A San Françisco.
De Françisco por menor
escribir la ystoria yntento,
ziego soi, mas no es herror
meterme oy a ystoriador,
saviendo escribir a tiento.
Hijo fue de un mercader,
que pudo bien sin lisonja
mucho en el mundo baler
pues tubo para comer
todos los días la lonja.
Al cielo levantó el buelo,
y de mercader la cara
fuerte dejó el reçelo,
porque ai mercader que al zielo
no llega con una bara.
Ninguno llega a hadmirarse
de ber con Fran[cis]co miedo,
que no es mui fácil salbarse,
y un mercader condenarse
lo save haçer con un dedo.
En fin, de la tropelía
del mundo en su hedad más tierna
tanto el santo se reya,
que de risa quedó un día
descalço de pie y de pierna.
y quieres meterte a dama.
Mucho aborrezió el dinero
que es donde el bicio se enbosca,
y en descanso berdadero
vibió, porque fue el primero
a quien no picó la mosca.
De embidia Luzbel mobido,
trampas ponía a sus huellas,
y a mí me tiene aturdido
que fuese tan entendido
y que no cayese en ellas.
Entró de dama, diçiendo
que sentía sus desdenes,
mas él la dijo riyendo:
oyes, ángel, ya te entiendo,
aunque tantas uñas tienes.
No me quiebres la caveça,
que aunque más hagas la cama
al delito y la torpeça,
heres sólo oculta pieça,
Junto a una zarça bio
al diablo, y dél sobornado,
a deçirle se arrojó:
vaia al ymfierno, que yo
me quedo aquí zarzeando.
Fue su vida esclareçida
para asombro del profundo,
y lo que hiço en este mundo
no lo fue (es cosa savida)
a pagar al otro mundo.
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