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Por el mes era de mayo
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Canción que hizo un gentilhombre... Infeliz, más me hubiera valido Una dama pregunta a Diego Núñez |
Amores trata Rodrigo - descubierto ha su cuidado; a la Cava lo decía - de quien era enamorado; miraba su lindo rostro, - miraba su rostro alindado, sus lindas y blancas manos - él se las está loando: - Querría que me entendieses - por la vía que te hablo: darte hía mi corazón - y estaría al tu mandado. La Cava, como es discreta, - a burlas lo había echado; el rey hace juramento - que de veras se lo ha hablado; todavía lo disimula - y burlando se ha excusado. El rey va a tener la siesta - y en un retrete se ha entrado; con un paje de los suyos - por la Cava ha enviado. La Cava, muy descuidada, - cumplió luego a su mandado. El rey, luego que la vido, - hale de recio apretado, haciéndole mil ofertas, - si ella hacía su rogado. Ella nunca hacerlo quiso, - por cuanto él le ha mandado, y así el rey lo hizo por fuerza - con ella, y contra su grado. La Cava se fue enojada, - y en su cámara se ha entrado. No sabe si lo decir, - o si lo tener callado. Cada día gime y llora, - su hermosura se va gastando. Una doncella, su amiga, - mucho en ello había mirado, y hablóle de esta manera, - de esta suerte le ha hablado: - Agora siento, la Cava, - mi corazón engañado, en no me decir lo que sientes - de tu tristeza y tu llanto. La Cava no se lo dice, - mas al fin se lo ha otorgado. Dice cómo el rey Rodrigo - la ha por fuerza deshonrado, y por que más bien lo crea, - háselo luego mostrado. La doncella, que lo vido, - tal consejo le ha dado: - Escríbeselo a tu padre, - tu deshonra demostrando. La Cava lo hizo luego, - como se lo ha aconsejado, y da la carta a un doncel - que de la Cava es criado. Embarcárase en Tarifa - y en Ceuta la hubo llevado, donde era su padre, el conde, - y en sus manos la hubo dado. Su madre, como lo supo, - grande llanto ha comenzado. El conde la consolaba - con que la haría bien vengado de la deshonra tan grande - que el rey les había causado OTRAS VERSIONES DE LAS CAUSAS DE LA CONQUISTA DE ESPAÑA POR LOS ÁRABES DE: MIL Y UNA NOCHES |
Las
huestes de don Rodrigo desmayaban y huían
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Después que el rey don Rodrigo a España perdido había, íbase desesperado por donde más le placía. Métese por las montañas las más espesas que vía, porque no le hallen los moros que en su seguimiento iban. Topado ha con un pastor que su ganado traía; díjole: - Dime, buen hombre, lo que preguntarte quería, ¿ si hay por aquí poblado o alguna casería donde pueda descansar, que gran fatiga traía ? El pastor respondío luego que en balde la buscaría, porque en todo aquel desierto sola una ermita había, donde estaba un ermitaño que hacía muy santa vida. El rey fue alegre desto por allí acabar su vida. Pidió al hombre que le diese de comer, si algo tenía; el pastor sacó un zurrón que siempre en él pan traía; diole dél y de un tasajo que acaso allí echado había. El pan era muy moreno, al rey muy mal le sabía; las lágrimas se le salen, detener no las podía acordándose en su tiempo los manjares que comía. Después que hubo descansado por la ermita le pedía; el pastor le enseñó luego por donde no erraría. El rey le dio una cadena y un anillo que traía: joyas son de gran valor que el rey en mucho tenía. Comenzando a caminar, ya cerca el sol se ponía, llegado es a la ermita que el pastor dicho le había. Él, dando gracias a Dios, luego a rezar se metía; hombre es de autoridad, que bien se le parescía. Preguntóle