Como quien se ejercita en otro modo de filtrar la luz, caminamos así debajo de los árboles.
Renueva este pacto tan frágil, di comenzar o álamo, ejerce la piedad que se oculta en los nombres.
Es esta la frontera del verdor, el tímido oleaje que despierta cuando sólo podemos soportar un fragmento de cielo.
Saber que el horizonte es celosía. Tan derramada luz.
Es difícil vivir a esta altura precisa tan cerca de la tierra.
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Epitalamio |
La
vocación del vértigo |