índice

Miguel Óscar Menassa

Amor Perdido. Los indios

Noche Vieja

Juegos prohibidos

Querida

Abre las piernas, amor mío

AMOR PERDIDO LOS INDIOS

I

Escribir un soneto para un indio es cosa fácil.
Pongo aquí una injusticia, aquí pongo una burla.
Pongo las tumbas violadas de mis antepasados
y para terminar esta cuarteta, una niña vejada.

Un soneto no es cosa complicada para un indio,
puntuando, tengo la humillación de cinco siglos,
en la mitad, precisa, del quehacer estos versos.
Y ahora para hacer el espacio dejo caer el oro.

Y así empieza el final de estos comienzos,
por eso pongo aquí el peso duro de la carne,
nuestros muertos al defender tierra arrebatada.

El cuerpo de la fertilidad de nuestra tierra.
El humus encantado que hace vivir al indio,
esa flor siempre-viva, clavada en las Américas.

 

PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS SOBRE EL ARTE DE HACER SONETOS

 

ir al índice

 

Noche Vieja

Caigo, voy cayendo por la comisura de tus labios,
detengo mi caída para besarte, porque voy a morir.
Deslizo por tus pechos, agonizantes, mi sonrisa
y alcoholes y locuras inician la danza del adiós.

No es que se baile festejando mi cercana muerte.
no se emborrachan las almas puras para llorarme,
ni se quiebran las voces altas para oírme partir,
ni estallan los vientres de pasión para olvidar.

Se danza para que los temblores lleguen a tu piel,
para que tu piel alcance en los sonidos quebrados,
la música radiante e imposible, las voces del amor.

Antes de morir la caricia negra se contorsiona,
vive con frenesí los últimos goces de tu cuerpo
y doce campanadas desesperadas devoran el final.

 

ir al índice

JUEGOS PROHIBIDOS

El mundo es un giro de viento;
abre las puertas detenidas;
yo abro las puertas,
yo soy el mundo.

Hablo a las baldosas
con la lentitud ingenua
de la renovación,
yo me renuevo.

Salto las ventanas viejas
de un barrio pobre
y amo a las muchachas
aun despiertas.

Les dejo el corazón
y luego parto.

Conmigo queda el aliento
que más tarde doy
por las calles de aquí,
por donde caminamos todos
todos los días.

Al llegar a las esquinas frías
me detengo,
miro el cielo:
no es imposible.

Y vuelo entonces sobre esta sonrisa atlética
para cubrir
algunas faltas de amor.

 

ir al índice

Querida:

Perfume violento de ópalo, nevado sal.
Verde mica astillada entre mis labios.

Madre y piel.

Ombligo, sangrante manantial,
punto sagrado del recuerdo.

Fui tu cuerpo creciendo,
al ritmo de tus sangrantes líquidos.

Perfumadas linfas para mi sed primera.
Sed de mares olímpicos.
Sed.

 

ir al índice

 

Abre las piernas, amor mío.

Tu voz rozando mi cuello, mis pezones,

mi bajo vientre acongojado por el amor,

se cuela entre los pliegues de mi sexo,

húmedo y estremecido sexo del encuentro.

Abre las piernas, amor mío,

abre esas piernas, hembra mansa,

da un paso más, olvídate de ti.

El viento se detiene en el vértigo,

arranca mi piel en destellos de luz.

Cuando regreso, despeinada y maltrecha,

me sonríes desde la blancura de una página.

Abre las piernas, amor mío,

abre las piernas como para volar,

abre las piernas, amor.

PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS ERÓTICOS

ir al índice

IR AL ÍNDICE GENERAL