Diego Gómez Manrique

índice

POESÍA

A una dama que iba cubierta

Batalla de amores

Canción

Canción

 

TEATRO

Representación del Nacimiento de Nuestro Señor

 

A una dama que iba cubierta

El corazón se me fue
donde vuestro vulto vi,
e luego vos conocí
al punto que vos miré;
que no pudo facer tanto,
por mucho que vos cubriese
aquel vuestro negro manto,
que no vos reconosciese.
Que debajo se mostraba
vuestra gracia y gentil aire,
y el cubrir con buen donaire
todo lo manifestaba;
a
sí que con mis enojos
e muy grande turbación
allá se fueron mis ojos
do tenía el corazón.

Ir al índice

Batalla de amores

Estando no descuidado
del rebato venidero,
mas a guisa de guerrero
siempre medio salteado,
oí tocar atabales,
tamboriles e trompetas;
a la hora mis secretas
pasiones muy desiguales
miedos me ponen mortales.
Con una grand turbación
de los sones tanto fieros,
que los daños venideros,
temelos el coraçón,
a grand priesa demandé
las mis armas defensivas,
dexando los ofensivas
sólo por salvar mi fe,
que nunca vencida fue.

E así, muy bien armado
cuanto para defender,
salí sin me detener
con todo bien demudado:
vi venir mi pensamiento
que estaba por atalaya,
diciéndome: «Guaya, guaya,
que se llega, según siento,
la hora del perdimiento.»
E tocando las bastardas
trompetas a pelear,
luego, sin más lo tardar,
se juntan las avanguardas;
e las mis alas firieron
según les fuera mandado;
por recio que cometieron,
no refuir lo pudieron.

 

Ir al índice

Canción

Desnuda en una queça,
lavando la fontana,
estaba la niña loçana,
las manos sobre la treça.

Sin çarcillos nin sartal,
en una corta camisa,
fermosura natural,
la boca llena de risa,
descubierta la cabeza
como ninfa de Diana,
miraba la niña loçana
las manos sobre la treça.

Ir al índice

Canción

Con la beldad me prendistes,
con la gracia me robastes,
con la bondad me feristes,
al punto que me mirastes.

De la prisión no recelo,
que de mi grado será,
ni por el robo me duelo,
pues en tal lugar está;

mas del golpe que me distes
con la bondad que mostrastes,
el más triste de los tristes
para siempre me tornastes.

 

Ir al índice

Representación
 del Nacimiento 
de Nuestro Señor

Lo que dize JOSEPE,

sospechando de Nuestra Señora:

 

¡Oh viejo desventurado!

Negra dicha fue la mía

en casarme con María

por quien fuesse deshonrado.

   Ya la veo bien preñada,

no sé de quién, nin de cuánto.

Dizen que d'Espíritu Santo,

mas yo d'esto non sé nada.

 

 

La oraçión que faze la GLORIOSA:

Mi solo Dios verdadero,

cuyo ser es inamovible,

a quien es todo posible,

fáçil e bien fazedero!

   Tú que sabes la pureza

de la mi virginidad,

alumbra la çeguedad

de Josep, e su simpleza.

 

El ÁNGEL a JOSEPE:

¡Oh viejo de muchos días,

en el seso de muy pocos;

el principal de los locos!

¿Tú no sabes que Isaías

dixo: «Virgen parirá»;

lo cual escribió por esta

doncella gentil, honesta,

cuyo par nunca será?

La que representa a la GLORIOSA,

cuando le dieren el Niño:

Adórote, rey del cielo,

verdadero Dios e Hombre;

adoro tu santo nombre,

mi salvación e consuelo.

   Adórote, fijo e padre,

a quien sin dolor parí,

porque quesiste de mí

fazer de sierva tu madre.

   Bien podré decir aquí

aquel salmo glorïoso,

que dixe, fijo preçioso,

cuando yo te conçebí;

   que mi ánima engrandeçe

a ti, mi solo Señor,

y en ti, mi Salvador,

mi spíritu floreçe.

   Mas éste mi gran plazer

en dolor será tornado,

pues tú eres envïado

para muerte padeçer

por salvar los pecadores,

en la cual yo pasaré,

non menguándome la fe,

innumerables dolores.

   Pero mi precioso prez,

fijo mío muy querido,

dame tu claro sentido

para tratar tu niñez

   con debida reverençia,

e para que tu pasión

mi femenil coraçón

sufra con mucha paciençia.

