Hay muchas maneras de gritar. Ella dice te espero, tú respondes no voy. Con todo el tiempo por delante, no haciendo nada, en silencio. Hay muchas maneras de gritar. Ella pregunta ¿me quieres? Tú respondes no puedo saberlo. Con rabia, con asco, con riesgo. Hay muchas maneras de gritar. A pulmón abierto. Con el corazón en la mano. Temblando. Con fuerza. Con miedo. Hay muchas maneras de gritar. Ella dice tu silencio, tu silencio. Tú respondes no veo, no veo. Hay muchas maneras de gritar. Cerrando los ojos. Abriendo la boca. Sintiendo, sintiendo. |
En la ciudad del amor el cielo nos visita a menudo con peces y náufragos que te miran a los ojos y comen sal. En sus calles húmedas los hombres nadan desnudos y resbalan los años de la derrota mal digerida. En las afueras de la impaciencia los cuerpos se muestran al sol y los labios lamen la sal que queda en los senos y en la entrepierna. Lloran a la intemperie su insistencia sin darnos cuenta. El mar cerca la sal del cuerpo que la lengua dibuja con impaciencia. Del volcán del deseo los peces brillan con el color verde del horizonte. Se fustigan indiferentes las palabras y los secretos. La sal del horizonte lo cubre todo pero la herida no se cierra. Algunos lo hacen con pena. Otros se vuelven locos con su misterio. |
Tu nombre no se abre cuando lo nombro. Tu nombre despierta sobre mi cuerpo y vuelve, una y otra vez, como si nada. Como si hiciera un agujero en la nada tu nombre no es carne, no es seno, no es misterio que codicie el hombre. Tu nombre, sencillo de pronunciar y fácil de recordar se me abre ante los ojos en medio de la frente. Donde no hay nadie tu nombre emerge con fuerza: isla o virgen en el fondo del mar. Lágrima o viento con sabor a campo. Vientre o cuerpo tu nombre. Un secreto cuando lo nombro. |
Deja las cosas sobre la cama, déjalas sin darle importancia. Deja tus recuerdos. Deja tus sueños tu tristeza con ellos. Frío es el calor que nos daña si piensas que la vida tiene sus lamentos como se olvida lo que duele. Deja contigo esos fríos en la cima del fuego. Coloca las cosas inútiles que tan importantes eran. Déjalo todo como si nada. |