el ermitaño cómo allí fue su venida; el rey, los ojos llorosos, aquesto le respondía: - El desdichado Rodrigo yo soy, que rey ser solía; véngome a hacer penitencia contigo en tu compañía; no recibas peasdumbre, por Dios y Santa María. El ermitaño se espanta; por consolallo decía: - Vos cierto habeís elegido camino cual convenía para vuestra salvación, que Dios os perdonaría. El ermitaño ruega a Dios por si le revelaría la penitencia que diese al rey, que le convenía. Fuele luego revelado, de parte de Dios, un día, que le meta en una tumba con una culebra viva, y esto tome en penitencia por el mal que hecho había. El ermitaño al rey, muy alegre se volvía; contóselo todo al rey cómo pasado le había. El rey, de esto muy gozoso, luego en obra lo ponía. Métes, como Dios manda, para allí acabar su vida; el ermitaño, muy santo, mírale al tercero día. Dice: - ¿ Cómo os va, buen rey ? Vaos bien con la compañía ? - Hasta ahora no me ha tocado porque Dios no lo quería; ruega por mí, ermitaño, porque acabe bien mi vida. El ermitaño lloraba, gran compasión le tenía; comenzóle a consolar y esforzar cuanto podía. Después vuelve el ermitaño a ver ya si muerto había; halló que estaba rezando y que gemía y plañía. Preguntóle cómo estaba: - Dios es en la ayuda mía - respondío el buen rey Rodrigo -, la culebra me comía; cómeme ya por la parte que todo lo merecía, por donde fue el principio de la mi muy gran desdicha. El ermitaño lo esfuerza, el buen rey allí moría. Aquí acabó el rey Rodrigo, al cielo derecho se iba. PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS SOBRE HECHOS Y PERSONAJES HISTÓRICOS |
_Guarte, guarte, rey don Sancho |
En Santa Gadea de Burgos
el Cid al rey castellano |
Ya se partía el buen Cid PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS SOBRE EL CID |
unca fuera caballero
de damas tan bien servido como fuera Lanzarote cuando de Bretaña vino, que dueñas curaban de él, doncellas del su rocino. Esa dueña Quintañona, ésa le escanciaba el vino, la linda reina Ginebra se lo acostaba consigo; y estando al mejor sabor, que sueño no había dormido, la reina toda turbada un pleito ha conmovido: _L anzarote, Lanzarote,si antes hubieras venido, no hablara el orgulloso las palabras que había dicho, que a pesar de vos, señor, se acostaría conmigo. Y a se arma Lanzarotede gran pesar conmovido, despídese de su amiga, pregunta por el camino. Topó con el orgulloso debajo de un verde pino, combátense de las lanzas, a las hachas han venido. Ya desmaya el orgulloso, ya cae en tierra tendido. Cortárale la cabeza ,sin hacer ningún partido; vuélvese para su amiga donde fue bien recibido. |
cuando hace la calor, cuando canta la calandria y responde el ruiseñor, cuando los enamorados van a servir al amor, sino yo, triste cuitado, que vivo en esta prisión, que ni sé cuándo es de día, ni cuándo las noches son, sino por una avecilla que me cantaba al albor. Matómela un ballestero ¡Dele Dios mal galardón! PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS RELACIONADOS CON PRESOS O CONDENADOS
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Romance
del Conde Arnaldos PULSA AQUÍ PARA ACCEDER A UN RELATO DEL ESCRITOR CONTEMPORÁNEO JOSÉ MARÍA MERINO SITUADO EN EL DÍA MÁGICO DE SAN JUAN
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moro de la morería, el día que tú naciste grandes señales había! Estaba la mar en calma, la luna estaba crecida: moro que en tal signo nace: no debe decir mentira. Allí respondiera el moro, bien oiréis lo que decía: -Yo te la diré, señor,aunque me cueste la vida, porque soy hijo de un moro y una cristiana cautiva; siendo yo niño y muchacho mi madre me lo decía: que mentira no dijese, que era grande villanía; por tanto pregunta, rey, que la verdad te diría. -Yo te agradezco, Abenámar,aquesa tu cortesía. ¿Qué castillos son aquéllos? ¡Altos son y relucían! |
