Cuando a su dulce olvido me convida la noche, y en sus faldas me adormece, entre el sueño la imagen me aparece de aquella que fue sueño en esta vida. Yo, sin temor que su desdén lo impida, los brazos tiendo al bien que se me ofrece, mas ella (sombra al fin) se desvanece y abrazo el aire donde está escondida. Así burlado, digo: “¡Ah, falso engaño de aquella ingrata que mi mal procura, tente, aguarda, lisonja del tormento!” Mas ella, en tanto, por la noche obscura huye; corro tras ella. ¡Oh caso extraño, que pretendo alcanzar, que sigo al viento! PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS SOBRE SUEÑOS |
Amor es mar sin puerto. En rota nave, sin timón ni entena, el ancho golfo del Amor navego, en cuyo mar las ondas son de fuego y en pechos se quebrantan, no en arena. Aquí lloro amarrado a la cadena de un pensamiento, para el bien tan ciego que pretende hallar algún sosiego donde “¡fuego!”, dan voces, “¡fuego!” suena. Y en medio el mar, de mi derrota incierto, tiendo los ojos de llorar cansados y muy lejos el puerto se me ofrece; y apenas, con placer, saludo el puerto cuando grande tormenta de cuidados atrás me vuelve y él se desparece.
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Reina de esotras flores, fresca rosa, primero honor de abril y de este prado, así te previlegie el cierzo helado y respete la escarcha rigurosa, y así goces (que es más) de la hermosa palma de mi señora, y su adorado cabello adornes, y el color rosado de ver su rostro aumentes vergonzosa, que me guardes las lágrimas que vierto en tu pintado seno, y, si te toca en sus labios aquella a quien adoro, en tus hojas mi bien irá encubierto, porque, si llegan a su dulce boca, dulces serán las lágrimas que lloro. PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS DEDICADOS A LA ROSA |
Ariadna La vela de traición y viento llena, con la vista cansada y el deseo sigue Arïadna, del traidor Teseo, dende la playa que a su llanto suena. Sus hebras de oro, de piedad ajena, injuria, y deja en su dorado empleo al aire rico, y al azul Nereo con perlas que llorando da al arena. “Vuelve, ingrato _le dice_, y al engaño con que el honor me quitas no le aumentes la soledad de estos peñascos fríos. Mas, ¡triste yo!, que esfuerzo el propio daño, pues que te dan con que de mí te ausentes el viento en popa los suspiros míos”. PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS DE TEMA MÍTICO |