Tómame
ahora que aún es temprano
Ahora
, que tengo la carne olorosa,
Ahora
que en mis labios repica la risa
Que
entonces inútil será tu deseo
Hoy,
y no más tarde. Antes que anochezca PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS REFERIDOS AL TÓPICO DEL CARPE DIEM
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Amor
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Lo
que soy para ti
FUENTE |
Tu
beso fue en mis labios
Cansada me acosté sobre los pastos
Tengo
sed otra vez, amado mío. PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS REFERIDOS AL BESO |
Tómame de la mano. Vámonos a la lluvia, descalzos y ligeros de ropa, sin paraguas, con el cabello al viento y el cuerpo a la caricia oblicua, refrescante y menuda del agua. ¡Qué rían los vecinos! Puesto que somos jóvenes y los dos nos amamos y nos gusta la lluvia, vamos a ser felices con el gozo sencillo de un casal de gorriones que en la vía se arrulla. Más allá están los campos y el camino de acacias y la quinta suntuosa de aquel pobre señor millonario y obeso que con todos sus oros, no podría comprarnos ni un gramo del tesoro inefable y supremo que nos ha dado Dios: Ser flexibles, ser jóvenes, estar llenos de amor.
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Reclinada en el aire mañanero, azúcares y sal, polen y aroma, en el mundo floral eres la poma que bruñeron artífices de Enero. De ti se vierte el frágil aguacero, de ti sale hecho vuelo la paloma, de ti, la estrella que primero asoma y la plata verdosa del lucero. Tu ausencia ha de llorar el leve tallo que es ahora tu escala y tu caballo, tu mástil y tu brazo erguido y fuerte. Mañana ya tan sólo el viento aleve jugará con tus pétalos de nieve, hecho collar de perlas de la muerte. PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS DEDICADOS A LA ROSA |
El áureo hexámetro o la cuaderna vía domar quisiera para hallar el canto que abre en mi pecho el signo del encanto en la primera luz del nuevo día. ¿Cómo decir mi nardo de alegría, la clara yema del ceñido acanto, y hasta el hilado treno del espanto de la paloma que la sierpe espía? ¿Cómo decir el valle, la majada, el recental de hambre apresurada, mi aliento, en humo, al frío convertido, la sensación profunda de la vida en el lento minuto de la huída de la noche, ante el sol recién bruñido?
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Creo a veces que las plantas son como las mujeres: les gusta cambiar de traje. Por eso en Otoño arrojan al suelo todas sus hojas amarillas y en Primavera se cubren de brotes brillantes. ¡Es que, de veras, es tan lindo ponerse un vestido nuevo! Y las acacias se adornan de moños blancos, los aromas de lunares de oro, los plátanos de borlitas verdes y los miosotis, como "Piel de Asno", le piden al hada de las flores un vestido hecho de cielo. ¡Hasta los cardos, tan ásperos, sienten despertar su coquetería y se prenden entre las duras greñas un penacho azul! ¡Me río yo de los botánicos que quieren explicar gravemente los fenómenos de la florescencia y de la vegetación! ¡Si al brotar y al florecer las plantas no obedecen a otro impulso más que al deseo de ponerse un bonito vestido nuevo! Por eso, también, crecen con preferencia en torno de las acequias, de los estanques, de los arroyuelos: para tener un espejo en que mirarse. |
Por la persiana entornada entra al comedor en penumbra, un rayo de sol matinal. Y por la misma rendija sale a la calle, oblicua hacia arriba, una banda ancha y dorada de moléculas. Parece una legión de bailarines, pues, mirando atentamente, veo que cada uno de los puntitos rubios gira de una manera vertiginosa sobre sí mismo. Si yo supiera física, ¡cuantas observaciones podría hacer ahora! Pero no sé nada más que imaginar y soñar. Y miro con envidia a esa banda de átomos que se va a correr el mundo, llevándose quizás el secreto de todas mis intimidades. ¡Oh granitos de polvo que vais a ver lo que yo no he de mirar jamás: bosques, mares, ciudades, templos, auroras boreales, maravillas! De soplo en soplo, de ráfaga en ráfaga, recorréis la tierra, sorprenderéis el secreto de mil mujeres, y cuando el viento os vuelva a traer otra vez a este lugar, quizás haya transcurrido un gran montón de siglos. Yo no seré ya más que un puñadito de polvo amarillo. Y entonces me iré a danzar y a correr por el mundo con vosotros. [De El cántaro fresco] |
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