Hospital Frenopático Regional
l doctor Sánchez estaba sentado en su despacho meditando, sobre las contradicciones y las situaciones absurdas que se presentan en la vida y en las que seve obligado a tomar parte. Ésta era una de ellas. Encima de su mesa tenía el expediente de Daniel Aguirre, un paciente joven de unos veintiocho años afectado de esquizofrenia con alucinaciones visuales y agravado por una manía persecutoria que le producía episodios de agresividad y ansiedad. La circunstancia que causó su estado era un fenómeno que comenzaba a ser común enlos últimos tiempos. Daniel era un joven alocado, un tanto inconsciente, tal y comocorrespondía a su edad y, según el informe de ingreso, en una noche de fiesta hasta el amanecer, cometió la tremenda temeridad de ingerir una alta cantidad de alcohol tras haber tomado un par de pastillas de una droga sintética de diseño. De los testimonios aportados por sus amigos, se desprende que tomó la famosa “popeye”, una anfetamina que proporciona mecha hasta que el cuerpo se quema. Como consecuencia del cóctel festivo tuvo que ser ingresado de urgencia en el hospital comarcal. Llegó en un estado comatoso que duró tres días. El equilibrio químico de su cerebro se vio descompensado y una de las secuelas permanentes, producto de ello, fue la esquizofrenia. Según parece, por parte de la familia de su madre, existió algún caso lejano consíntomas de demencia y que tal vez fuese esquizofrenia. Esto para Daniel, en cualquier caso, sólo podía indicar una cierta predisposición a padecer trastornos mentales pero no se puede considerar como un dato relevante a tener en cuenta en su historial médico ni era un indicador que le identificara como un sujeto de riesgo. Tras ser dado de alta y mientras se recuperaba de sus problemas físicos, hicieron acto de presencia los primeros síntomas de la enfermedad: el aislamiento, la parquedad depalabras, los estados de ansiedad y agresividad, las voces, etc. Los padres de Daniel eran gente sencilla, de campo, con poco nivel cultural, con una visión muy simple del mundo y la vida. Al comienzo del problema pensaron que se trataba de una rebeldía juvenil acarreada por la dependencia de los padres, los medicamentos, su estado físico y moral. La familia aprendió a convivir con ello pero cuando Daniel se negó a seguir la disciplina de la medicación fue empeorando paulatinamente, la convivencia se fue degradando hasta el punto en que ésta se hizo insoportable.Entonces, por vergüenza, ocultaron el problema a la vista de los demás. Cuando quisieron reaccionar, ya era demasiado tarde, ellos habían perdido el control y no manejaban las riendas de sus vidas.A partir de este momento, los maltratos y agresiones de Daniel hacia sus padres eran continuados, los veía como a extraños, como a enemigos. Les echaba la culpa de las cosas más absurdas y la emprendía a golpes con ellos sin justificación alguna. Lo único que podían hacer sus padres era protegerse y evitar que él mismo se lesionase. A veces, después de uno de estos episodios violentos, volvía arrepentido llorando pidiendo perdón alegando que no sabía lo que hacía, que la próxima vez no iba a hacer caso de las voces. Otras veces, reaccionaba como si no hubiese ocurrido nada, como si se realizara un vacío en su memoria y este acontecimiento hubiese sido arrancado de su vida cayendo en el olvido.Debido a la corpulencia del muchacho, éste se convertía en un sujeto muy peligroso y difícil de controlar durante sus estados de agresividad. Este hecho y la escalada de violencia de los episodios de crisis fueron los que motivaron a sus padres a solicitar el internamiento en el hospital para que recibiese el tratamiento psiquiátrico adecuado. En el pueblo, en las montañas donde ellos viven, no existen instituciones ni profesionales que se puedan hacer cargo de casos como el de su hijo. Daniel durante su reclusión, en sus momentos de lucidez, entró en contacto con la asociación de voluntarios que acudían al centro a ayudar en las labores de asistencia y atención a los enfermos. Esto le dio la oportunidad de exponer su caso y dar a conocer la injusticia que se había cometido encerrándolo. A través de ellos formuló una denuncia contra sus padres por recluirlo ilegalmente y privarle de libertad. Como consecuencia de esta denuncia, se produjo una revisión de su caso y de la orden por la cual fue llevado al centro.El informe y la