-El Alhambra era, señor,
y la otra la mezquita, los otros los Alixares, labrados a maravilla. El moro que los labraba cien doblas ganaba al día, y el día que no los labra, otras tantas se perdía. El otro es Generalife, huerta que par no tenía. El otro Torres Bermejas, castillo de gran valía. Allí habló el rey don Juan, bien oiréis lo que decía: -Si tú quisieses, Granada,contigo me casaría; darete en arras y dote a Córdoba y a Sevilla. -Casada soy, rey don Juan,casada soy, que no viuda; el moro que a mí me tiene muy grande bien me quería. |
En Sevilla está una ermita
cual dicen de San Simón, adonde todas las damas iban a hacer oración. Allá va la mi señora, sobre todas la mejor, saya lleva sobre saya, mantillo de un tornasol, en la su boca muy linda lleva un poco de dulzor, en la su cara muy blanca lleva un poco de color, y en los sus ojuelos garzos lleva un poco de alcohol, a la entrada de la ermita, relumbrando como el sol. El abad que dice misa no la puede decir, no, monacillos que le ayudan no aciertan responder, no, por decir: amén, amén, decían: amor, amor.
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Levantóse Gerineldo
que al rey dejara dormido, fuese para la infanta donde estaba en el castillo. _Abráisme, dijo, señora, abráisme, cuerpo garrido. _¿Quién sois vos, el caballero, que llamáis a mi postigo? _Gerineldo soy, señora,vuestro tan querido amigo. Tomárala por la mano,en un lecho la ha metido, y besando y abrazando Gerineldo se ha dormido. Recordado había el rey de un sueño despavorido; tres veces lo había llamado, ninguna le ha respondido. _Gerineldo, Gerineldo,mi camarero pulido, si me andas en traición, trátasme como a enemigo. O dormías con la infanta o me has vendido el castillo. Tomó la espada en la mano, en gran saña va encendido, fuérase para la cama donde a Gerineldo vido. Él quisiéralo matar, mas criole de chiquito. Sacara luego la espada, entre entrambos la ha metido, porque desque recordase viese cómo era sentido. Recordado había la infanta y la espada ha conocido. _Recordaos, Gerineldo,que ya érades sentido, que la espada de mi padre yo me la he bien conocido.
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de Francia la bien guarnida, íbase para París, do padre y madre tenía. Errado lleva el camino, errada lleva la guía, arrimárase a un roble por esperar compañía. Vio venir un caballero que a París lleva la guía. La niña, desque lo vido, de esta suerte le decía: _Si te place, caballero, llévesme en tu compañía. _Pláceme, dijo, señora, pláceme, dijo, mi vida. Apeóse del caballo por hacerle cortesía; puso la niña en las ancas y subiérase en la silla. En el medio del camino de amores la requería. La niña, desque lo oyera, díjole con osadía: _Tate, tate, caballero,no hagáis tal villanía, hija soy de un malato y de una malatía, el hombre que a mí llegase malato se tornaría. El caballero, con temor,palabra no respondía. A la entrada de París la niña se sonreía. _¿De qué vos reís, señora?¿De qué vos reís, mi vida? _Ríome del caballero y de su gran cobardía: ¡Tener la niña en el campo y catarle cortesía! Caballero, con vergüenza,estas palabras decía: _Vuelta, vuelta, mi señora, que una cosa se me olvida. La niña, como discreta,dijo: _Yo no volvería, ni persona, aunque volviese, en mi cuerpo tocaría: hija soy del rey de Francia y de la reina Constantina, el hombre que a mí llegase muy caro le costaría.
