Madrigal
Paulina Bonaparte La creación de Adán Velázquez pinta la Villa Medici
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Porque
te hice de la nada,
y porque sólo una mirada,
en la alta noche me amenazan
Llega la estrella a mi ventana.
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Voy a ti, luz y fe por ti logradas, con el valor del labio y de la frente; todo mi ardor, ya sed en tu corriente, destino entre tus manos sosegadas. Traigo una nueva vida a tus miradas en triunfo conseguida; tibiamente iré dando a tu anhelo transparente este retorno cálido de espadas. Labraré el alto cauce. Por tu río toda mi voluntad será la rama que doble el paso fiel de tu navío, y en el rizado encaje de la estela, iré buscando el ángel que me llama desde tus limpios ojos de gacela.
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Acaba de tenderse, y se adivina que aquí vivió el amor ardientemente. ¿O es de hielo la curva de esa frente? ¿Son de cristal los senos de Paulina? La carne suave en la cintura fina ¿es un río que dobla?, ¿es una fuente que extasiada se mira en su corriente?, ¿o es una hermosa palma que se inclina? Los ojos, no de piedra, tan humanos; la cabeza tan firme sobre el cuello de diosa, de mujer, de soberana. Fluyen los brazos; van hacia las manos: la derecha, acercándose al cabello; la izquierda, sosteniendo una manzana. PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS SOBRE PERSONAJES Y HECHOS HISTÓRICOS |
Ese dedo de Dios, eternamente acercándose al hombre _y no lo toca_, ese soplo encendido de su boca que da sentido a un torso y a una frente, ese ser poderoso y derribado que recibe la llama de la vida en la carne de amor estremecida, en el barro, de amor humanizado, no son tuyos; no has sido tú el maestro, ni el creador, ni el oficiante diestro; no era tuya la mano que pintaba. Eras el obediente y conducido. Dentro de un paraíso, aún no perdido, también a ti el Señor te señalaba.
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VELAZQUEZ PINTA LA VILLA MEDICI Subo desde la barca, entre las flores _ya no piedra, peldaños vegetales_, a Santa Trinità dei Monti: iguales cúpulas con distintos resplandores en la tarde de oro, que ahora llega reptando a Villa Médici. Sus muros con el sol que se apaga son más puros, y Velázquez los copia y los sosiega... Tú diste más espacio a los espacios; no te cegaron torres ni palacios y viste lo no visto todavía, orillando los verdes del Boschetto. No cabe lo pintado en un soneto, pero sí en tu pintura el alma mía. PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS SOBRE PINTURAS
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