Redondillas A Lisi
esquiva
Si pretendes por despojos,
Lisi, los alientos míos,
¿qué has menester de desvíos,
cuando te sobran tus ojos?
Si con mi muerte, mi bien,
esperas tu libertad,
mátame con tu beldad,
pero no con tu desdén.
Pues será doble rigor,
cuando en tu mano lo tienes,
que me mates a desdenes,
pudiendo morir de amor.
Y nadie podrá ofenderte,
si lo hicieres con tal arte,
porque yo, por disculparte,
me achacaré a mí mi muerte.
Y aún te será más blasón
oír que tu amante Fabio
ha muerto, no de tu agravio,
sí sólo de su pasión.
Que se hace agravio a tu
pura
y poderosa belleza
en que usurpe la fiereza
su poder a la hermosura.
Deja que mi amante fe
me mate, pues de esta suerte
tú consigues darme muerte
y yo lo agradeceré.
Pues logras de esta manera
que a tu beldad peregrina
la idolatren por divina
y no la infamen por fiera.
Sea lícito a mi tristeza
saber que, en lance tan fuerte,
los que celebren mi muerte
celebrarán tu belleza.
Y mis penas lastimosas
harán, cuando más no puedan,
que tu hermosura concedan
hasta las más envidiosas.
Y será doble rigor,
cuando en tu mano lo tienes,
que me mates a desdenes,
pudiendo morir de amor |