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José Moreno Villa

Voz madura

Caramba 44

La verdad

¿Dónde?

Siempre así

El hombre del momento

VOZ MADURA

 Déjame tu caña verde.

Toma mi vara de granado.

¿No ves que el cielo está rojo

y amarillo el prado,

 que las naranjas saben a rosas

y las rosas a cuerpo humano?

 ¡Déjame tu caña verde!

¡Toma mi vara de granado!

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CARAMBA 44

Todo hace pensar que las alondras y las violetas

aguardan el regreso de los ojos en blanco.

 Al subir a la sierra,

o al pasear por el campo,

miro siempre si debajo de las piedras

o entre los jaramagos,

hay un Schubert, un Bécquer o un Heine lagarto.

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LA VERDAD

Un renglón hay en el cielo para mí.

Lo veo, lo estoy mirando;

no lo puedo traducir;

es cifrado.

Lo entiendo con todo el cuerpo;

no sé hablarlo.

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 ¿DÓNDE?

¿Acaso allí donde el mar y la tierra?

¿Tal vez donde los páramos y los pinares?

¿En el picacho donde el cielo y la roca?

¿O donde la raíz y la fuente?

¿Allí donde las sombras estelares

dibujan pasos de sonámbulo?

¿O donde se embarcan las notas

musicales para el viaje sin retorno?

¿Acaso aquí mismo,

donde te tengo,

donde me como los ojos con dientes de corazón,

para saber a qué sabe el tuyo?

¿Aquí, sin escenario, sin rito?

¡Sí!  Aquí, celda desprendida de la urbe,

cabina, casa de caracol,

seno mágico,

volumen justo para dos combatientes.

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El hombre del momento

 

Botas fuertes, manta recia,

Fusil, pistola: es el hombre.

Barba hirsuta, barba intensa,

salivas e imprecaciones,

pisar duro, mirar fijo,

dormir vestido: es el hombre.

Es el hombre del momento.
No se ve más que este hombre,

la calle, trenes, portales,

bajo lluvias, bajo soles,

entre sillas derrumbadas

y fenecidos faroles,

entre papeles sangrientos

que el cierzo invernizo corre.

Toda la ciudad es suya,

y nada le importa

dónde reclinará la cabeza,

con fatiga de diez noches.

Parece que no ha tenido

ni piaras, ni labores,

ni familia que le cuide,

ni mujeres en que goce,

Bebe, canta, riñe y cae

(porque caer es de hombres).

No sabe de casi nada

(pero casi es de hombres).

Quiere verse dueño y uno

con todos los demás hombres.

Quiere libro, pan, respeto,

cama, labor, diversiones

y todas las cosas que hace

el hombre para el hombre

o da la naturaleza

para que el hombre las tome.

Bajo la lluvia inverniza

y entre los grandes cañones,

le veo por la ciudad

devastada, serio y noble,

como un vástago que busca

su raíz. Éste es el hombre.

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