índice

Miguel Ramos Carrión

La tradición...

El frasco de viaje

Y eso te da tan mal rato

Por entre las mieses

  ¡La tradición

       es implacable, Barreño!

       Mi familia y la de ese otro

       desde muy remotos tiempos

       vienen dándose de palos

       por ciertos resentimientos.

       En el salón de mi casa

       he visto, siendo pequeño,

       los venerables retratos

       de mis queridos abuelos;

       unos las narices rotas,

       otros torcido el pescuezo,

       ¡todos con cada chichón

       que daba lástima verlos!

       Los ascendientes de ese hombre

       de aquel modo los pusieron;

       pues la tradición lo manda,

       ¡siga sus huellas el nieto!

 

ir al índice

 El frasco de viaje.

¿Qué importa lo que sudé?

          ¿Qué vale lo que sufrí,

          si en este momento oí...

          lo mismo que ha oído usté?...

          ¡La Mancha! ¡Allí sin sosiego

          terribles luchas sostuve!

          ¡Un año en la Mancha estuve

          comiendo pisto manchego!

          Pasé a las yerbas revista

          para buscar sin reposo

          el remedio portentoso

          que ha de curarle la vista.

          ¡El espíritu se ensancha

          y se agita el corazón

          ante la vegetación

          esplendente de la Mancha!

          Allí aromático brota

          junto al roble el azafrán;

          allí las encinas dan

          bellota, ¡mucha bellota!;

          allí observar he podido

          en sus campos, nunca yermos,

          los orondos paquidermos

          que dan tan buen embutido.

          Mil fieras, ¡qué atrocidad!,

          hallé al buscar mi tesoro,

          y un día, por poco un toro

          me parte por la mitad.

          Allí hay yerbas prodigiosas

          que no hay en toda la tierra,

          y entre sus fibras se encierra

          una esencia... y otras cosas.

          Esas yerbas, que en gran parte

          yo he recogido el primero,

          las machaqué en un mortero,

          las destilé según arte,

          y de éste  en lo más profundo,

          anti-oftálmico-científico,

          se encierra el gran específico

          que será asombro del mundo.

          En cuanto aspire su esencia

          tendrá vista la que yo amo,

          ¡y esto será un gran reclamo

          para La Correspondencia!

          ¡Huya ante mí la desgracia!

          ¡Yo a la humanidad consuelo!

          ¡Si el sol siempre está en el cielo,

          yo estoy siempre en mi farmacia!

 

ir al índice

  ¿Y eso te da tan mal rato?

       Pues si eso es lo que deseas,

       para que a ciegas me veas

       te voy a hacer mi retrato.

       Mi estatura es regular

       y bizarra mi apostura,

       es flexible mi cintura,

       gracioso el modo de andar;

       es rosada mi mejilla,

       mis ojos son muy rasgados,

       son mis cabellos rizados

       y uso en la cara patillas;

       tengo la frente espaciosa,

       son mis labios de coral,

       mi sonrisa angelical

       y mi nariz primorosa.

       Y después de todo esto,

       te digo, mi bien amado,

       que si es que de algo he pecado,

       he pecado... de modesto.

 

PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS  SATÍRICO-BURLESCOS

ir al índice

Por entre las mieses,

 a su ocupación,

 va la segadora

 con el segador,

 sin temer los rayos

 del ardiente sol,

 que ambos en sus venas

 llevan más calor.

 

Y por los trigos

 viéndolos ir,

 los maliciosos suelen decir:

 ¿a dónde diablos

 irán los dos

 juntos por esos

 trigos de Dios?

 

Y ellos, ¡pobrecitos!,

 no piensan más

 que en ir cortando espigas:

 ¡ris-ras! ¡ris-ras!

 Y mirando al suelo

 van a compás,

 haciendo con las hoces:

 ¡ris-ras!, ¡ris-ras!

 

ir al índice

 

IR AL ÍNDICE GENERAL