evaluación médica fueron positivas y favorables hacia Daniel, debido a que cuando tomaba la medicación con regularidad, las crisis eran espaciadas y su agresividad desaparecía, pasando a ser una persona más o menos normal. Por otro lado, aún cuando las agresiones y las palizas fueron continuas, sus padres nunca interpusieron una denuncia de maltratos contra su hijo por miedo a que lo ingresaran en una cárcel. La inexistencia de hechos denunciados con anterioridad, desde el punto de vista legal, decantó el dictamen a favor del muchacho.Ahora el problema moral se lo encontraba el doctor Sánchez. Él sabía positivamente que el muchacho no continuaría tomando su medicación con regularidad y, tarde o temprano, todo volvería a ser como al principio, un individuo peligroso, impredecible y sin control de sí mismo durante las crisis. Sobre la mesa estaba la orden judicial por la cual, el juez ordenaba la inmediata liberación de Daniel y su baja del centro. Por muy contraria que fuera la opinión del doctor hacia la resolución, éste no tenía potestad para contravenir el mandato judicial. En días pasados, cuando tuvo conocimiento de la resolución, informó a la familia de los peligros y el riesgo que existía. Daniel estaba resentido con ellos, no los había perdonado y podían ser el foco al que fuera dirigida su agresividad. Esto era algo que había quedado patente en las sesiones de terapia y seguimiento del muchacho. Por ello el doctor aconsejó encarecidamente a los padres, que se mantuviesen a distancia de él. No quería cargar sobre su conciencia con ninguna tragedia familiar protagonizaba por elenfermo. Esa era su forma de lavarse las manos y desentenderse de este escabroso asunto. _¡Pom!. ¡Pom! _sonaron unos golpes en la puerta del despacho._¿Se puede?. _Adelante Daniel, pasa por favor. _Hola doctor. ¿A qué se debe el cambio de escenario?. ¿Ahora atiende a los pacientes en su despacho en lugar de la consulta?. _Supongo que te imaginas por qué te he mandado llamar. _Hoy no es día de visita, me ha llamado a su despacho y no a la consulta, por lo quededuzco que no se trata de una entrevista rutinaria, en ese caso sólo puede tratarse de la resolución sobre mi reclusión ilegal –razonó con aplomo Daniel. _Efectivamente se trata de eso. El juez después de examinar los informes ha dictaminado que debes ser puesto en libertad inmediatamente. No obstante, con independencia de lo que digan estos informes, yo tengo una serie de recomendaciones que hacerte. _Y… ¿Cuáles son esas, doctor?. Que lleve una vida sana, que no haga excesos con el alcohol, nada de drogas, dormir mucho y descansar –dijo el muchacho con cierto aire de ironía. _Todo eso y una más, que te tomes la medicación a rajatabla. Si abandonas lamedicación empeoraras, volverán las crisis y será necesario recluirte de nuevo. _Para eso doctor, sería necesario que demostrasen que estoy loco. _Daniel, loco del todo no estás pero digamos que te encuentras en una situación deequilibrio inestable. Al más mínimo abandono o alteración de tu régimen de fármacos puedes perder la cordura. _Eso no es lo que dicen los informes sobre mí. _A los burócratas y a sus “médicos expertos” los habrás podido engañar pero a mí no. Yo estoy todos los días aquí contigo y sé que es lo que llevas dentro. Te dejan salir porque ahora estás estable y no posees antecedentes, eso se lo tienes que agradecer a tus padres que te aguantaron con resignación y jamás te denunciaron. Pero no nos engañemos, tú y yo sabemos qué es de lo que estamos hablando. _Perdón doctor, ¿a qué viene ahora hablar de todo esto?. ¿No estará usted grabando la conversación?. _No seas chiquillo. ¿Qué piensas tú que es esto? ¡Un parque de atracciones! Tengo los archivadores llenos de casos más interesantes que el tuyo. Casos de gente que necesitan ayuda y que no tienen una oportunidad como tú de intentar controlar su enfermedad y reconducir su vida. ¿Qué te hace pensar que eres más importante que ellos?. Veo que estoy perdiendo el tiempo y saliva tratando de hablar contigo. _Bueno, tanto si está grabando la conversación como si no, yo lo que quiero dejar bien claro es que eso de la agresividad y todo lo que se dice de mí lo sabrá usted porque yo, como bien sabe, tras una crisis no recuerdo nada y durante las mismas, no soy dueño de mis actos. _Déjate de pamplinadas, dime que no eres consciente de los maltratos que has proporcionado a tu