Rayendo están dos cabras de un nudoso
y duro ramo seco en la mimbrera,
pues ya les fue en la verde primavera
dulce, suave, tierno y muy sabroso.
Hallan extraño
el gusto y amargoso,
no hallan ramo bueno en la ribera,
que –_como su sazón pasada era_
pasó también su gusto deleitoso.
Y tras de este
sabor que echaban menos,
de un ramo en otro ramo van mordiendo
y quedan sin comer de porfiadas.
¡Memorias de
mis dulces tiempos buenos,
así vay tras vosotras discurriendo
sin ver sino venturas acabadas!