Juan del Valle y Caviedes

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A mi muerte próxima

A un médico tuerto

Caballeros chanflones

Endechas

A MI MUERTE PRÓXIMA

Que no moriré de viejo,

que no llego a los cuarenta,

pronosticado me tiene

de físicos la caterva.

Que una entraña hecha gigote

al otro mundo me lleva,

y el día menos pensado

tronaré como arpa vieja.

Nada me dicen de nuevo;

sé que la muerte me espera,

y pronto; pero no piensen

que he de cambiar de bandera.

Odiando las melecinas

como viví, así perezca;

que siempre el buen artillero

al pie del cañón revienta.

Mátenme de sus palabras

pero no de sus recetas,

que así matarme es venganza

pero no muerte a derechas.

Para morirme a mi gusto

no recurriré a la ciencia

de matalotes idiotas

que por la ciudad pasean.

¿Yo a mi Diente del Parnaso

por miedo traición hiciera?

¡Cuál rieran del cronista

las edades venideras!

Jesucristo unió el ejemplo

a la doctrina, y quien piensa

predicando ser apóstol,

de sus obras no reniega.

¡Me moriré! buen provecho.

¡Me moriré! en hora buena;

pero sin médicos cuervos

juntos de mi cabecera.

Un amigo si está avis

rara mi fortuna encuentra

y un franciscano que me hable

de las verdades eternas,

y venga lo que viniera,

que apercibido me encuentra

para reventar lo mismo

que cargada camareta.

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A UN MÉDICO TUERTO CON ANTEOJOS QUE DESTERRARON DE EL CALLAO, SIENDO EL SOLO, PORQUE MATABA MÁS QUE MUCHOS JUNTOS Y TENÍA POR FLOR COMERLES LA COMIDA A LOS ENFERMOS DICIENDO QUE LOS ANIMABA A COMER

Tuerto dos veces, por vista

la una y la otra por ciencia,

pues en la endiablada tuya

nunca haces cosa a derechas.

No llames siempre ante-ojos

a los que traes, porque a medias

ante-tuerto has de llamarlos,

pues la mitad está a ciegas.

Si no tienes más que un ojo

ociosa está una vidriera;

parece remedio tuvo

por cosa que no aprovecha.

Sin embargo eres el rey

en la medical ceguera;

si todos a ciegas curan tú no,

que curas a tuertas.

Tu vista nadie la entiende,

pues ni se repara en ella

tú no miras sino apuntas,

tú no ves sino que asestas

¿Cómo si apuntando curas

no atinas con las recetas,

pues das tan lejos del mal

que todas las curas yerras?

A los enfermos les comes

las comidas y aun las cenas

para hacerles este mal

y que se mueran de dieta.

Aýudales a beber

tus malditas purgas puercas,

y les darás media vida

y tu tendrás otra media

De las ayudas eleves

parte también, que les echas,

y ejercitarás dos ojos

que en un tuerto es cosa nueva.

Que el comerles las viandas

no es curarle las dolencias,

sino curarte del hambre

canina que te atormenta.

Si con los enfermos curas

tus hambres y tus pobrezas

ellos los médicos son

tú el enfermo que remedian.

Media visita debián pagarte,

en Dios y en conciencia,

que quieren medio ve al enfermo

no debe llevarla entera.

Del Callao te han echado

con descrédito de albéitar,

por enjalma de Galeno,

por limillo de Avicena.

Hínchate, doctor, de paja,

que las albardas rellenas

no matan tanto, y tendrás

hecho tu plato con ellas.

Que eres albarda no hay duda,

y me remito a la prueba,

pues la medicina tuya

por ser de albarda está en jerga.

 

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CABALLEROS CHANFLONES

El que hacerse quisiera caballero,

póngaseme muy grave y muy severo

y aprenda muy despacio

lo que son etiquetas de palacio.

 Si nombrare al virrey, diga, su esencia,

y no como la plebe, Su excelencia;

al título lo trate de Usiría,

y que le nombra así de cortesía

y a que no hablarle más ya se resuelve

porque no se la vuelve.

 Entra aquí al elegar ejecutorias

el suponer hazañas y memorias

heroicas de ascendientes,

y el hacer a diez grandes sus parientes.

 Si este tal caballero fuere pobre,

porque todo le sobre,

a una iglesia se vaya, y, por dos reales,

que a un cochero le dé para tamales,

por este corto logro que interesa,

le meterá en el coche o la calesa

donde abriendo del todo las cortinas,

por las calles remotas y vecinas,

cuantos fuere por ellas encontrando

los irá saludando

llamándole de vos al mal vestido

y al galán poderoso y engreído,

de tú, porque les oigan tutearse

y así piensan que llegan a igualarse.

 Si el tal le preguntare dónde ha estado,

le dirá que ocupado:

 Su esencia le ha tenido

en consulta, cansado y aburrido,

porque el gobierno todo lo ha fiado

de su corto discurso limitado,

y que nunca le deja, aunque

él se excusa

y murmure algo de él,

que así se usa.

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ENDECHAS

Atiende, ingrata Dafne,
mis quejas, si escucharlas
te merecen mis penas,
siquiera por ser tú quien me las causas.
Bien sé que son al viento
decirlas a una ingrata;
pero yo las publico
para que sepas solo a quien agravias.
Escucha mis suspiros,
que no porque mis ansias
con sentimiento explique
te han de obligar mis voces a pagarlas.
Pues no tan fácilmente
se mueve una tirana,
y asi puedes sin riesgo
serme benigna y entenderme, ingrata.
Si bien te pareciera,
¿qué mucho me amaras?
porque el favor, advierte,
se hace más fino cuando más se ama.
Merecer tus cariños
y dármelos es paga,
y el que paga no deja
la voluntad afecta ni obligada.
Finge que amor me tienes
y aunque me engañes, falsa,
haz siquiera de vidrio
una esmeralda para mi esperanza.
No me des desengaños
con claridades tantas,
que el infelice vive
el tiempo que se engaña o que le engañan.
Solo un triunfo consigues
si de una vez me matas:
Dame un vez la vida
para que muchas tenga que quitarla.

 

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