lo estrecha, quién lo besa? ¿Quién lo habita? PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS ERÓTICOS |
Entra el lenguaje.
Los dos se acercan a los mismos objetos. Los tocan del mismo modo. Los apilan igual. Dejan e ignoran las mismas cosas.
Cuando se enfrentan, saben que son el límite uno del otro.
Son creador y criatura. Son imagen, modelo, uno del otro.
Los dos comparten la penumbra del cuarto. Ahí perciben poco: lo utilizable y lo que el otro permite ver. Ambos se evaden y se ocultan. |
Encendido en los boscajes del tiempo, el amor es deleitada sustancia. Abre con hociquillo de marmota, senderos y senderos inextricables. Es el camino de vuelta de los muertos, el lugar luminoso donde suelen resplandecer. Como zafiros bajo la arena hacen su playa, hacen sus olas íntimas, su floración de pedernal, blanca y hundiéndose y volcando su espuma. Así nos dicen al oído: del viento de la calma del agua, y del sol que toca, con dedos ígneos y delicados la frescura vital. Así nos dicen con su candor de caracolas; así van devanándonos con su luz, que es piedra, y que es principio con el agua, y es mar de hondos follajes inexpugnables, a los que sólo así, de noche, nos es dado ver y encender. PULSA AQUÍ PARA LEER EL CONCEPTO DE AMOR EN DISTINTOS POETAS |