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Juana Hernández Conesa

Tacto

Las palabras de tu piel

Violetas húmedas

Más allá de tu cuerpo

Tacto

Caricias por empezar,

rotas de espera;

de soñarse fatigadas,

lo mismo que nuestras bocas

de besarse en la distancia.

Las manos al descubrir

un tumulto de gozos

traspasados por el mar,

hicieron del tacto asombros,

dibujando estelas de placer

en la travesía

de nuestra primera desnudez.

 

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LAS PALABRAS DE TU PIEL

Antes de los deseos y su cortejo

antes de las promesas de existir en ti,

mi inocencia caprichosa te inventó.

Te escribió en besos henchidos de viento

en los mares azules de la vida

al borde de tu cuerpo, sin saberlo. Te escribió.

Caligrafía que traspasaba la carne

entre un hallazgo imposible

y un encuentro en los confines de dos.

Letras que de abecedarios antiguos

componían caricias desnudas en los cuerpos,

y sinfonías en el último suspiro del amor.

 

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VIOLETAS HUMEDAS

Eran violetas húmedas,

plenas, germinadas,

en una eternidad sin dioses.

Arrebatabas los instantes

dejándolos sin tiempo,

enmudecías la jerga de la razón.

Con tus manos invadías

el imperio de su ciudad escondida,

enredándolas entre la desnudez

de sus estambres.

Era tu cuerpo en el mío,

recorriendo las esdrújulas

entre el perfumado gemir

de las caricias en flor.

 

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MÁS ALLÁ DE TU CUERPO

He hallado el gemido de la Tierra

en las esferas de tus senos,

en los senderos de tus labios a mis

labios,

en el sabor a brea que desprenden

tus palabras, cuando recitan besos

a mi cuerpo.

En el azar del deseo

donde se mecen las tardes

palpándose:

¡he hallado el gemido de la Tierra!

 

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