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Kepa Murúa

Por delante

La sal del amor

No se abre tu nombre

Antes de conocernos

 

POR DELANTE

Hay muchas maneras de gritar.

Ella dice te espero, tú respondes no voy.

Con todo el tiempo por delante,

no haciendo nada, en silencio.

Hay muchas maneras de gritar.

Ella pregunta ¿me quieres?

Tú respondes no puedo saberlo.

Con rabia, con asco, con riesgo.

Hay muchas maneras de gritar.

A pulmón abierto. Con el corazón

en la mano. Temblando.

Con fuerza. Con miedo.

Hay muchas maneras de gritar.

Ella dice tu silencio, tu silencio.

Tú respondes no veo, no veo.

Hay muchas maneras de gritar.

Cerrando los ojos. Abriendo la boca.

Sintiendo, sintiendo.

 

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LA SAL DEL AMOR

En la ciudad del amor

el cielo nos visita a menudo

con peces y náufragos

que te miran a los ojos y comen sal.

En sus calles húmedas

los hombres nadan desnudos

y resbalan los años

de la derrota mal digerida.

En las afueras de la impaciencia

los cuerpos se muestran al sol

y los labios lamen la sal que queda

en los senos y en la entrepierna.

Lloran a la intemperie

su insistencia sin darnos cuenta.

El mar cerca la sal del cuerpo

que la lengua dibuja con impaciencia.

Del volcán del deseo los peces brillan

con el color verde del horizonte.

Se fustigan indiferentes

las palabras y los secretos.

La sal del horizonte lo cubre todo

pero la herida no se cierra.

Algunos lo hacen con pena.

Otros se vuelven locos con su misterio.

 

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NO SE ABRE TU NOMBRE

Tu nombre no se abre cuando lo nombro.

Tu nombre despierta sobre mi cuerpo

y vuelve, una y otra vez, como si nada.

Como si hiciera un agujero en la nada

tu nombre no es carne, no es seno,

no es misterio que codicie el hombre.

Tu nombre, sencillo de pronunciar

y fácil de recordar se me abre

ante los ojos en medio de la frente.

Donde no hay nadie tu nombre

emerge con fuerza: isla o virgen

en el fondo del mar. Lágrima

o viento con sabor a campo.

Vientre o cuerpo tu nombre.

Un secreto cuando lo nombro.

 

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ANTES DE CONOCERNOS

Deja las cosas sobre la cama,

déjalas sin darle importancia.

Deja tus recuerdos.

Deja tus sueños

tu tristeza con ellos.

Frío es el calor que nos daña

si piensas que la vida

tiene sus lamentos

como se olvida lo que duele.

Deja contigo esos fríos

en la cima del fuego.

Coloca las cosas inútiles

que tan importantes eran.

Déjalo todo como si nada.

 

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