A TisbeMira al amante pálido y rendido a la inclemencia, Tisbe, de su hado, el rostro en llanto por su amor bañado y él en su sangre por su amor teñido. Hiriose con la espada que había sido ministro de su mal, y su cuidado el golpe no sintió, que era acabado, con el morir su amante, su sentido. Cayó, y buscó su sangre presurosa la fría de su dueño, y ella, herida, los brazos de su amante, querellosa. Mostró su ser la muerte en tal caída, pues fue a juntar de un golpe, poderosa, lo que el amor no pudo en una vida.
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Pidiéndole piedad al AmorAmor, déjame, Amor; queden perdidostantos días en ti, por ti gastados; queden, queden suspiros empleados, bienes, Amor, por tuyos, ya queridos. Mis ojos ya los dejo consumidos y en sus lágrimas propias anegados; mis sentidos, ¡oh Amor!, de ti usurpados queden por tus injurias más sentidos. Deja que sólo el pecho, cual rendido, desnudo salga de tu esquivo fuego; perdido quede, Amor, ya lo perdido: ¡Muévate _no podrá_ crüel, mi ruego! Más yo sé que te hubiera enternecido si me vieras, Amor; mas eres ciego.
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A SansónVerse duda Sansón, y duda el lazo lo que él; duda Sansón, duda y procura hurtarse fuerte en vano a la atadura; ella tiembla temor, y fuerza el brazo. Aquel valiente, aquel que de un abrazo puso puertas a un monte y su espesura, flaca para él un tiempo ligadura es a su libertad fuerte embarazo. Llega el fiero jüez, condena a muerte los ojos, y él risueño y sosegado dijo, más que su fuerte brazo fuerte: "Si tres veces de Dálida burlado sus engaños no vi, ¡oh, juez!, advierte que ya de ellos estaba despojado". P
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ROMANCE
Venus, Palas y Diana, tres diosas, a quien contempla la naturaleza humana, por crisol de su belleza, conciertan de entretenerse en una agradable siesta, de las que el hermoso Mayo dentro de su curso encierra. Y como la hermosa Venus al pastor Lucindo muestra de amalle con voluntad, le manda al punto que venga a un lugar donde le aguardan todas tres, para que entienda, que al pellico de sayal estiman y reverencian. Y que en todo su rebaño no hay pastor que más merezca, y, como a tal le permiten, que les venga a dar ofrenda. Tomó el cayado el pastor, y para su bien se apresta, llegó donde están las diosas, y haciendo la reverencia, PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS SOBRE MITOS |