Acudes al desfile, Natacha Merritt,
porque adoras todavía las miradas.
Es la pasarela lo que no te gusta,
esta calle plomiza y normal
que de día chilla que no soporta
que tú sigas siendo noche.
Natacha Merritt, la luz cenital
en camas que no se mencionan
después de las diez. El horario
de la gente buena no te concierne.
Danza y desánimo, apenas
una transición, un parpadeo.
Desfilas aún por estas calles
que odias. Olvidas el nombre
del último cuerpo. Borrosa,
como mal dibujada, pides
el periódico de mañana
aunque te dicen que ya es hoy.
Y tú también, como las mujeres
del suplemento a color
con jarras en la cabeza,
sales en busca de agua.
Por la mañana. Muy pronto.
Por el desierto.
(de Una oveja sueña)