EL RUISEÑOR QUE PIERDE SUS HIJUELOS
Cual suele el ruiseñor entre las sombras de las hojas del olmo o de la haya la pérdida llorar de sus hijuelos, a los cuales sin plumas aleando el duro labrador tomó del nido; llora la triste pajarilla entonces la noche entera sin descanso alguno, y desde allí, do está puesta en su ramo, renovando su llanto dolorido, de sus querellas hincha todo el campo |
Dulce soñar y dulce congojarme, cuando estaba soñando que soñaba; dulce gozar con lo que me engañaba, si un poco más durara el engañarme; dulce no estar en mí, que figurarme podía cuanto bien yo deseaba; dulce placer, aunque me importunaba que alguna vez llegaba a despertarme: ¡oh sueño, cuánto más leve y sabroso me fueras si vinieras tan pesado que asentaras en mí con más reposo! Durmiendo, en fin, fui bienaventurado, y es justo en la mentira ser dichoso quien siempre en la verdad fue desdichado PULSA AQUÍ PARA LEER POEMA SOBRE SUEÑOS |
Soy como aquel que vive en el desierto, del mundo y de sus cosas olvidado, y a descuido veis donde le ha llegado un gran amigo, al cual tuvo por muerto. Teme luego de un caso tan incierto; pero, después que bien se ha segurado, comienza a holgar pensando en lo pasado, con nuevos sentimientos muy despierto. Mas cuando ya este amigo se le parte, al cual partirse presto le conviene, la soledad empieza a selle nueva; con las hierbas del monte no se aviene, para el yermo le falta toda el arte, y tiembla cada vez que entra en su cueva
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