 

La denunçiaçión

del ÁNGEL a los pastores:

 Yo vos denunçio, pastores,

qu'en Bellén es hoy naçido

el Señor de los señores,

sin pecado conçebido.

   E porque non lo dudedes

id al pesebre del buey,

donde çierto falladeres

al prometido en la Ley

 

EL UN PASTOR:

Dime tú, ermano, di,

si oíste alguna cosa,

e si viste lo que vi.

 

EL SEGUNDO:

Una gran voz me semeja

de un Ángel reluziente

que sonó en mi oreja

 

EL TERCERO:

  Mis oídos han oído

en Bellén ser esta noche

nuestro Salvador naçido.

   Por ende dexar debemos

nuestros ganados e ir

por ver si lo fallaremos.

 

Los PASTORES

veyendo al glorioso Niño:

Este es el Niño eçelente

que nos tiene de salvar.

Hermanos, muy omilmente

le lleguemos [a] adora

 

La adoraçión del PRIMERO:

 Dios te salve, glorïoso

infante santificado,

por redemir envïado

este mundo trabajoso.

Damos te grandes loores

por te querer demostrar

a nós, míseros pastores

 

Del SEGUNDO:

Salve te Dios, Niño santo,

envïado por Dios Padre,

conçebido por tu madre

con amor e con espanto.

Alabamos tu grandeza

qu'en el pueblo d'Irrael

escogió nuestra simpleza

 

Del TERCERO:

Dios te salve, Salvador,

hombre que ser Dios creemos.

Muchas graçias te facemos

porque quisiste, Señor,

la nuestra carne vestir,

en la cual muy cruda muerte

has por nós de reçebir

 

Los ÁNGELES:

   Gloria al Dios soberano

que reina sobre los çielos,

e paz al linaje humano

 

SAN GABRIEL:

Dios te salve, glorïosa

de los maitines estrella,

después de madre donzella,

e antes que fija, esposa.

   Yo soy venido, señora,

tu leal ambaxador,

para ser tu servidor

en aquesta santa hora

 

SAN MIGUEL:

 Yo, Micael, que vençí

las huestes luçiferales,

con los coros çelestiales

que son en torno de mí,

   por mandato de Dios padre

vengo tener compañía

a ti, beata María,

de tan santo Niño madre

 

 

SAN RAFAEL:

Yo, el ángel Rafael,

capitán d'estas cuadrillas,

dexando las altas sillas,

vengo a ser tu donzel;

   e por fazerte plazeres,

pues tan bien los mereçiste,

¡oh María, Mater Criste,

bendicha entre las mujeres!

 

 

Los martirios que presentan al Niño:

 

EL CÁLIZ:

   ¡Oh santo Niño naçido

para nuestra redençión!

Este cáliz dolorido

de la tu cruda pasión

   es neçesario que beba

tu sagrada majestad,

por salvar la humanidad

que fue perdida por Eva

 

EL ASTELO E LA SOGA:

E será en este astelo

tu cuerpo glorificado,

poderoso rey del çielo,

con esas sogas atado

 

LOS AÇOTES:

  Con estos açotes crudos

romperán los tus costados

los sayones muy sañudos

por lavar nuestros pecados

 

LA CORONA:

E después de tu persona

ferida con deçeplinas

te pornán esta corona

de dolorosas espinas

 

LA CRUZ:

En aquesta santa cruz

el tu cuerpo se porná;

a la hora no habrá luz

y el templo caerá

 

LOS CLAVOS:

Con estos clavos, Señor,

te clavarán pies e manos;

grande pasarás dolor

por los míseros humanos

 

LA LANÇA:

Con esta lança tan cruda

foradarán tu costado,

e será claro, sin duda,

lo que fue profetizado

 

Cançión para callar al Niño:

 

Callad, fijo mío

chiquito.

   Callad vos, Señor,

nuestro Redentor,

que vuestro dolor

durará poquito.

Ángeles del cielo,

venid, dar consuelo

a este moçuelo

Jesús tan bonito.

   Este fue reparo,

aunqu'el costo caro,

d'aquel pueblo amaro

cativo en Egito.

   Este sano dino,

Niño tan benino

por redemir vino

el linaje aflito.

   Cantemos gozosas,

hermanas graciosas,

pues somos esposas

del Jesús bendito.

Ir al índice

 

IR AL ÍNDICE GENERAL