INDICE

Letrilla

Canción I

Canción II

Canción III

Canción IV

No estaba cierta de su desventura

LETRILLA.
Todas piensan que no quiero
y yo me muero.
Como no sale a la boca
el fuego del corazón
juzgan todos mi pasión
por ninguna y por muy poca,
y el mal que mi vida apoca,
llaman gusto lisonjero.
¡Y yo me muero!
Mis libertades oyendo
piensan que digo verdad,
y es fingir con libertad
un alma que se está ardiendo:
estas apariencias viendo
me llaman amor trampero.
¡Y yo me muero!
Todas estas bizarrías
son finezas de querer,
porque se suelen hacer
por desmentir las espías:
así él que juzga las mías
tiene por libre mi fuero.
¡Y yo me muero!
Como no muestro el dolor,
y salud vendo y publico
todos piensan que soy rico
de libertado favor,
y en los tributos de amor
dicen que no soy pechero.
¡Y yo me muero!
La causa yo se la di
que del encubierto mal
jamás he dado señal
sino a quien me tiene ansí,
y llámanme por ahí
cuchillo de melonero.
|Y yo me muero!
Hame venido a ofender
tanto mostrar libertad,
que cuando digo verdad
no me la quieren creer:
burlan de mi padecer
cuando más me desespero.
¡Y yo me muero!
 

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CANCIÓN I
 

La sierra es alta
y áspera de subir,
los caños corren agua
y dan en el toronjil.

Madre, la mi madre,
del cuerpo atan garrido,
por aquella sierra
en su lomo erguido,
iba una mañana
el mi lindo amigo:
¡llamele con mi boca
y con mis dedos cinco!
Los caños corren agua
y dan en el toronjil.

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CANCIÓN II.

La que quiero y no me quiere
no huelgo que me lo diga,
sino que se muestre amiga
y haga lo que quisiere.
Cuando vengo a aficionarme
aunque no sea bien tratado,
ha muchos años que he dado
en nunca desengañarme:
Y a la dama a quien sirviere
no temáis la contradiga,
sino que se muestre amiga
y haga lo que quisiere.
Como no se puede ver
lo que está en el corazón,
cualquier muestra de afición
bastará a entretenerme:
y así en tanto que viviere
no reñiré a la que siga,
sino que se muestre amiga
y haga lo que quisiere.
Si no pensare quererme
guste al menos engañarme,
porque esto será obligarme,
rendirme y desvanecerme:
y la que yo pretendiere
en todo su gusto siga,
y con que se muestre amiga
apañe lo que quisiere.
Vea yo en ella un rostro afable
y un alegre acogimiento,
y aunque sea de cumplimiento
donde me viere me hable,
y si más de esto pidiere
quiero que me dé una higa,
solo que se muestre amiga
y haga lo que quisiere.
Nunca para mí fue mala
(aunque falte amor en ella)
la que cuando voy a vella
me entretiene y me regala:
que si de veras no quiere
con lo que muestra me obliga,
y como se muestre amiga
acuda a lo que quisiere.

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CANCIÓN III
Por sola la hermosura
nunca yo me perderé,
sino por un no sé qué
que se halla por ventura.

Las mujeres muy hermosas
son buenas para miradas,
mas no para ser tratadas
si no tienen otras cosas:
lo menos es la figura
para que yo el alma dé
y lo mas un no sé qué
que se halla por ventura.
La pasión dejan en calma
tan soberanos despojos.
pueden decir a los ojos
pero no á los del alma:
Y yo soy de una hechura
que nunca me aficioné,
sino de algún no sé qué.
un donaire extraordinario
que promete maravillas,
y está haciendo cosquillas
en el alma de ordinario.
Es lo que mi fé procura,
lo que siempre deseé,
y en efecto es no sé qué
que se halla por ventura.
De esta gloria sienten poca
algunos que se desvelan
por damas, que se les hielan
las palabras en la boca:
se pagan como en pintura
de solo lo que se vé,
y olvidan el no sé qué
que se halla por ventura.

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CANCIÓN IV

Es amor un no sé qué
que viene no sé de dónde
que entra no sé por dónde
y mata no sé con qué.
Es amor un vivo fuego
que viene sin ser sentido,
es un mal no conocido
que en hiriendo mata luego;
es ciego del todo y ve,
es niño y es fuerte y bravo
y después, al cabo al cabo,
es amor un no sé qué.
Es quieto y es revoltoso,
es atrevido y cobarde,
socorro que llega tarde
al que está más peligroso;
es un eco que responde
a quien le llama en ausencia,
es muy fina pestilencia
que viene no sé de dónde.
El es paz y mete guerra,
parece y es invisible,
promete lo imposible
sin tener palmo de tierra;
en haciendo el mal se esconde,
es vivo como una brasa,
es ladroncito de casa
que entra por no sé dónde.
Vence a los cuerdos y es loco,
lo encerrado no perdona,
amansa la más leona,
enseña y sabe muy poco.
Ámanle no sé por qué,
jamás cumple y es mañoso,
es bravo y es amoroso
y mata no sé con qué
.

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No estaba cierta de su desventura.
Miraba Tisbe el cuerpo traspasado
de Píramo sin alma y sin aliento,
vuelto en ceniza aquel color rosado
los bellos ojos de un color sangriento.
El sol que le alumbraba ya es clipsado,
señales ciertas de su fin violento,
y aunque tenía delante la figura,
no estaba cierta de su desventura.
Vuelve, revuelve, reconoce y mira
el desdichado joven recién muerto
y de su blanca mano y pie le tira,
por ver si duerme o le verá despierto.
Ya le escucha a los labios si respira,
deseando que aquello fuese incierto,
mas, aunque se desvela en tal locura,
no estaba cierta de su desventura.
Mas del bravo desmayo se levanta
con varonil esfuerzo luego al punto,
y alzando al cielo manos y garganta
con voces dijo al alma del difunto:
"Espera, que ya voy, ánima santa,
no me esconda de Píramo el trasunto,
que hasta ver en sueños su figura
no estaré cierta de mi desventura.
Y a Píramo llegó toda turbada
queriendo ejecutar el cruel intento,
y por lo que sobraba de la espada
su tierno pecho atravesó al momento.
Mas no pudo llegar la desdichada
a abrazar su gloria y su contento
que aún le fue allí contraria la ventura,
estando cierta de su desventura.
Mas abrazándose con el escudo
que le sirvió de cama y dulce abrigo,
la débil voz alzando cuanto pudo.
vueltos los ojos a su caro amigo.
dijo: "¡Fortuna, cielo, hado crudo,
usad cuanto quisiéredes conmigo!
¡Y a vos, mortal, y a vuestra sangre pura
testigo os pongo de mi desventura".

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