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A tu sombra nací, Giralda mía,
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La soledad
voy buscando,
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Nació una flor al pie de unas ruinas donde no la vio nadie: el sol no más, desde su eterna altura, supo que aquella flor vivió una tarde. Así fue mi destino; vegetando en la aridez de amargas soledades, oculta en su dolor, vive mi alma. ¡Dios sólo de ella sabe! |
La vida
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