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Rupturas
disimuladas tras una carita sonriente
Una mosca |
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RUPTURAS DISIMULADAS TRAS UNA CARITA SONRIENTE
de incredulidad cuando te hablo acerca de los frágiles mecanismos ocultos tras una apariencia infantil.
Como no crees en ellos, lo dejaste caer y me miraste victorioso al ver su superficie intacta a pesar del impacto.
Imagina lo que sentí al recogerlo y escuchar esa pieza suelta en su interior. |
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Les miramos pasar nadando a nuestro lado y nos abrazamos. Así llegó la lluvia golpeando con insistencia rítmica la chapa del coche.
Secos, calientes y felices tratamos de sujetar dos peces en un único nombre, como si no tuviésemos nada en común con esas figuras que corren mojándose en todas direcciones.
La felicidad es el agua en la red de un pescador.
El cielo comienza a aclararse, y con la luz, los peces saltan en el agua escogiendo caminos diferentes.
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Una mosca golpeándose reiteradamente contra el cristal.
Abandono mi lápiz sobre el papel, la dejo salir, y cierro de nuevo la ventana.
Reanuda su tarea desde el exterior.
Nos entendemos: todo puede resumirse en el acto de huir.
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Una fresca corriente fluye entre los márgenes horarios de oficina.
En la continua tormenta de trenes y autobuses me deslizo sobre la tinta que dibuja los acontecimientos.
Sus imágenes constituyen una fuente inagotable de diversión.
“Les invitamos a mirar tras la pantalla”
Innecesaria la repetición incesante del mensaje:
Su curso es trasparente porque los cientos de ahogados que deja la marea tienen su tercera dimensión lejos de aquí. |
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