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Francisco Giner de los Ríos

Los tercetos del Sena

Esperanza

Puerto Escandón

Teruel

LOS TERCETOS DEL SENA

 Desde mayo y París, la flor del Sena,

me vuelvo a tu luz, España mía,

y encuentro el corazón hondo en su pena,

 pero alto de esperanza, en la porfía

de alcanzar tu canción y tu ventura,

camino entre el dolor y la alegría.

 El Sena me acompaña, y la frescura

que trasmina el castaño -su ancho leño

vuelve tierna la piedra en la verdura-

 me lleva hacia la hora en que te sueño

con más terca pasión, ya sin fatiga,

pues van parejos siempre fe y empeño.

 La primavera dulcemente hostiga

toda la luz del mundo aquí encerrada.

Muere la tarde sin que me persiga

 otro afán que encontrarte, tierra amada.

Con el río que canta tiernamente

la redondez del agua aprisionada

 mientras llega la noche blandamente,

por tus agrios pinares y tu sierra

paseo mi nostalgia enteramente,

España de mi paz y de mi guerra.

 

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ESPERANZA

¡Qué distinto el paisaje y monumentos

con que voy sosegando la mirada

y la turbia clamor desazonada

de pasados, antiguos desalientos!

Hoy salgo hacia la luz y hacia los vientos

para templar mi voz desesperada

sobre una verde hierba enamorada

y un porvenir de amaneceres lentos.

Voy hallando la viva fuerza ausente

desde el valle de México, callado,

tembloroso de luces y de anhelo.

Y la esperanza se abre por mi frente

subiendo desde el pecho más cerrado,

desnudando mi espíritu y el cielo.

 

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PUERTO ESCANDON

             I

 Puerto Escandón, ¡qué alegría

volver a verte en el cielo

esta tarde mexicana

tan alta de tu recuerdo!

Hace tres años cantaba

tu tierra bajo mi pecho.

Cortado de silbo y plomo

con tu hierba iba mi aliento,

limpio y seguro en su empuje

sobre tus agrios repechos.

¡Qué bien cuando te pasamos,

sin más trinchera que el cielo,

cayendo sobre Teruel

un anochecer inmenso!

La victoria parecía

una algazara de fuego,

guardadas nuestras espaldas

por tu anchísimo silencio.

La noche anterior cantaba

tu tierra bajo mi pecho.

            II

 Yo no pido más que tiempo.

Quiero mirar a la muerte

en campo abierto.

Quiero encontrarla y besarla

sobre aquel viento,

el que sembraba la fuerza

dentro del pecho,

el que robaba a la angustia

su desaliento.

¡Qué limpia estaba la rama

de los abetos,

y la roja serranía

con sangre dentro!

Yo no pido más que tiempo

para encontrarme a la muerte

otra vez,

y en aquel puerto,

          lII

 Puerto Escandón colorado,

por la muerte ceniciento,

volcado sobre Teruel

y la esperanza y el viento.

Esta tarde mexicana,

tu tierra sobre mi pecho.

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TERUEL

Teruel, bajo mis pies y por mi frente

sencillamente tu silencio tengo.

Y de tu muerte a tu mañana vengo

por mi piel y mi luz sencillamente.

Al sonar de los tiros voy ausente.

En tus piedras calladas me sostengo

y las ansias del pecho me contengo

atento sólo a tu mirara presente.

Y en tu cansada piedra destrozada,

en vez de la tristeza de la muerte

de que te ves cubierta y asaltada,

encuentro tu canción tan clara y fuerte

que siento ya tu entraña enamorada

de nueva libertad, de abierta suerte.

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