Un
mudo que ganar
Emulsión
regeneradora, lucimiento Marga-
ret Astor. Ni una sola espinilla sobre la
pierna tersa, suave, vispereada con pura
cera virgen. El muslo perfumado con co-
lonia infantil (colonia para todos) la
única demagógicamente soportable. Super-
ficial contacto de leche limpiadora, ma-
quillaje mínimo, simple tono, suéter y pantalón vaquero.
Movimiento rítmico
salvador de los sába-
dos noche paz vuelo de matrimonios de la
década: estudiar los rincones de la ca-
sa, combinar el realismo social de los se-
senta con el pop, ajustar el espacio entre
los Saura, Guinovart, con un póster de
Antonio Machado, no es comparable a la co-
modidad de estar charlando (soñando) pro-
yectando en el histórico reducto solida-
rio al sabor de los quesos, la disten-
sión del vino, el apoyo moral:
_Lo
hacéis muy bien. En casa lo mismo. No
hay un solo cierre. El cuerpo desnudo de
los dos lo aceptan con naturalidad. Iván
compara ya su pito con el del padre.
Médicos, arquitectos,
abogados, profeso-
res con asistenta y R5, votantes de iz-
quierda, dicen al sol: cerrad la puerta rom-
pieron los cristales y nos llevaron el
cassette, son drogadictos que van prime-
ro a la farmacia.
De profesiones
liberales: primero van a la
farmacia, luego se encierran, no escucháis
la música los jóvenes. Al sol moderna-
mente aparcando sus R5 hacen la compra,
cambian los pañales de sus bebés, no son
enemigos de la fregona, se tutean en los
ascensores, eficaces: ¿Sois de la asocia-
ción? Están al día del anticonceptivo que
ellas toman: ejecutivos de los años ochen-
ta al sol de la urbanización |