PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS SOBRE EL MAR
|
I Esta bien y es una norma: fuera del paraíso, recordando, no a Eliot, sino una traducción de Eliot, (nuestra vida como los pocos versos que quedan de T. E. Hulme) las naves que conducen a los guerreros difuntos, (qué dios, qué héroe bajo los cielos recibirá esta carga), la madera calafateada, el chapaleo las oscuras olas, avanzando, no hacia un reino ignorado, no hacia el recuerdo o la infancia, sino más bien hacia lo conocido. Así vuelve de pronto Milán, una noche, a los dieciséis años: luz en la luz, relámpago, rosa y cruz de la aurora (los tranvías, disueltos en el crepúsculo, de oro, de oro y en mi pecho qué frágiles) Dido y Eneas, sólo una máscara de nieve, un vaciado en yeso tras el maquillaje escarlata, como danzarina etrusca, cálido fox, oscuro petirrojo, la imperial de los ómnibus de Nueva Orleans está pintada de amarillo y hay que bailar con un alfiler de oro en la mejilla (como cuando se rezan oraciones para conjurar al Ruiseñor y la Rosa o al milano en la tarde) Amor mío, amor mío, dulce espada, las llamas invadieron las torres de Cartago y sus jardines, qué concierto en la nieve para piano qué concierto en la nieve. |
II Y aún nos es posible cierta aspiración al equilibrio, la pureza de líneas, el trazado de un diseño, el olvido de la retórica de lo explícito por la retórica de las alusiones, los recursos del arte (la piedra presiente la forma), el recuerdo de una tarde de amor o un rezo en la capilla del colegio, la vidriera teñía los rostros de un esplendor violeta, naufragaban en la claridad submarina las hebillas de oro de los caballeros, todo en escorzo, la luz amarilla chorreando en las botas y los cintos, las cabezas extáticas, vueltas al cielo raso, porcelana de la tarde, la quilla, los velámenes, (qué costas y escolleras), las islas, timonel, en el viento nos llegan los cabellos de una sirena, las arenas doradas, historias de hombres ahogados en el mar. ¿Qué costas? ¿Qué legiones? (Poemas. 1963-1969). PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS SOBRE PERSONAJES MÍTICOS |
Ensayos he escrito desvaídos borradores esbozos a la luz de una lámpara apenas un valor decorativo como figuras pintadas en la pantalla de una lámpara piscinas con cisnes de plástico me muerdo los labios y una gota de sangre vacila besar al leproso horror de los contrarios la caverna plutónica el vendaval sulfúreo el otoño como un órgano profundo en las catedrales del agua vivo de imágenes son mi propia sangre la sangre es mi idioma ciego en la luz del planeta buceando en la tiniebla con rifle submarino un arpón oh sombras de delfines en mi vida oh sombras de delfines van y vienen en la verdosa oscuridad cuánto quise decir que mis versos no dicen cuánto mis versos dicen que yo no sabría decir como una máquina tragaperras en Las Vegas o Phoenix City y el fullero de smoking sale a una luz de carrusel Cuando envejezca pensaré en mis versos como en esas inacabadas historias de familia con cenas y despachos y salones las sonrisas de mis primas muertas hace tantos años envejecidas como un vestido de encaje apolillado una muñeca abandonada en los desvanes la sonrisa de una muñeca sus ojos como canicas o vidrios de colores como canicas o vidrios de colores mis versos pero todo adquirirá otra luz una nueva perspectiva como la sala en penumbra desde una cabina de proyección las sombras plateadas de los mares del Sur con guirnaldas de flores las canoas en el Pacífico este azul tan intenso que por las noches fosforece versos fosforescentes en la noche emitiendo señales de radio bajo las aguas como un submarino perdido el Scorpion de la VI Flota ante los cabos de Virginia Norteamérica un nido de escorpiones no regresan sus señales de radio se pierden en la noche se hunden en la pesada oscuridad de las olas emitiendo mis versos ya desde la vejez versos de veinte años con palabras de entonces que se han vuelto románticas como automóviles de principios de siglo charolados y oscuros y encendidos mis versos como en el teatro Kabuki o en una obra griega maquillajes y máscaras siempre máscaras Personae dijo Pound amarillos y azules y encarnados colores vivos de instantánea Kodak algunos no regresan se han ido las imágenes mariposa en cenizas otros aún fosforecen sobre la noche de los rascacielos regresan como muchachos heridos en la ciénaga pólvora y ojos verdes un guerillero bajo las estrellas metálicas fuego de granadas Primavera mis ojos han visto la hoguera de Savonarola la muerte de Ernesto Guevara y como Sandro Botticelli la fría luz de una plaza desnuda edificios vacíos como un esbozo de arquitecto Los milagros de san Zenobio pintado hacia 1500 ya no tenía fe se devanece el verde sombrío de las hojas y las diáfanas cabelleras de oro sirenas de ambulancias vienen de Luna Park aúllan en la noche y a lo lejos la rueda luminosa música toboganes laberintos la lluvia en Luna Park y el frío de la Morgue y los recuerdos
Extraña fruta y otros poemas (1968-1969) PULSA AQUÍ PARA LEER LA TEORÍA POÉTICA DE DIVERSOS ESCRITORES |
La pendular carraca del zaguán dicta el horario de la trementina. Una dama de flébil muselina cabalga en sueños tísico alazán. Liliales, mis palabras de amor van _pabellón, cornamusa cristalina_ por senderos de añil cadaverina a su oído de azahar y mazapán. En el silencio de mi gabinete un maniquí de cera y azulete interpela a una araña de moaré que sobre el busto de la viz condesa _globos de luz, rosácea frambuesa_ succiona opalescente agua de té.
|