Hoy me sé más pequeño que otros días, hoy tengo la estatura limitada, la boca sucia, la razón nublada por la sombra de antiguas cobardías. Esta es la tierra donde tú querías sembrar la luz del sol. No queda nada sobre su faz oscura y desolada, no brilla el resplandor que desprendías. Hoy vuelvo tembloroso a los olivos de tu huerto final, horrorizado por infantiles miedos reflexivos. Y agrandan mi temor tus campos yertos, tus espigas dobladas, Dios callado sobre los vivos y sobre los muertos. (De Contra tiempo) |
Es todo tan sencillo. Horizonte de viñas sin molinos, sin sueños. Hectáreas de agonía, metódica y discreta, en paz se multiplican. Pisan los campesinos la senda repetida, y van del pan al yugo, del yugo a la caricia. Llegan a la hora en punto sudores y vigilias, arde el campo reseco, doliente de Castilla. Todo es sencillo, exacto, como la muerte misma. Sin apresuramiento, teñido en lejanía, pasa un hombre, se escucha a lo sumo una esquila, y un «Dios guarde» monótono se extiende a la península que lentamente va quedándose dormida con un eco que dice " que ésta es tierra elegida de Dios, que somos grandes y que es ancha Castilla. (De Confesión general) |
Hay una soledad acompañada la que escucho en mi casa cuando todos se duermen, y yo vigilo el sueño hasta la madrugada. Hay otra soledad _cuarenta años la vivo_, de la calle y el metro. Soledad en la patria. Saberrne solo e inútil pedazo de la trampa, oír lo sonsonetes del verbo repetido, leer los Boletines, salir cada jornada a una vida que pueblan las gri es realidades. Gris la infancia lejana, gris ahora y también gris mañana.
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(Mis hermanos y yo habíamos pintado una raya de tiza en el suelo del patio. Nadie podía pasar esa endeble frontera sin pagar una multa, sin dar alguna prenda.) Años después yo veo la raya de los sueños, los sueños hechos hombres, los hombres hechos ecos, resonancias vacías, huecos entre los huecos. Se rompe la esperanza, también abruma el tedio: Lunes se disparata, martes chisporroteo, miércoles, jueves, viernes, sábado, mismo tiempo; domingos, Dios nos coja confesados, recemos. En la noche de ahora me duerno y me mareo, vacío de nostalgias, vacío de recuerdos. Sentado a pie juntillas junto a la raya, veo cómo todos la pasan sin el menor respeto, sin pagar una prenda, sin mirar hacia el suelo. No sé por qué se incumple el viejo reglamento. Pasan y pisan, la raya de tiza va desapareciendo. Sentado en la orilla me pregunto si eran hombres o esperpentos, si alguna vez fue realidad esto que ahora no sé si es sueño. Me gustaba la raya blanca que pintábamos de pequeños, era de tiza y la borraba el pisoteo. Pero al llegar cada mañana la pintábamos de nuevo, y todo empezaba como si se repitiera siempre el tiempo como si todo prosiguiera siendo por siempre un puro juego. |
RESPONSO EN LA MUERTE DE UN ASESINO (Vuelvo sobre el borrador de un poema esbozado en abril de 1957.)
Paz sobre ti. Paz sobre tu nombre. Tú que la vida arrebatabas, tampoco tienes vida ahora. Paz sobre el polvo oscuro que empiezas a ser. Corto es el tiempo que has ganado a tus muertos. Paz a la púrpura de tus iras. Hay una tierra indefensa que tiembla al recibirte. Paz a mí para dejar de odiarte, porque no dejas nada vivo que prolongue mi asco. Sucio has dejado el pan que tocaste, sucio tu traje y sucia tu palabra. Paz a la paz que nos lega tu muerte. Cuando nos condenabas, tu saliva era como un gargajo espeso que no manchaba nuestras frentes porque la podre se enredaba en tu lengua. Paz a los que no fueron escupidos antes de ser matados. Ya doblan todas las campanas, segura es tu muerte. Paz a los badajos que han llorado en esta hora de gloria su última mentira de dolor. (De Orillas de mi río) PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS SOBRE HECHOS O PERSONAJES HISTÓRICOS |