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JUAN PABLO FORNER

Definición de una niña de moda

Poema Epitafio

Desordenado en desaliño airoso

A Madrid

Definición de una niña de moda

Yo soy de poca edad, rica y bonita;

tengo lo que suelen llamar salero,

y toco, y canto, y bailo hasta el bolero,

y ando que vuelo con la ropa altita;

si entro en ella, revuelvo una visita,

y más si hay militar o hay extranjero;

voy a tertulia, y hallo peladero;

a paseo, y me llevo la palmita;

soy marcial: hablo y trato con despejo;

a los lindos los traigo en ejercicio,

y dejo y tomo a mi placer cortejo;

visto y peino con gracia y artificio...

Pues ¿qué me falta?... Oyóla un tío viejo,

y le dijo gruñendo: "Loca, el juicio."

 

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Poema Epitafio de Juan Pablo Forner

Aquí yace Jazmín, gozque mezquino,
que sólo al mundo vino
para abrigarse en la caliente falda
de madama Crisalda,
tomar chocolatito,
bizcochos y confites,
el pobre animalito,
desazonar visitas y convites,
alzando la patita
para orinar las capas y las medias
con audacia maldita,
ladrar rabiosamente
al yente y al viniente,
ir en coche a paseos y comedias
y ser martirio eterno de criados,
por él o despedidos o injuriados
con furor infernal y grito horrendo.

Si inútil fue y aborrecible bicho,
y petulante y puerco y disoluto,
culpas no fueron suyas, era bruto;
educole el capricho
de delicia soez con estupendo
horror de la razón; naturaleza
no le inspiró tan bárbara torpeza.
Los que en la tierra al Hacedor retratan,
sus hechuras divinas desbaratan,
corrompen y adulteran.
Los vicios de Jazmín, de su ama eran.

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Desordenado en desaliño airoso
al bullicioso céfiro permite
Nisa el cabello, porque no limite
su nativo esplendor lazo industrioso.

Velo sutil sobre su pecho hermoso
al gusto esconde lo que al gusto incite;
ni tanto que el tesoro facilite,
ni tanto que de él dude el ojo ansioso.

Así en traje sucinto reclinada
en alcatifa generosa yace
su gentileza y gala peregrina;

así la halla Cendón y la taimada
del necio que su pompa satisface
cobra el oro, y a Alexi lo destina.

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A Madrid

Esta es la villa, Coridón, famosa

que bañada del leve Manzanares

leyes impone a los soberbios mares

y en otro mundo impera poderosa.

Aquí la religión, zagal, reposa

rica en ofrendas, fértil en altares;

en las calles los hallas a millares;

no hay portal sin imagen milagrosa.

Y por que más la devoción entiendas

de este piadoso pueblo, a cada mano

ves presidir los santos en las tiendas.

Y dime, Coridón, ¿es buen cristiano

pueblo que al cielo da tantas ofrendas?

Eso yo no lo sé, cabrero hermano.

 

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