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Luis de Camoens

El vaso reluciente y cristalino...

 

Verso ajeno

 

Amor es fuego que arde sin arder...

 

Yerros, culpa, fortuna, amor ardiente...

 

Ondas que poe el mundo caminando...

 

Horas breves de mi contentamiento...

 

  El vaso reluciente y cristalino,

de ángeles agua clara y olorosa,

de blanda seda ornado y fresca rosa,

ligado con cabellos de oro fino,

   bien claro parecía el don divino

labrado por la mano artificiosa

de aquella blanca ninfa, gracïosa

más que el rubio lucero matutino.

   Nel vaso vuestro corpo se afigura,

rajado de los blandos miembros bellos,

y en el agua vuestra ánima pura;

   la seda es la blancura, y los cabellos

son Ias prisiones, y la ligadura

con que mi libertad fue asida dellos

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VERSO AJENO

     Vos tenéis mi corazón,

             GLOSA

    Mi corazón me han robado,

y Amor, viendo mis enojos,

me dijo: "Fuete llevado

"por Ios más hermosos ojos

"que desque vivo he mirado.

"Gracias sobrenaturales

"te lo tienen en prisión".

Y si Amor tiene razón,

señora, por Ias señales,

vos tenéis mi corazón

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Amor es fuego que arde sin arder;

una herida que duele, sin lamento;

 

un gran acontecimiento sin contento;

 

un dolor que maltrata sin dolor.

Es un querer tan sólo bien querer;

es andar solitario entre la gente;

es un no encontrar nada que contente;

es creer que se gana con perder.

Es estar prisionero a voluntad;

es servir a quien vence al vencedor;

tener con quien nos mata lealtad.

Mas, ¿cómo encontrar puede su favor

del muerto corazón conformidad

siendo en sí tan contrario al mismo amor?

 

 

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Yerros, culpas, fortuna, amor ardiente

para mi perdición se conjuraron.

Yerros, culpa, fortuna, me sobraron;

me bastaba el amor tan solamente.

Todo murió; mas tengo bien presente

el dolor de las cosas que pasaron,

pues sus hartas frecuencias me enseñaron

a renunciar a cuanto me contente.

Erré todo el transcurso de mis años

e hice que la fortuna castigase

mis mal fundadas, locas esperanzas;

del amor sólo vi breves engaños;

¡ay quien tanto pudiera que quebrase

ese mi genio altivo de venganza!

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Ondas que por el mundo caminando

contino vais llevadas por el viento,

llevad envuelto en vos mi pensamiento,

do está la que do está lo está causando.

Decidle que os estoy acrescentando,

decidle que de vida no hay momento,

decidle que no muere mi tormento,

decidle que no vivo ya esperando.

decidle cuán perdido me hallastes,

decidle cuán ganado me perdistes,

 

decidle cuán sin vida me matastes,

decidle cuán llagado me feristes,

decidle cuán sin mí que me dejastes,

decidle cuán con ella que me vistes.

 

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Horas breves de mi contentamiento,

nunca pensé jamás, cuando os tenía,

que, por mi mal, trocadas os vería

en tan cumplidas horas de tormento.

Las torres que fundé se llevó el viento,

como el viento veloz las sostenía;

mas de todo este mal la culpa es mía,

pues hice sobre falso el juramento.

Amor con vanas muestras aparece,

todo lo hace llano y lo asegura,

y luego a lo mejor desaparece.

¡Oh grande mal! ¡Oh grande desventura!

Por un pequeño bien que desfallece

 

aventurar un bien que siempre dura.

 

 

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