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-- ¡Galiarda, Galiarda!¡Oh quién contigo holgase, y otro día de mañana con los cien moros pelease! Si a todos no los venciese luego matarme mandases, porque con tan gran favor grande esfuerzo tomase." "De dormir, dices Florencios, de dormir, sí dormiría; mas sois niño y mochacho, en corte te alabarías." Miró hacia al cielo Florencios, su espada empuñado había: "Con esta muera, señora, con esta muera, mi vida, si jamás por pensamiento, tal cosa me pasaría." Aquella noche Florencios cuanto quisiera hacía. Otro día de mañana a todos se lo decía. "Esta noche, caballeros, dormí con una doncella, que en los días de mi vida yo no vi cosa más bella." Todos dicen a una voz: "¡Cierto, Galiarda es ella!." Oídolo había un su hermano, tomado ha en sí la querella: "¡Por Dios! te ruego, Florencios, que te cases con ella." "No quiero hacer, caballeros, para mí cosa tan fea en tomar yo por mujer la que tuve por manceba." Aun bien no acabó Florencios de decir aquella nueva, cuando todos a una voz luego dicen luego: "¡Muera, muera, muera quien ha deshonrado a Galiarda la más bella!" Desque Galiarda lo supo gran enojo recibiera: "Pésame, mis caballeros, hagáis cosa tan mal hecha; lo que aquel loco decía no era cosa creedera. Hasta saberlo de cierto no le habíades de dar pena."
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Un
sueño soñaba anoche, PULSA AQUÍ PARA OTROS POEMAS S RELACIONADOS CON LA MUERTE. + + + PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS SOBRE SUEÑOS |
Parida estaba la infanta,
la infanta parida estaba; para cumplir con el rey decía que estaba mala. Envió a llamar al conde que viniese a la su sala; el conde siendo llamado no tardó la su llegada. _¿Qué me queredes, mi vida? ¿Qué me queredes, mi alma? _Que toméis esta criatura y la deis a criar a un ama. Ya la tomaba el buen conde en los cantos de su capa, mas de la sala saliendo con el buen rey encontrara. _¿Qué lleváis, el buen conde, en cantos de vuestra capa? _Unas almendras, señor, que son para una preñada. _Dédesme de ellas, el conde, para mi hija la infanta. _Perdónedes vos, el rey, porque las traigo contadas. Ellos en aquesto estando, la criatura lloraba. _Traidor me sois vos, el conde, traidor me sois en mi casa. _Yo no soy traidor, el rey, ni en mi linaje se halla: hermanos y primos tengo los mejores de Granada. Revolvió el manto al brazo y arrancó de la su espada, el conde, por la criatura, retiróse por la sala. El rey decía: _¡Prendedlo!; mas nadie prenderlo osaba. La infanta, que luego oyera rencilla tan grande e brava, a una de las damas suyas lo que era preguntaba. _Es que el rey, señora, al conde de traidor lo difamaba porque en la su falda un niño del palacio lo sacaba, creyendo que a vos, señora, el conde vos deshonrara. Sale la infanta de prisa adonde su padre estaba, y la espada de la mano de presto se la quitara, diciendo: _Oídme, señor, una cosa que os contara. El rey, que la quería bien, que dijese le mandaba. _Mía es la criatura que el conde, señor, llevaba, y el conde es mi marido, yo por tal lo publicaba. El rey, que aquello oyera, triste y espantado estaba: por un cabo quería vengarse, y por otro non osaba; al fin al mejor consejo como cuerdo se allegaba: con voz alta y amorosa dijo que les perdonaba. Mándales tomar las manos a un cardenal que allí estaba, y hacer bodas suntuosas de que todo el mundo holgaba, y así el pesar pasado con gran gozo se tornaba. |
Estase la gentil dama
paseando en su vergel, los pies tenía descalzos, que era maravilla ver; desde lejos me llamara, no le quise responder. Respondile con gran saña:_¿Qué mandáis, gentil mujer? Con una voz amorosacomenzó de responder: _Ven acá, el pastorcico, si quieres tomar placer; siesta es del mediodía, que ya es hora de comer, si querrás tomar posada todo es a tu placer. _Que no era tiempo, señora, que me haya de detener, que tengo mujer y hijos, y casa de mantener, y mi ganado en la sierra, que se me iba a perder, y aquellos que me lo guardan no tenían qué comer. _Vete con Dios, pastorcillo, no te sabes entender, hermosuras de mi cuerpo yo te las hiciera ver: delgadica en la cintura, blanca soy como el papel, la color tengo mezclada como rosa en el rosel, el cuello tengo de garza, los ojos de un esparver, las teticas agudicas, que el brial quieren romper, pues lo que tengo encubierto maravilla es de lo ver. _Ni aunque más tengáis, señora, no me puedo detener.* * * (Pulsa AQUÍ para leer la descripción de la mujer ideal de distintos poetas (descripio puellae)Y AQUÍ PARA LEER POEMAS SOBRE EL CUERPO DE LA MUJER |
Buen
amor, no me deis guerra,
Así os vea,
caballero,
Buen
amor, no me deis guerra,
*** _Vámonos a acostar, Pero Grullo, que cantan los gallos a menudo. _Hilar, hilar, Teresota, que si los gallos cantan no es hora.
