Pienso toda la noche en el ramo y en la figura que con la madrugada se recorta, caída en el jardín. Vienen con máscara los poderosos mirlos y hunden sus picos de oro en la sombra humana ¿Y por qué fluye? Vetas de sangre abiertas recorren los brazos derribados en la hierba. Cerca, la leña dispersa devora su misterio. ¡Fuera verdad el ramo! ¡Pero los ramos se hicieron con manos dormidas! Finos trazos de tinta rayan el dibujo del horizonte, golpeados por el sonido de mi corazón que tiembla. |
Corre una
brisa de invisibles, millares
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y su mirada es venenosa, las estrellas montaraces se arremolinan en torno a los ecos. La barca va por el río incendiado prendida en el pulso que nutre mi corazón, los graves timbales portan el peso de las sombras, cortejo que avanza por las orillas, y los remos son ayes escritos en las llamas.
Mendiga brújula, la deriva es el susurro que viene del fondo del mar. |