I
Escribir un soneto para un
indio es cosa fácil.
Un soneto no es cosa complicada
para un indio,
Y así empieza el final de estos
comienzos,
El
cuerpo de la fertilidad de nuestra tierra.
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Caigo,
voy cayendo por la comisura de tus labios,
No es que
se baile festejando mi cercana muerte.
Se danza
para que los temblores lleguen a tu piel,
Antes de
morir la caricia negra se contorsiona, |
El
mundo es un giro de viento;
Hablo
a las baldosas
Salto las ventanas
viejas
Les
dejo el corazón
Conmigo
queda el aliento
Al
llegar a las esquinas frías
Y
vuelo entonces sobre esta sonrisa atlética |
Perfume violento de ópalo,
nevado sal. Madre y piel.
Ombligo, sangrante manantial,
Fui tu cuerpo creciendo,
Perfumadas linfas para mi sed
primera. |
Tu voz rozando mi cuello, mis pezones, mi bajo vientre acongojado por el amor, se cuela entre los pliegues de mi sexo, húmedo y estremecido sexo del encuentro. Abre las piernas, amor mío, abre esas piernas, hembra mansa, da un paso más, olvídate de ti. El viento se detiene en el vértigo, arranca mi piel en destellos de luz. Cuando regreso, despeinada y maltrecha, me sonríes desde la blancura de una página. Abre las piernas, amor mío, abre las piernas como para volar, abre las piernas, amor. PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS ERÓTICOS |