*** ¿quién os manchó la camisa? _Madre, las moras del zarzal. _Mentid, hija, más no tanto, que no pica la zarza tan alto. *** |
Que me quiero
levantar *** la tu mujer preñada. _Juro a tal, no tengo, que vengo del arada. _¿Quién la ha empreñado, dilo tú, amigo? _Yo no sé quién, Dios me es testigo.
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So el encina, encina, so el encina.
Yo me iba, mi madre,
a la romería;
por ir más devota
fui sin compañía;
so el encina.
Por ir más devota
fin sin compañía;
tomé otro camino,
dejé el que tenía;
so el encina.
Halleme perdida
en una montiña,
echeme a dormir
al pie del encina,
so el encina.
A la media noche
recordé, mezquina;
halleme en los brazos
del que más quería,
so el encina.
Pesome, cuitada
de que amanecía
porque yo gozaba
del que más quería,
so el encina.
Porque yo gozaba
del que más quería
muy biendita sía
la tal romería;
so el encina.
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¡toda la noche me alumbres! ¡Ay, luna atán bella, alúmbresme a la sierra, por do vaya y venga. ¡Toda la noche me alumbres! *** saliome la luna: más me valiera, madre, ver la noche oscura. PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS DEDICADOS A LA LUNA
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y estáte aquí un poquito hoy y mañana y toda la semana. Aquí vienen las monjas cargadas de toronjas no pueden pasar por el río de la mar. Pasa una, pasan dos pasa la Madre de Dios con su caballito blanco que relumbra todo el campo. Aquí viene Periquito con un cantarito de agua caliente que me espanta a mí y a toda la gente.
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la mal casada, que miraba la mar cómo es ancha y larga.
*** la mi galera, toda va de verde de dentro y fuera.
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a Salamanca irás. Irás a do no te vean, ni te escuchen ni te crean, pues a las que te desean tan ingrato pago das. A Salamanca, el escolarillo, a Salamanca irás. Estábame yo en mi estudio estudiando la lición, y acordé me de mis amores: no podía estudiar, non. PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS SOBRE NIÑOS/ESCUELA
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Al alba
venid, buen amigo, |
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Ya
cantan los gallos, PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS DEDICADOS AL AMANECER |
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bien se le parece.