familia, de su sufrimiento, de su desgracia. _No. _¡Qué cínico llegas a ser! Si por mí fuera, todavía te quedarías durante una buena temporada en el pabellón. _Bueno…, por suerte para mí, el juez opina lo contrario que usted. _Tengo otra cosa más que decirte. Después de hablar con tus padres sobre tul ibertad y de ser bastante franco en lo relativo a lo que pienso sobre ti, como es lógico,ellos tienen miedo. No es aconsejable que vivan bajo el mismo techo que tú y por ahora debéis mantener las distancias. Para evitar los problemas del reencuentro, me han dado las llaves de la casa de las afueras del pueblo para que te las entregue y vivas en ella. No quieren verte ni saber nada de ti. Cada final de mes, te ingresarán una cantidadde dinero en tu cuenta corriente para que puedas vivir sin trabajar y para tus medicamentos. _¡Vaya!. ¡Las ratas abandonan el barco que se hunde y lo dejan a la deriva! _No tienes derecho a emitir ese juicio sobre tus padres. Ellos han hecho todo lo que podían hacer por ti. Ahora eres tú quién debe comenzar a cuidarse. Por otro lado, yo les aconsejé que se mantuvieran a distancia. En mi opinión no estás todavía estable y acarrearás alguna desgracia. _Gracias doctor por sus palabras de aliento –ironizó Daniel. _Lo último que pienso hacer es mentirte, no tengo ninguna necesidad de ello. Si no tomas la medicación, recaerás de nuevo. Las voces y las alucinaciones volverán y con ellas todos los demás problemas. _Y… ¿Qué espera usted de mí?. ¡Yo quiero vivir, quiero sentir!. No estoy dispuesto a vagar sedado por la vida. _No tiene caso que continuemos con esta conversación. Eres lo suficientemente mayorcito como para considerar y asumir las consecuencias de tus actos. Aquí tienes la baja en el centro, ya puedes recoger tus cosas y marcharte cuando quieras. Ojalá no vuelva a verte entrando por la puerta del hospital. _No sé si tomarme eso como un cumplido –dijo el muchacho levantándose de la silla. _Espera, toma este frasco, es tu medicación para una semana. Este es un papel para tu medico, en él se detalla tu diagnostico y la medicación a seguir. Lo que hagas apartir de aquí es asunto tuyo, si quieres ir al médico vas y si no es tu decisión. _El doctor sacó un sobre cerrado del cajón de su escritorio y se lo entregó a Daniel._Este dinero me lo dieron tus padres para que te costeases el viaje de vuelta y tuvieses algo hasta que fueras al banco. _¿Supongo que tengo que darle las gracias doctor? _No, es mi obligación. _Hasta pronto doctor Sánchez. _Hasta nunca._El doctor tomó la orden judicial, firmó los papeles y los añadió al expediente. Sus responsabilidades en ese momento finalizaban, él no podía hacer nada más en estecaso. Daniel Aguirre era un caso más, como los otros muchos que tenía todavía que atender en aquel centro de desquiciados. Daniel se dirigió a su celda en el pabellón dos del ala Este. Mientras caminaba a paso cansino iba pensado en lo que dejaba atrás. En sus desplazamientos por las instalaciones, los internos siempre iban escoltados a distancia por un celador dispuesto a machacarlos a golpes a la más mínima provocación. La disciplina y obediencia en el centro era algo que no permitían a nadie saltárselas por muy loco o chiflado que estuviese el individuo.El lenguaje de los golpes es universal y casi todos los internos son capaces de entenderlo. En el caso que no fuese así, para facilitar las labores de integración del enfermo, existían medios alternativos tales como: los sedantes, el electroshock, las mangueras de agua fría y las cámaras acolchadas de aislamiento. Todo un despliegue de medios a disposición de los celadores y enfermeros. Durante su estancia en el hospital, había pasado por diferentes estados emocionales en lo referente a sus padres. Al comienzo de su internamiento, no entendía por qué era recluido y los odiaba por lo que le estaban haciendo. Poco a poco, este odio fue dando paso a una indiferencia hacia ellos y ahora, después de todos estos meses de reclusión y tras haber obtenido la libertad, sólo sentía desprecio por haber intentado deshacerse de él de una forma tan vil y traicionera. Si a él le hubiesen hecho entender la situación, posiblemente y de una forma voluntaria se habría sometido a terapias individuales y de grupo que, con toda seguridad le habrían ayudado y hubiese evitado su internamiento.En estos momentos se encontraba desarraigado, solo y sin familia. En