Nada pido, dices luego con tu boca viperina. ¿Nada pides, Joaquina? Pues, mujer, ¡nada te niego! |
Las ligas quiso a Pilar quitarle don Baltasar, y ella tal audacia al ver no se las dejó quitar..., mas se las dejó poner.
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Una casada sencilla de la cama se salió, y a su marido gritó: "¿Qué va a que usted no me pilla?" El maridote, hombre brusco, estornudó, dio una vuelta, y exclamó con voz resuelta: "¿Qué va a que yo no te busco?"
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En agua de Colonia bañaba a su marrano doña Antonia con empeño ya tal, que daba en terco; pero a pesar de afán tan obstinado, no consiguió jamás verle aseado, y el marrano en cuestión fue siempre puerco.
Es luchar contra el sino con que vienen al mundo ciertas gentes querer hacerlas pulcras y decentes: el que nace lechón, muere cochino.
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Aunque parezca broma, conviniéronse un hombre y un borrico en enseñarse el respectivo idioma; y el burro... ¡suerte impía!, no aprendió ni un vocablo solamente en dos años de estudio y de porfía; entretanto que el hombre, en sólo un día aprendió a rebuznar perfectamente.
No trates con el bruto ni un minuto, pues no conseguirás la alta corona de hacerle, tú, persona y puede suceder que él te haga bruto. PULSA AQUÍ PARA LEER FÁBULAS |