Quien
bien hila
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fui entrar por mi ventura, do falle toda dulçura a plaser muy sabroso; ................................... la entrada fue escura, obrado fue por natura de morar muy peligroso. En muy espesa montaña este vergel fue plantado, de todas partes çercado de ribera muy estraña; al que una vez se baña en su fuente perenal, según curso natural, la dulçura lo engania. Pumas e muchas milgranas lo çercan de toda parte, non se omme que se farte de las sus frutas tempranas; mas, amigos, non son sanas para quien de ellas mucho usa, que usando non se escusa que non menguan las mançanas. Calandras e ruiseñores en él cantan noche e día, e fazen gran melodía en deslayos e discores, e otras aves mejores, papagayos, filomenas, en él cantan las serenas que adormeçen con amores. La entrada del vergel a mí fue siempre defesa, mas, amigos non me pesa por saber quanto es en él; es mas dulçe que la miel el roçío que d’ el mana, que toda tristesa sana el plaser que sale d’el . PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS SOBRE LOCUS AMOENUS Y OTROS TÓPICOS LITERARIOS Y AQUÍ PARA LEER POEMAS SOBRE ÁRBOLES Y FRUTOS |
MOTE GLOSA Sola sois vos quien podés hazerme alegre de triste, pues tan penado me ves; señora, si possible es, transeat a me calix iste. Mas si algo os satisfaze esta mi muerte, mirad mi gran querer lo que haze, que si a vos plaze, a mi plaze complir vuestra voluntad. Mas antes mirar devés si el dolor qu'en mí consiste vos remediarle querés; mas, si possible no es, maneat in me calix iste. |
CANCIÓN QUE HIZO UN GENTIL OMBRE A UNA DAMA QUE LE PROMETIÓ, SI LA HALLASSE VIRGEN, DE CASARSE CON ELLA, Y ÉL, DESPUÉS DE AVERLA A SU PLAZER, GELO NEGÓ, SEGÚN MUESTRA LA CANCIÓN El que más, dama, ganó de lo que me prometistes, aunque negar lo quisistes, antes fue que fuesse yo, salvo si no se os cayó. Yo soy vuestro prisionero por la fe de grande amor y otro es más vuestro debdor que gozó de lo primero. El qual pues, dama, llevó lo más de lo que nos distes, haga lo que me pedistes, c'así lo hiziera yo ganando lo qu'él gano.
RESPUESTA DE LA SEÑORA Gentil ombre, diréis no a todo, pues desdexistes la verdad y os retroxistes, y vuestro querer faltó de lo que me prometió. Y cien mil muertes que muero por llevar vos lo mejor, ruego a Dios nuestro señor que juzgue lo verdadero. Con el qual no se perdió nada de lo que hezistes, bevirán mis días tristes, pues vuestro querer faltó a quanto me prometió. |
¡Ay
amigo, dulce amigo!
Esta
noche soñé contigo,
Anoche
contigo he soñado, |
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¡Al amor! ¡al Amor! muchachas, que viene desnudo y anda sin bragas. Viendo Amor que el Interés gozaba de tantas damas, por ponerse a lo galán se puso un día unas calzas. Por parecer caballero, fuese un día por la casa de estas mozuelas que sirven de hacer encajes y randas. ¡Al amor! ¡al Amor! muchachas, que viene desnudo y anda sin bragas. No llevaba allí más fuego que lo que lleva en el alma, ni en la mano el arco y flechas, ni en la faltriquera blanca. Concertó con una dellas, que era trigueña de cara, de dormir aquella noche y pagar a la mañana. ¡Al amor! ¡al Amor! muchachas, que viene desnudo y anda sin bragas. Las nueve toca el reloj, cuando el Amor se levanta, y cuando la niña pide de su trabajo la paga : «Fíame, dice el Amor, hasta la tarde, mi alma»; y ella, que entiende la flor, las calzas metió en el arca. ¡Al amor! ¡al Amor! muchachas, que viene desnudo y anda sin bragas. En carnes salió Cupido, por una calle se escapa; las vecinas que lo sienten se asoman a la ventana; doncellas le tiran piedras, zanahorias las casadas, y las viudas y monjas güevos de azar y naranjas. ¡Al amor! ¡al Amor! muchachas, que viene desnudo y anda sin bragas |
