Emilio Prados |
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Calma |
Cielo gris Suelo rojo. De un olivo a otro vuela el tordo. En la tarde hay un sapo de ceniza y oro. Suelo gris. Cielo rojo... -Quedó la luna enredada en el olivar. Quedó la luna olvidada-. |
La
alameda está honda, PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS SOBRE ÁRBOLES/FRUTOS |
Igual que este viento, quiero figura de mi calor ser y, despacio, entrar donde descanse tu cuerpo del verano; irme acercando hasta él sin que me vea; llegar, como un pulso abierto, latiendo en el aire; ser figura del pensamiento mío, de ti, en su presencia; abierta carne de viento, estancia de amor en alma. Tú -blando marfil de sueño; nieve de carne; quietud de palma, luna en silencio- sentada, dormida en medio de tu cuarto. Y yo ir entrando igual que un agua serena; inundarte todo el cuerpo hasta cubrirte y, entero, quedarme ya, así, por dentro, como el aire en un farol, viéndote temblar, luciendo, brillar en medio de mí, encendiéndote en mi cuerpo, iluminando mi carne toda ya carne de viento.
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¡Qué
bien te siento bajar!
Contigo
por ti has llegado
Entera
te has derramado
...
Pero yo me salvo, salto,
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¡Qué cerca! ¡Desde mi ojo a tu ojo, ni el canto de un alma! Engarzados sobre el viento, como pájaros a un mismo cinto, prendidos al cielo estamos los dos. ¡Qué juntos nuestros perfiles en medio del día! ¡Qué altos van! ¡Qué limpios vuelan arriba, ya sueltos, libres del mundo, los rostros, flotando en la luz; abiertos como dos flores sin tallo, en ella, vivos, sin cuerpo que los pueda sujetar abajo en lo hondo, al suelo! Juntos, por entre las nubes están volando, altos, quietos, parados igual que estrellas del alba y aún más serenos que estrellas, como dos plumas, igual que peces del viento suspendidos sobre él con el sedal del silencio, que los mantiene colgados, por los ojos, sobre el sueño.
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