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Julieta Valero

Pliego de descargo

A veces no hago el amor contigo

No sientas la angustia hasta que sea necesaria

Pliego de descargo

              

 Te quiero mucho más de lo que yo sé.

Te quiero con órganos que me habitan

e ignoran, que te quieren

sin futuro ni venia, a mi pesar.

 

 Te quiero mucho más de lo que yo sé.

Y tengo suerte que vísceras blandas

y dulces, más dulces y dignas que yo

para quererte, al fin te quieran

como yo no alcanzo y me permitan,

a veces, sin miedo ni archivos, saber que

te quiero, que te quiero más

de lo que yo sé.

 

Tendría que darte un amor alto y claro,

sin sombra de duda, un amor

como un túnel, el hambre, la infancia, volver.

 

Tendría que ser un amor que pusiera

tus ojos en todos sus actos, Polonia invadida

Cyrano callando, un coche estrellado,

un último aliento, cosas así.

 

Y a la fecha de hoy,

sólo quiero decirte,

(ya sé, no es necesario)

pero quiero decirte

que te quiero

mucho, mal, más allá

de lo que nunca sabré.

 

 Todavía no, entre nosotros, el beso perfecto

 

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A veces no hago el amor contigo.

 

 

Ocurre que tu cuerpo me rescata

 (un cuchillo ignora su importancia, su

tremenda importancia)

 de la soledad que la piel impone

 (tener filo condiciona seriamente)

 a mi sangre. Y se vierte o escapa

 no sé qué marea, acaso antigua.

 

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No sientas la angustia hasta que sea necesaria...

...y si viene como agua
dale garganta, interrógala a su paso.

La angustia impone su ley a los contornos,
avasalla la luz, convoca una miseria
que no lleva tu sangre,
y hace súbditas tus manos, más allá,
el arsenal de vuelos que espera en tus pulmones.

Es un dios sin educar,
lleva miel y tiranía en el regazo.

Por eso, vino hospitalario,
tiéndele tu grey,
deja que te invada,
y en su ritmo condotiero, su desastre,
pues te va creciendo un cansancio de no verte
que reclama al más terco morador:
tu pureza y su desorden.

Siente la angustia mientras sea precisa
y ve pidiendo la cuenta;
te amenazan con su vida los amigos,
ciudades sin nombrar y mi cuerpo
en nuestro cruce peligroso.

No sientas la angustia.
Hasta que sea necesaria

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