UNA DAMA PREGUNTA A DIEGO NÚÑEZ Señor, el qual de virtud y saber tenéis tal fama que muy grande multitud de gente, como a salud, muy enteramente os ama. Dizen que cosa tan buena no bive agora entre nos, que sois otro Cartagena y también que muy sin pena glosaréis las leyes vos. Porque vos sois el dechado de que tiran las lavores, que todo lo desechado que tenéis por olvidado no saben más los doctores. Y qu'en vos la discreción haze su aposentamiento, y con saber y razón, con entera perfectión, tenéis el mundo contento. Después desto oír hablar vuestras mañas por lindeza es cosa para espantar, dizen que no hay vuestro par en virtudes y nobleza. Por lo qual, por concluir, os demando de merced que a este torpe dezir no sea público el reír, vos solo, señor, lo ved. Porque soy una defunta que ha mucho que morí: quando del mundo partí, el alegría perdí con la vida toda junta. Sin la qual ningún discreto dirá bien lo que quisiere, quanto más quien caresciere de saber y assí fuere, como soy ombre imperfecto. Mas diréis con gran razón que soy muy más de culpar, conoscer la condición de mi gran imperfectión y con todo porfiar. Por ende por preguntar lo que yo saber querría, me quise assí aventurar, aunque sea de reprochar esta tan loca osadía. PREGUNTA Una cosa que desseo trabajo por alcançar, pésame quando la veo y más quando la posseo: ¿de dó nasce este pesar? Aquesta pregunta mía, que mis defectos despierta, es tal su sabiduría que bien saberlo podría qualquiera persona muerta. De grande merced os pido que luego me respondáis, pues tenéis, señor, creído lo que yo he comedido primero que lo veais. Mas si mi pregunta fuere a vos, señor, enojosa, no sea lo que yo quisiere, mas lo que servido fuere vuestra merced virtuosa. Fin Al qual besando las manos, pidiendo mucho perdón, le suplico, en conclusión, qu'esto esté como entr'ermanos.
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RESPUESTA DE DIEGO NÚÑEZ La perversa ingratitud que los perfectos desama, obrando por in virtud, en ofensa y servitud nuestros errores derrama. De suerte que nos ordena contra lo que quiere Dios que lo bueno se condena, lo malo no se refrena: ved qué diferencias dos. Que todo nuestro cuidado es seguir tras los errores: el mundo bive acordado en preciar lo despreciado y no las cosas mejores. Mas si la torpe afición no anduviesse tan sin tiento, las virtudes qu'en vos son serían sin división lumbres del entendimiento. Do se pudiesse mirar la humana naturaleza, mas pues caresce de amar toda cosa singular, passemos con su graveza. Tomemos su bevir lo contrario y entended qu’este es buen apercibir, pues que tome su sentir la merced por desmerced. Mirando vuestra pregunta tan alta la conoscí que mil vezes me moví a callar lo que creí que vuestra merced apunta, y por traer en efecto mi voluntad que no quiere lo que la razón requiere, púseme a lo que viniere por culpa de mi defecto. Así que dando ocasión para mis faltas mostrar, acordé sin discreción dar una definición a vuestro gran preguntar. Si no bastare acertar mi respuesta y fantasía, bastará mi declarar para poder aclarar mi poca sabiduría. RESPONDE A LA PREGUNTA Sí, señora, es lo que creo que causa tanto pesar no es la edad con que peleo, mas el cansado meneo del anciano trabajar, cuya edad nos desconfía de la hermosura cierta do murió la mancebía, do viniendo el alegría halla cerrada la puerta. Si en esto no he concluido tan bien que os satisfagáis, hazélo, que he conoscido que me tenéis tan vencido qu'en todo me sojuzgáis. Vuestra pregunta requiere perfectión en tanta cosa que sin ser vuestro no espere acertar el que dixere por ningún metro ni prosa. Fin Aviso de los humanos fuerça de la discreción, pues soy vuestro por razón, beso vuestros pies y manos. PULSA AQUÍ PARA LEER POEMAS DE CONTENIDO ERÓTICO |
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