Así llamó el... Destino: torvamente. Con un golpe feroz. Un picotazo. Un hirsuto y nocturno navajazo. La puerta y el Destino, frente a frente. ¡Oh dulce puerta herida (que aún se siente herida, si recuerda) ¡Oh aletazo! ...Un hombre escucha un negro aldabonazo y cambian sus paisajes de repente. Así llamó el Destino. Y la Alegría (¡así llamó el Destino!) fue tristeza. Y el mundo, ya no el mundo: sólo un nombre. Un lenguaje que nadie hablase hoy día. Una trampa con siempre más maleza. Un hombre detenido: ¿un tigre?: ¡un hombre! |
(I) |
Realidad para siempre
Preso,
mi nombre. Y Preso, mi apellido. |
PROMETEO XX
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