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POEMAS

Cotiza en  bolsa el miedo

El tiempo de las plantaciones

Oración para Franz kafka

Memorias de un  ratón

FÁBULAS

 

 

JULIA OTXOA

 

 

Cotiza en bolsa el miedo

 

Amor mío,
amor mío,
el tiempo de Al Capone
ya ha llegado,

es otoño y martes,
y cotiza en bolsa el miedo.

 

 

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El tiempo de las plantaciones

 En invierno,
al llegar el tiempo de las plantaciones,
me gusta contemplar
ese desfile de jardineros desarmados
cruzando la ciudad,

llevando sobre sus hombros
en lugar de fusiles
árboles dormidos.

Esa imagen es para mí
tan hermosa
que vence toda la sinrazón
de la barbarie en la que estamos,

algo así
como asistir a la poderosa fragilidad
de las raíces de la menta
levantando las piedras.

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Oración para Franz Kafka

 Bendita sea la terrible belleza de Franz Kafka
creyéndose un insecto entre nosotros,
hasta su recuerdo acudo en busca de consuelo.
Mi cabeza es un volcán que nunca duerme,
junto a mí todo es hoy El jardín de las delicias
pintado por El Bosco.
Nada entiendo.

Estoy subida en el tejado,
ya no leo los periódicos,
leer la prensa cada día,
es abrir una pequeña tumba de papel.

No sé quién soy.
El siglo a mi alrededor es incomprensible.

En aras del método,
hemos abandonado la búsqueda de la belleza.
Nos estrellamos.

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MEMORIAS DE UN RATÓN

Tengo un vecino que se llama Rufino

que todos los día se frota el pelo con tocino ,

siempre lleva la cabeza brillante

este hombre tan elegante

que sin peine vive tan campante.

 

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FÁBULAS

Siguiendo el ejemplo de los cuentos de Las mil y una noches, el reo comienza a relatar fábula tras fábula a su verdugo, con el fin de entretenerle y retrasar al máximo el momento de su muerte. Pero ocurre que en mitad de la noche se le acaban de pronto las historias y ya no puede encontrar ni una sola en su cansada memoria.

Aterrado y creyendo próximo su fin, mira al verdugo, aliviado comprueba que éste se ha quedado profundamente dormido con la afilada hacha entre sus manos. Así que ahora ya más tranquilo, piensa que, en realidad, él nunca fue un buen narrador de historias, y que, sin duda alguna, ha dormido de aburrimiento a su verdugo. Aprovechando esta circunstancia le quita con suavidad el hacha, y en el preciso momento en el que la levanta

para descargarla sobre la nuca del durmiente, éste, sonámbulo, se incorpora, comenzando a relatar de modo tan magistral los maravillosos sueños por los que en esos instantes viaja,

que al punto queda el reo totalmente embelesado.

Cuando amanece, el verdugo despierta y aprovechando que en virtud del dulce encantamiento el reo duerme ahora apaciblemente, le quita a su vez el hacha, y la historia vuelve a comenzar desde el principio, con el asustado reo contándole de nuevo fábulas al verdugo. Etc., etc. Repitiéndose así, perfecto, el mágico tiempo circular en el que ambos se perdonan mutuamente la vida.

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