los últimos cinco meses el centro fue su hogar y los locos su familia. Bueno, más bien era su circo particular que actuaba para él en una monótona y rutinaria función diaria. Daniel sólo tenía que levantarse por la mañana, tomar las pastillas y observar,sobre todo observar. Algunos de estos chiflados podían llegar a ser peligrosos y a veces hasta divertidos aunque la repetición hastiaba. Día tras día, daba comienzo la función circense. Pedro con su historia de declaración de cordura: …”¡Yo no estoy loco! Todo es una maniobra de mi cuñada que es una bruja y una manipuladora. Por eso, cuando le quise prender fuego gritaba desesperada. ¿Sabes que las brujas no resucitan si son quemadas? Ésta era la verdadera razón de sus gritos. ¡Esa vez casi lo consigo! ¿Tú? …¿Tú sabes de hechizos y brujería?. ¡Eh! ¿Sabes?”..…Luis “el corremillas”, con sus ojos inexpresivos, babeando todo el tiempo, medio catatónico, deambulando por la sala arrastrando los pies en su marcha interminable. Un pie detrás del otro, una única dirección, un mismo recorrido describiendo círculos en el centro de la sala. Un solo propósito, andar, andar, sin ningún tipo de interrupción, ni siquiera para hacer sus necesidades fisiológicas. Asenjo con su manía de poner las sillas orientadas en las esquinas de las mesas. Qué nadie las cambiara de posición porque le sobrevenía una crisis de histeria. Ramírez “el vegetal”, con sus pantalones eternamente mojados, los pañales no sirven de nada si no se cambian periódicamente, cosa que no ocurría aquí. A Ramírez los suyos terminaban por llenarse de orina hasta que la humedad rebosaba y se extendía paulatinamente. Lo peor era el desagradable tufo que desprendía, olor a viejo, olor a dejadez.El otro Pedro, que emprendía a correr alrededor de las salas y por los pasillos, asomándose a las ventanas persiguiendo al sol en el atardecer en un infructuoso intento por verlo siempre brillar y que éste no se ocultara definitivamente. Decía que la noche era el reino de las sombras malignas, que como no había sol, no existía nada que atase a las sombras con los cuerpos y entonces estas quedaban liberadas parasembrar el terror por doquier. Éste era el espectáculo diario con el que se encontraba Daniel. Fue interesante la primera semana pero después acababa aburriendo. A veces era necesario introducir algún elemento perturbador para que ocurriese algo. Él de vez en cuando lo hacía para entretenerse un poco, así pues, en alguna ocasión; Daniel subió las sillas encima de la mesa para ver a Asenjo en su delirio, o provocó a Pedro, bajándole las persianas o lo encerraba a oscuras en una habitación, o entorpecía la marcha de Luis para ver cómo se desorientaba y se ponía histérico hasta que quedaba el camino libre y podía continuar con su avance. Todo esto daba pequeños alicientes a la función. Con el que no se podía jugar era con el otro Pedro ”el inquisidor”. Éste no era de fiar, acabaría quemando a alguien. Sólo necesitaba el convencimiento que ese alguien practicaba brujería y, tarde o temprano, aparecería algún idiota que le diría que sí . PULSA AQUÍ PARA LEER RELATOS SOBRE LOCOS |
l cielo encapotado proporciona un toque triste al día. El
ambiente se prepara para recibir una gran nevada.
Llevo un par de horas
de viaje y está transcurriendo tranquilo, sin novedades. Los perros
marchan frescos y descansados. Avanzo sobre el inmaculado manto de
nieve, emborronando su lisa superficie con las huellas producidas
por los animales y las líneas paralelas grabadas por los esquís.
Vuelvo en mí, tengo la
cara completamente acartonada por culpa del frío. Abro lentamente
los ojos, poco a poco, me pregunto con extrañeza, qué hago aquí en
el suelo.
Llego cerca de unas
rocas, aquí estaré al resguardo del viento helado. La temperatura
debe estar descendiendo por debajo de los cero grados. Prepararé un
nicho en la nieve, para pasar la noche. El hielo se mantiene cerca
de los cero grados, por eso los esquimales se encuentran
confortables dentro de sus iglúes. La temperatura ambiente en el
exterior puede llegar a alcanzar bastantes grados bajo cero, éste es
el verdadero enemigo.
Hace rato que estoy
embutido en este maldito hoyo. Agotado, me apretujo más aún en un
fugaz intento por conservar el poco calor que queda en mi cuerpo.
Un terrible aullido me
sobresalta haciéndome pegar un respingo y retornándome de golpe a la
vida. ¡Dios!. ¡Qué está pasando! |