Emilio Prados

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Calma

La alameda está honda

Posesión luminosa

Tránsitos

Amanecer

CALMA

  

Cielo gris

Suelo rojo.

De un olivo a otro

vuela el tordo.

 En la tarde hay un sapo

de ceniza y oro.

 Suelo gris.

Cielo rojo...

 -Quedó la luna enredada

en el olivar.

Quedó la luna olvidada-.

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La alameda está honda,
mas no el tiempo.
                       La sombra,
antes de ser, ya alzaba
su pilar de armonía,
debajo de los árboles
que hoy forman la avenida.
Los álamos, si están,
ya siempre fueron álamos
o van a ser o han sido.
(Todo es brocal de Eterno
bajo este negror frío.)
Y, acaso un árbol solo
es toda la alameda.
(¡Qué oscura voz de Estío
bajo las hojas secas!)
-¿Un árbol? -¡Sólo un árbol!...
Y mi mano se acerca
para tocar el tronco
o el sueño que la asedia.
Mas ¡no hay árbol!...
                                La mano
abierta, insiste y palpa.
(Como la piel de un eco
una sombra resbala.)
Y... ¡otro árbol!
                        Y voy
y otra vez se me escapa.
(Sobre mi mano, el viento
se va cuajando en lágrimas.)
De árbol en árbol voy
formando mi alameda.
Del cielo entré en su sombra:
ahora soy sombra en ella.
¿Sombra en ella?...
                             ¿Y mi cuerpo?...
(Un álamo, sus ramas,
húmedas por la luna,
hacia mis hombros baja.)
¿En dónde estoy?...
                              (Las hojas
parece que se quejan).
Los árboles me buscan,
sin encontrar mi huella.
.................................
Un árbol y otro y otro
y ninguno, son todos
los árboles que llaman...
(Pero... ¿y mi cuerpo?)
                                   El árbol,
mueve libre sus ramas.
Cae una flor. (El viento
la ha soltado.)
                    Y cruza,
ya tan sólo mi ausencia.
(Sube al cielo la luna.)
¿Dónde estoy? ¿Dónde estuve?...
Y toda la alameda
se ahonda; mas no el tiempo
que la levanta eterna.
Pero, ¿quedó un suspiro?
La soledad que duerme
junto al cauce del río.

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        POSESIÓN LUMINOSA

 Igual que este viento, quiero

figura de mi calor

ser y, despacio, entrar

donde descanse tu cuerpo

del verano; irme acercando

hasta él sin que me vea;

llegar, como un pulso abierto,

latiendo en el aire; ser

figura del pensamiento

mío, de ti, en su presencia;

abierta carne de viento,

estancia de amor en alma.

Tú -blando marfil de sueño;

nieve de carne; quietud

de palma, luna en silencio-

sentada, dormida en medio

de tu cuarto. Y yo ir entrando

igual que un agua serena;

inundarte todo el cuerpo

hasta cubrirte y, entero,

quedarme ya, así, por dentro,

como el aire en un farol,

viéndote temblar, luciendo,

brillar en medio de mí,

encendiéndote en mi cuerpo,

iluminando mi carne

toda ya carne de viento.

 

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Tránsitos

¡Qué bien te siento bajar!
¡Qué despacio vas entrando
caliente, viva, en mi cuerpo,
desde ti misma manando
igual que una fuente, ardiendo!

Contigo por ti has llegado
escondida bajo el viento,
- desnuda en él -, y en mis párpados
terminas, doble, tu vuelo.
¡Qué caliente estás! Tu brazo
temblando arde ya en mi pecho.

Entera te has derramado
por mis ojos. Ya estás dentro
de mi carne, bajo el árbol
de mis pulsos, en su sombra
bajo el sueño:
¡Entera dentro del sueño!
¡Qué certera en mi descanso
dominas al fin tu reino!

... Pero yo me salvo, salto,
libre fuera de mí, escapo
por mi sangre, me liberto,
y a ti filtrándome mágico,
vuelvo a dejarte en el viento
otra vez sola, buscando
nueva prisión a tu cuerpo.

 

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AMANECER

 ¡Qué cerca! ¡Desde mi ojo

a tu ojo, ni el canto de un alma!

Engarzados sobre el viento,

como pájaros a un mismo

cinto, prendidos al cielo

estamos los dos. ¡Qué juntos

nuestros perfiles en medio

del día! ¡Qué altos van! ¡Qué limpios

vuelan arriba, ya sueltos,

libres del mundo, los rostros,

flotando en la luz; abiertos

como dos flores sin tallo,

en ella, vivos, sin cuerpo

que los pueda sujetar

abajo en lo hondo, al suelo!

Juntos, por entre las nubes

están volando, altos, quietos,

parados igual que estrellas

del alba y aún más serenos

que estrellas, como dos plumas,

igual que peces del viento

suspendidos sobre él

con el sedal del silencio,

que los mantiene colgados,

por los ojos, sobre el sueño.

 

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