La casa de los
guardas
Para
Jaime
...Escorpiones
alados revolotean, como gotas de plomo, entre las ramas del árbol
inmenso. Lianas enredadas en torno al sexo de los guardianes de la
palabra azul (último grito en plásticos), de la palabra nunca
perdida en espacios ajenos a su girar eterno, nunca encontrada al
alba en un café; y detrás, la extensión sin fronteras del lodo.
...No ha comenzado la fiesta, pero no terminará
nunca. Despiertan, en la cantera sagrada, nuestros negros
amantes. Allí la casa de la Escolopendra. Allí susurran sus
canciones blandas los del Otro Lado: sonríen tras pañuelos empapados
de mocos, y estremecen la noche; son cristal roto para siempre,
agujas muertas a la deriva del tiempo. Conocen la íntima amistad de
la hierba fresca con la luna, que también es su hermana.
...En el parque jugaban los niños más azules, se
divertían con vísceras de plata. Cadáveres que ayer les poseyeron
son hoy pasto de la fatiga prematura. Los pasillos ardían de miedo y
furia, correosos. Hoy los viejos temores son campanas de fiesta en
nuestro cumpleaños, realidades tangibles o intangibles, según la
masa aumente o disminuya.
...¿Por qué un cristal se ha roto para siempre? Enemistados
con las dulces esquelas de amor, hemos roto nuestra última frontera,
nuestro borde; y aquí estamos, sin límites, a la espera de un
piadoso enemigo que clave su aguijón en nuestra carne abierta.
...Geysers de sangre elevarán su duro músculo hasta el
Otro Lado. Y es posible que, entonces, Los Que Acechan recuerden el
valor de esta gema en mi frente engastada. Y quizá entonces se
derrumben las paredes, y tiemblen desesperados los gritos del agua;
y abra de par en par, muertes el Héroe marchito; y sus laberintos
castrados se abran ante la doble figura que adorna mi deseo: Plomo y
Miseria, Plomo y Miseria... |