El vaso reluciente y cristalino...
Amor es fuego que arde sin arder...
Yerros, culpa, fortuna, amor ardiente...
Ondas que poe el mundo caminando...
Horas breves de mi contentamiento...
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El vaso reluciente y cristalino, de ángeles agua clara y olorosa, de blanda seda ornado y fresca rosa, ligado con cabellos de oro fino, bien claro parecía el don divino labrado por la mano artificiosa de aquella blanca ninfa, gracïosa más que el rubio lucero matutino. Nel vaso vuestro corpo se afigura, rajado de los blandos miembros bellos, y en el agua vuestra ánima pura; la seda es la blancura, y los cabellos son Ias prisiones, y la ligadura con que mi libertad fue asida dellos |
Vos tenéis mi corazón, GLOSA Mi corazón me han robado, y Amor, viendo mis enojos, me dijo: "Fuete llevado "por Ios más hermosos ojos "que desque vivo he mirado. "Gracias sobrenaturales "te lo tienen en prisión". Y si Amor tiene razón, señora, por Ias señales, vos tenéis mi corazón |
Amor es fuego que arde sin arder; una herida que duele, sin lamento;
un gran acontecimiento sin contento;
un dolor que maltrata sin dolor. Es un querer tan sólo bien querer; es andar solitario entre la gente; es un no encontrar nada que contente; es creer que se gana con perder. Es estar prisionero a voluntad; es servir a quien vence al vencedor; tener con quien nos mata lealtad. Mas, ¿cómo encontrar puede su favor del muerto corazón conformidad siendo en sí tan contrario al mismo amor?
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Yerros, culpas, fortuna, amor ardiente para mi perdición se conjuraron. Yerros, culpa, fortuna, me sobraron; me bastaba el amor tan solamente. Todo murió; mas tengo bien presente el dolor de las cosas que pasaron, pues sus hartas frecuencias me enseñaron a renunciar a cuanto me contente. Erré todo el transcurso de mis años e hice que la fortuna castigase mis mal fundadas, locas esperanzas; del amor sólo vi breves engaños; ¡ay quien tanto pudiera que quebrase ese mi genio altivo de venganza! |
Ondas que por el mundo caminando contino vais llevadas por el viento, llevad envuelto en vos mi pensamiento, do está la que do está lo está causando. Decidle que os estoy acrescentando, decidle que de vida no hay momento, decidle que no muere mi tormento, decidle que no vivo ya esperando. decidle cuán perdido me hallastes, decidle cuán ganado me perdistes,
decidle cuán sin vida me matastes, decidle cuán llagado me feristes, decidle cuán sin mí que me dejastes, decidle cuán con ella que me vistes.
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Horas breves de mi contentamiento, nunca pensé jamás, cuando os tenía, que, por mi mal, trocadas os vería en tan cumplidas horas de tormento. Las torres que fundé se llevó el viento, como el viento veloz las sostenía; mas de todo este mal la culpa es mía, pues hice sobre falso el juramento. Amor con vanas muestras aparece, todo lo hace llano y lo asegura, y luego a lo mejor desaparece. ¡Oh grande mal! ¡Oh grande desventura! Por un pequeño bien que desfallece
aventurar un bien que siempre dura.
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